Convivencia de inicio de camino (XXIII)

«En los mártires se ve la absoluta convicción de que Jesucristo estaba en ellos, que ellos son Cristo. Se lee en los "Hechos de Perpetua y Felicidad", o en los de Policarpo. Esto es tan real, que es lo que predica la Eucaristía: tú bebes la sangre de Cristo y su sangre es redentora porque completa lo que le falta a la pasión de Cristo, porque es la sangre de Cristo.

Si no entendemos esto, no hemos comprendido nada. Nos hemos quedado en los oropeles. ¡Dichosos los que no se escandalicen!

Os puedo leer un artículo de Congar y Rahner que dice: en el futuro de la Iglesia no habrá más protestantes o no protestante; habrá un nuevo cisma: los que están con el Concilio y los que están contra el Concilio.

Esto fue profético, porque ya lo tenemos. Estamos más cerca de muchos protestantes que de parte de la Iglesia que nos quiere derrotar y matar. Hoy el cisma viene de quienes no aceptan el Concilio y dicen: pero ¿qué Concilio? El de Trento! ¡Eso sí fue un Concilio! Y creen que el Vaticano II no es sino basura que hundirá a la Iglesia y por otra parte los que siguen al Papa y al Concilio que ha dicho: renovación para la Iglesia, con todo lo que ello significa.

Y dentro de la renovación litúrgica renueva todo: la Misa, el Salterio, los libros litúrgicos, los rituales, la estructura, etc. Porque es lo que ha dicho el Concilio.

Tomando del Concilio sólo lo que les apetece

Y si la tomamos con el Concilio, la tomamos con la Iglesia, que es lo que hacen esos tales que aceptan sólo los Concilios que les gustan».

Eso es lo que se hace en el Camino; además de las ansias por derrotar y acabar con la Iglesia de siempre.

«Es lógico que ante la renovación la gente se escandalice porque viven en la religiosidad natural y si les tocas algo se mueren, porque para ellos todo es inamovible.

Por fuerza después de cinco siglos de fijación general porque fue necesario, se necesita mucho tiempo para entender. Inmovilismo litúrgico nunca había habido en la Iglesia.

La liturgia siempre ha sido cambiante. La liturgia primitiva, dentro de su unidad, presentaba formas variadísimas. Cada nación tenía sus rituales. El rito mozárabe español presentaba en la Misa cuatro lecturas y una anáfora para cada Misa. Cada país tenía su propia forma de expresarse exteriormente.

Y esta renovación litúrgica continuará. No ha hecho más que empezar. Hay mucha gente a quienes les gustaría que se cerrasen y se arreglasen las cosas de una vez por todas. Pero no. Esta es una renovación litúrgica muy seria, y no se deben poner palos en las ruedas, amordazando los carismas que Dios suscita en su Iglesia.

Incluso ayer, cuando hablamos del tabernáculo, de la custodia... ¡Madre mía! pero ¿qué sucede? ¡Entonces en el tabernáculo no está Jesucristo! ¡Por favor! No es eso. La gente no entiende y se escandaliza. Había tanto abuso en la liturgia, hasta el punto de ser más importante la custodia de la especie que la Misa, -la gran aclamación eucarística- hasta el punto de que la Constitución de la Liturgia dice que cuando se celebra la Eucaristía, el Santísimo no debe estar expuesto; por lo que, de ser posible, el tabernáculo no debe estar en la nave central. ¿Esto quiere decir tal vez que estamos en contra de la presencia de Jesucristo en el Tabernáculo? ¡Por Favor! Tenéis que entender por qué el Concilio dice estas cosas.

El Concilio ha comenzado a renovar la Liturgia y seguirá adelante para responder a la desacralización.

El Concilio también ha respondido a un proceso de descristianización, porque tenemos una fe infantil, insuficiente, de primera comunión, porque no hemos tenido una verdadera y propia catequización. Esta es la raíz de todos nuestros problemas: ¿quién nos ha educado en la fe?

Fe infantil que necesita apoyarse en otros

Tuvimos una catequesis de Primera Comunión, tal vez estudiamos religión en la escuela como una asignatura y nada más. ¿Quién nos ha enseñado a orar? ¿Quién nos ha dado un Espíritu capaz de transformar nuestra vida? ¿Quién nos ha dado una verdadera iniciación cristiana? ¿Quién nos ha enseñado a responder al mal con bien?»

