El largo paréntesis de 17 siglos (I)

En las kikotesis iniciales, se insiste en que el catecúmeno debe conocer la historia desde el punto de vista de la fe. Debe aprender a reconocer la huella de Dios en los acontecimientos históricos. 

Aquí hacen un quiebro y, de repente, resulta que la figura de Abraham (que hasta ahora había sido eso, una figura más literaria que histórica) es presentada como fuente histórica de toda solvencia. Pasa lo mismo con Jacob, Moisés, David, profetas… figuras a las que dan la misma verosimilitud histórica que al Jesús histórico, a Simón llamado Pedro o a Pablo, el perseguidor convertido.

Eva y Adán, solventes figuras históricas

Así, de acontecimiento histórico irrefutable en acontecimiento histórico irrefutable, te encaminan desde el nómada Abraham que tuvo un hijo a los 100 añitos de nada, dato histórico de probadísima solvencia, hasta el emperador Constantino… Y llegados aquí, inesperadamente, los kikotistas pierden todo interés por los hechos históricos y pintan un paréntesis de 17 siglos que no merecen la pena ser conocidos ni estudiados, según ellos.

Pero, ¿no era imprescindible aprender a reconocer la acción de Dios, a través de todos los tiempos, en la historia de sus elegidos? ¿No había que ver los acontecimientos históricos desde el prisma de la fe y aprender que Dios actúa y conduce a su pueblo hacia la salvación?

Pues precisamente esa es la razón del paréntesis: Dios se manifiesta al pueblo elegido y sólo al pueblo elegido. Es obvio que hasta la llegada del Mesías el pueblo elegido fue el pueblo judío, pero también lo es que estaba profetizado que el Mesías no sería reconocido por su pueblo, para así poder abrir la salvación a los gentiles.

Pero los kikistas son de la opinión de que Constantino lo estropeó todo. En realidad lo que hizo Constantito fue decretar la libertad de culto, nadie sería perseguido por sus creencias religiosas, fuesen las que fuesen. Él mismo siguió haciendo ofrendas a otros dioses y no se Bautizó hasta el final de sus días, pero es cierto que se rodeó de consejeros cristianos. Y que ordenó financiar a la iglesia cristiana.

Constantino, instrumento del maligno

Por eso el cristianismo, que hasta entonces se había sostenido con las dádivas de los cristianos, floreció en tiempos de Constantino; porque es muy humano arrimarse a los poderosos.

Podría pensarse que tanta fortuna respondía al designio de Dios que bendecía así a los gentiles que se convertían, ¿no? Pues no, dice Pako el penas que “El cristianismo tradicional no tenía nada de cristianismo y daba asco, estaba privado del nuevo Espíritu recibido del Cielo“ (las citas son de las kikotesis de inicio). 

Es decir, según Pako -que como todos deberíamos de saber tiene el don de discernir hasta las más ocultas intenciones de cualquier ser vivo, difunto o por vivir- la libertad de culto decretada por Constantino fue usada por el enemigo para pervertir a las pequeñas comunidades cristianas, que de ser pequeñas y pobres pasan a ser una única gran Iglesia universal (católica) donde nadie tiene fe verdadera sino afán de riqueza. 

Sigue diciendo Pako que al pervertirse la Iglesia, desaparece el sabio proceso de catequización de los paganos. Dejan entrar a todo el que quiere y, aún peor, adaptan el cristianismo a las creencias paganas. Se inventan rituales para todo, se inventan vestiduras y dignidades clericales, se inventan festividades y celebraciones, se levantan fastuosas catedrales que se decoran con lujo, las celebraciones religiosas se adornan con instrumentos y con cantos…

Curioso. ¿No hacían lo mismo los judíos? Pues mientras que al kikisko le parece bien lo hecho en la época de los patriarcas, lo hecho en la Iglesia católica le parece fatal, por más que lo imiten en su domus Galileae, que no es precisamente una tienda en el desierto, aunque sea mucho menos artístico que una catedral.

No hay intención que Pako no pueda ver

Pero lo peor, según Pako, es que se deforma el Sacramento de la Eucarístia: “Las ideas sacrificiales han entrado en la Eucaristía por condescendencia, surgida por el momento histórico, con la mentalidad pagana”… “Por ventura, ¿necesita Dios de la ”sangre” de su Hijo para aplacarse? ¿Pero, qué clase de Dios nos hemos fabricado? Hemos llegado a pensar que Dios aplacaba su ira con el sacrificio de su Hijo a la manera de los dioses paganos” “en la Eucaristía primitiva no había ningún sacrificio cruento; o sea, alguien que se sacrifica: Cristo, el Sacrificio de la Cruz, el Calvario, sino solamente un sacrificio de alabanza”.

Y aún hay más, porque se inventan otros Sacramentos como la confesión:

"En la Iglesia primitiva, la primera explicitación de aquello que podemos llamar Sacramento de la Penitencia para los bautizados que, después de haber seguido el camino lo abandonan, es la excomunión, porque la Iglesia no es una cosa jurídica, sino sacramental. No se puede comprender la Penitencia sin una noción sacramental de la Iglesia. Si pasamos a una visión jurídica de la Iglesia, como acontecerá después, la Penitencia adquirirá también una dimensión jurídica."

"Al poco la expiación perdió su carácter esencial, porque aparecieron una serie de abusos, pudiendo ser compensada con limosnas, con Misas y ayunos. La expiación degeneró y perdió su valor. Apareció entonces, como expiación mayor, el hecho de confesar los pecados. La CONFESION de los pecados, por la humillación que comporta y por la vergüenza que se experimenta al hacerla, comenzó a tomar un sentido de expiación. Así entramos en un período en que la CONFESION de los pecados era el centro de la Penitencia."

"Los franciscanos y los dominicos propagaron, en todo lugar, la CONFESION particular como una devoción. Apareció la CONFESION muy frecuente, al contrario de la Iglesia primitiva."

"Así, la CONFESION se transformó en algo tan privado que no se veía la comunidad en ningún lado. El sacramento no era más la expresión de la comunidad eclesial, sino una devoción privada, personal. Todas las degeneraciones nacieron con la pérdida del sentido comunitario de la Iglesia como Sacramento. Entonces la Iglesia quedó solamente como un centro jurídico, donde las personas se salvan. La Penitencia, una vez perdida la columna de la comunidad, se transformó en CONFESION individual."

"Así, llegamos al Concilio de Trento. Con este Concilio, del siglo XVI hasta el siglo XX todo permanece bloqueado. Aparecen los confesonarios; las "cajitas" son bien recientes. La necesidad del confesonario nació cuando se comenzó a generalizar la forma de la CONFESION privada, medicinal y de devoción, propiciada por los monjes. La CONFESION como medio de santificación personal, así como la dirección espiritual, todo hace parte del Camino de la perfección."

"Pero, en Trento, se vio todo a la luz de las esencias, de la eficacia y se perdió de vista el valor sacramental de la señal. Por eso, tanto hace que la comunión sea con el pan o con la hostia, que no parece pan y, sí, papel; que el vino lo beba uno sólo o que beban todos, porque el sacramento se realiza del mismo modo. Se encaró, por tanto, mucho la eficacia del Sacramento de la Penitencia para perdonar los pecados, y la absolución se torna un absoluto. La CONFESION, así, adquirió un sentido mágico, y que la absolución por sí misma es suficiente para perdonar los pecados. La absolución perdona los pecados y usted queda tranquilo."

(continuará)