Mensaje de fin de año de Kiko Argüello

En nuestra sociedad, por fin de año, existe la costumbre de que el jefe del estado dé un discurso a toda la nación. En algunos países, el discurso se adelanta a la Noche Buena, en otras naciones, el discurso tiene lugar en la última noche del año.

Obviamente el gran líder espiritual de los kaminantes, no iba a dejar a los suyos sin un ¿edificante? mensaje de fin de año, que pueda ser degustado, meditado y proclamado por los suyos durante el año entrante en cuanta ocasión se presente.

El mensaje que les ha caído este fin de año y que Alejada ha facilitado, es el siguiente (se ha dejado tal cual, con su peculiar “hortögrafïa katekumenal”):

Eres un cerdo... OINK OIK... luego Dios te ama

«Ante la profunda crisis que está pasando la sociedad quiero deciros algo que tal vez nunca hayas escuchado, "Dios te Ama", escúchalo muy bien ¡Dios te Ama!»

Resalto de nuevo que es un rollete del jefazo para los coleguis del caminito que no lleva a ninguna parte; no es un mensaje que se imprima en octavillas y se reparta por las plazas, tampoco se emite en la radio ni se publica en los periódicos, sino que su distribución se limita a los ambientes neokikomenales… en donde debe ser usual no tener ni idea de que Dios nos ama.

Pero mejor aún es lo que sigue: la descripción de la catadura moral de un neocatecúmeno típico (recuérdese que es a ellos a quienes se dirige en mensajito).

«A Él no le importa que hayas ido a un prostíbulo porque ¿sabes algo? No tiene asco por ti, Él no se escandaliza de tus pecados, a Él no le importa que caigas y caigas en lo mismo, que desnudes a las mujeres en tus pensamientos, porque para los demás podrás ser un cerdo, pero para Dios eres lo mas preciado que existe y cada día te da una oportunidad nueva para que lo conozcas, una oportunidad nueva para entrar en conversión».

Naturalmente al ultra-profeta blanco del camino no se le oculta qué es lo más preciado para Dios, por ello tiene clarísimo que el aprecio de Dios no está destinado a las víctimas de los pecados de otro, sino al otro que hace uso y abuso de los demás, convirtiéndoles en víctimas de sus pecados (lo siento por las salmonetas, pero es mejor que asuman que ellas nunca serán lo más preciado para Dios), especialmente si el tal otro es un obseso sexual, pues en su mensaje resalta el interés del líder por tales dolencias.

¿Acaso a Dios no le importa que me dañes una y otra vez?

«Tal vez has estado en un tiempo de perdición, viviendo como un animalito que no razona, manchando tu cuerpo, teniendo parejas aquí y allá, con un hombre y otro hombre o con varias mujeres. Tal vez Dios no te importa, quizá has sentido que Él te limita para lo que tú has querido vivir, seguro has tenido casa, joyas, viajes, pero a pesar de eso te aseguro que existe un vacío, una soledad tremenda en tu corazón.

Pero ánimo yo no te juzgo, ¿Quién soy yo? Porque yo no soy ningún bueno, soy peor que tú porque yo he injuriado, mentido, ¡yo he odiado! Sin embargo él Señor me ha ido renovando a través del tiempo, me está transformando en un hombre nuevo y por eso me permite anunciarte esto hoy; Creedlo, Abre el oído, ¡Dios te Ama! y ha enviado a su Hijo el único a morir por todo lo que hayas hecho, y es tanto su amor que quiere que salgas de donde te encuentras ahora, Dios te ama aunque tengas una atracción homosexual, no importa como hayas ensuciado tu cuerpo, El te ¡Ama!»

En el CNC sólo hay sitio para los peores de los peores, por eso no es lugar para quienes viven de cara a Dios, conscientes que no se puede seguir a Jesús “sin ningún esfuerzo” y sabiendo que ello significa no fiar nada a los puños, sino fiarse por entero a la Gracia y la Misericordia divinas. No es el CNC lugar para quienes buscan la justicia, ni para quienes han sido víctimas de los abusos de otros, porque en el CNC a las víctimas se les exige (sí, se exige), que pidan perdón a los verdugos, mientras que a esos verdugos se les dice que no pasa nada, que Dios les ama como son.

No soy cerdo, pero me he hecho rizos para serle grato

«¿Te das cuenta? no te condiciona para quererte como lo hacen los demás, deja de mendigar Amor; deja de pedir que tu novio te quiera solo un poquito, que tu madre te quiera solo un poquito, la vida no te viene de ellos, te viene de Dios que no te da "solo un poquito de amor" sino que te da su sangre, se dona a ti. Experimenta la verdadera felicidad, reconcíliate con tu historia, con tus padres, ponte en paz con Él y tendrás una vida plena».

 En el CNC, en cambio, si hay leyes, reglas, normas y condiciones que deben ser cumplidas sí o sí para ser aceptado: hay que hacer el trípode sí o sí, hay que dar el diezmo sí o sí, hay que obedecer a los kikotistas sí o sí, hay que abrir el tálamo matrimonial al kikotista sí o sí, no puede haber igualdad entre hombre y mujer, sino que ella ha de estar sometida a él sí o sí, hay que obligar a los hijos a caminar sí o sí… Y muchas más que no detallo.

«Si así tu lo quieres yo puedo ayudarte, te invito a que vivas en Comunidad y experimentes el perdón de Dios».

El último párrafo describe el ombligo del kikismo: en el centro del CNC no está Dios ni su Palabra, el centro es la comunidad y su profeta, el que puede “ayudarte” siempre y cuando renuncies a ser tú mismo para dejarte transformar en un nuevo kiklón.

Y ¿cómo es un kiklón? El mensajito kikil lo describe: un inadaptado, alguien sin empatía que sólo se busca a sí mismo y vive obsesionado por el sexo y la sexualidad. Nada que ver con los bienaventurados que se relatan en los Evangelios.