Sólo la Iglesia puede dar ese Espíritu. Y lo transmite en el Bautismo. Si viene otro diciendo que él lo reparte, engaña.

«Por esta razón, el Concilio ha renovado su teología poniendo foco en todo el esplendor del misterio pascual de Jesús, dejando de lado tecnicismos y filosofías que no tienen nada que ver con el cristianismo».

Tal vez sea que Kiko no entiende lo que es la teología, porque la realidad es que la de la Iglesia de hoy ni es ni puede ser diferente de la teología de la Iglesia primitiva.

«Y ahora tenemos una nueva tentación: recubrir el cristianismo de psicología y socialismo y lo que quieras.

Le ponemos un revestimiento porque no creemos en Jesucristo. Necesitamos un poco más de seguridad, algo que entre en la razón: lo que creemos.

Por esto hoy nos encontramos en un momento maravilloso, porque está resurgiendo el cristianismo. Aunque luego saldrán filósofos a escribir grandes libros y folletos voluminosísimos: "Marxismo y Jesucristo: puntos clave de no sé qué..." Y dirán: 'Ya Freud dijo...' Y todos correrán tras estos libros que nos dan toda una serie de garantías. No entiendo la filosofía como ciencia; me refiero al revestimiento del cristianismo con la filosofía.

El Concilio ha renovado la teología y ha hablado de catequesis, de catecumenado para adultos. Y es curioso cómo el Concilio habla de catequesis y no se dan en ninguna parte; nadie quiere dar catequesis. ¿Quién hablará? Si se trata de un sacerdote, la gente no va. Me dijo un párroco de Roma: cuando el Concilio habló de la necesidad de catequesis en la renovación litúrgica, llamé al padre Marsili, benedictino de S. Anselmo, uno de los que más saben de liturgia en el mundo, que también es amigo nuestro; la primera noche vinieron 37 personas, la segunda vinieron los 17 que van a todas las cosas: la señora no sé qué de la adoración nocturna, fulano de tal de los boys scouts, etc. ¿Qué sucedió con toda esa masa de gente que vino a Misa el domingo? Aunque el párroco había llenado la entrada de la iglesia con carteles que anunciaban la catequesis, nadie apareció.

El moralismo con que son revestidos...

El Concilio habla de la catequesis porque hay que desmontar muchas ideas de la gente. Debemos darles una palabra de verdad, un cristianismo vivo, debemos despojarles del moralismo que llevan adherido: que todo se basa en nuestros puños, en nuestro esfuerzo y nuestras obras.

La gente cree que el cristianismo es una ley que hay que cumplir a fuerza de puños; y puesto que todos se sienten muy burgueses y perezosos no quieren complicarse demasiado las cosas con tantos pasteles: a Misa el domingo y poco más... y luego uno se va a casa, se pelea con la esposa y, si al domingo siguiente quiere comulgar, se confiesa y basta».

¿Estará describiendo la vida de sus padres?

«Frente a un proceso de crisis de fe, porque no se dan los signos de la fe, el Concilio se ha proclamado "ecuménico". Y con cuanta sorpresa la gente que pensaban que los protestantes eran... ¡Madre mía! ¡Todos al infierno! y que los hebreos son la sinagoga de Satanás, los que mataron a Jesús; ahora se enteran de que los protestantes son nuestros hermanos y los judíos nuestros amigos.

La gente necesita catequesis para que se le expliquen todas estas cosas, porque el cambio es muy grande, serio y profundo. Por esto cada vez que ha habido un Concilio, Dios ha suscitado carismas, santos que han llevado adelante el Concilio y se lo han acercado al pueblo. También ha habido Concilios que se han abortado porque la Iglesia, por sus pecados, no los ha aceptado.

Digo con el corazón en la mano que el Concilio es una gran primavera para la Iglesia. Aunque muchos quieren ver enemigos por todos lados y tratar de oponer una reacción, una reacción conservadora. Pero el Espíritu Santo no puede ser enjaulado y sacará adelante la renovación deseada por el Concilio.

Este Concilio no ha declarado ningún dogma. Se ha hablado de diálogo con los ateos. Todo esto es algo grande para la Iglesia que sale de un período de lucha con el modernismo, en una posición de condena contra el mundo y contra todo. El Espíritu Santo dijo: ¡Ánimo! y abrió un poco la puerta. Para mí es una maravilla. El Espíritu Santo ha comenzado a soplar con potencia».