Mamotretos varios

sábado, 3 de mayo de 2025

Dios te quiere pecador (I)

 


Una experiencia más sobre lo que predica el Camino.

 

No soy del Camino y nunca lo he sido, de hecho cuando llegaron a mi parroquia no sabía quiénes eran.

Todo empezó con el nuevo párroco. Lucía barba y sus sermones delataban un moralismo trágico y fatalista según el cual cualquier esfuerzo por ser mejores era un error, una insensatez o una muestra de soberbia, pues lo honesto, según él, sería reconocer la imposibilidad de hacer el bien y actuar en consecuencia, es decir, practicar el mal sin remordimiento, fiados en la misericordia de Dios que “te ama pecador”.

Tras el párroco propagandista de la aceptación del mal que sale del corazón del hombre como la forma “honesta y humilde” de vivir, llegaron unos tipos ruidosos, folloneros y guitarreros, ninguno era feligrés de la parroquia, pero se hicieron cargo de diversos cursillos y catequesis para niños y jóvenes: postcomunión, postconfirmación y charlas sobre los diez mandamientos.

Lo que sigue se refiere a diferentes momentos de las sesiones dedicadas al sexto mandamiento ante una audiencia formada mayormente por gente joven, algunos menores de edad.

Los organizadores dividieron a los participantes en pequeños grupos, separados por género para favorecer la libertad a la hora de hablar. De repente me encontré rodeado por desconocidos de edades y estilos de vida muy diferentes: quien alardeaba de su promiscuidad, quien había vivido un aborto, otros resentidos y agresivos que usaban el sexo como arma, otros adictos a la pornografía y otros vicios, cónyuges cuyos matrimonios estaban en desorden o en crisis, pero también personas castas, vírgenes y algunos menores.

Tras el debate, el secretario de cada grupo dio cuenta, sin nombrar a nadie pero delante de todos los participantes, de las respuestas al cuestionario.

Nadie nos avisó de que iba a haber este "trabajo en grupo" que ocasionó momentos extremadamente desagradables. Además se planteó como actividad obligatoria, no opcional, sino necesario para el proceso que llamaron de “encuentro con el Señor”, de descubrir qué había hecho ese señor en la vida propia y en la de los demás. Se dio por sentado no solo que todos tenían algo que decir, sino también que todos, inspirados o empujados por el mentado señor, querían contar sus asuntos personales y escuchar los de los demás.

Sin cuestionar la caridad y discreción de los participantes forzar este tipo confidencias íntimas fue, en sí mismo, una intromisión y un abuso. Además, la charla previa estuvo saturada de ejemplos concretos y explícitos, para que los asistentes entendiéramos que había que eliminar los filtros de la prudencia y el decoro y no omitir los detalles morbosos.

Por desgracia, muchos mostraron impudicia al exponer los detalles más delicados de la sexualidad, algunos parecían pensar que la sexualidad era un juego. Se mencionaron asuntos que no son para tratar de forma superficial ante desconocidos, sino en un ambiente controlado, como en una confesión bien hecha o en una clínica psiquiátrica o incluso ante un tribunal. En cambio, se nos reclamó "acoger al otro escuchando su experiencia y compartiendo la propia".

Hubo una petición de no contar nada a quienes no participaban en las charlas, pero algunas coincidencias nos llevaron a comprender que los organizadores sacaban de las declaraciones más “jugosas” material para los ejemplos de apoyo de las charlas.

Cuando posteriormente descubrimos los mamotretos, no nos sorprendió que Kiko respalde sus afirmaciones con lo más sensacionalista de las confesiones públicas obtenidas en los escrutinios (en algunos casos relatadas íntegramente).

Al terminar las charlas hubo una convivencia en la que algunos casados expusieron públicamente hechos que solo debían ser conocidos por el confesor. Esto ocurrió incluso con el cónyuge presente y delante de muchos desconocidos.

Más tarde reconocí el lenguaje y la actitud de estas personas como neocatecumenales. En aquel momento no sabía que en las comunidades neocatecumenales se trascienden la intimidad del individuo y de la pareja, hasta el punto de obligar a los matrimonios a someter cuanto sucede en el “tálamo” a la supervisión de los llamados "catequistas inspirados".

En la praxis neocatecumenal, la banalidad con que no solo se anima sino se reclama y se impone contar ante todos los sucesos y vivencias de los matrimonios degenera en poco tiempo en tal cantidad de confidencias ilícitas, que todos conocen la intimidad de todos, lo que les lleva a sobrepasar los límites de lo que es lícito pensar, decir y hacer sobre la vida de los otros. Cuando la gente no está acostumbrada a la abstinencia, sea verbal, psicológica o física, existe el riesgo de rozar la violencia, tanto moral como física. Por desgracia esto no es raro en el neocatecumenado.

Durante las charlas, a quienes no quisieron exponer su intimidad ante desconocidos se les advirtió que no fueran como el necio que se pierde el "paso del Señor" y renuncia al cielo “por aferrarse a la buena fama propia”. Poco a poco se fue desacreditando a quienes rechazaban el dogma neokiko de la inevitabilidad del vicio y la obligación forzada de compartir lo que solo debería salir en confesión sacramental.

Para algunas sesiones de las charlas se hizo venir a colaboradores (neocatecumenales) a dar su “testimonio de conversión”. Algunos de ellos reconocieron haber causado graves daños a su propio matrimonio o a los de otros, pero lo contaban como si fuese una gran noticia estupenda porque así habían dado ocasión a Dios de mostrar su misericordia divina como «cancelación de la deuda», nunca se mencionaba la responsabilidad del pecador, mucho menos la necesidad activa de enmendar los daños. Para colmo, el presbítero cuestionaba explícitamente la reparación, enseñando que el pecado es un acto tan grave que el hombre está loco si piensa que puede enmendarlo.

 Al combinar esta noción con la de la imposibilidad de evitar el pecado, la conclusión es que no merece la pena el menor esfuerzo por actuar bien. Esta es la kenosis del Camino.

Esta actitud, además de contraria a la verdad, es un ataque despiadado contra las víctimas del pecado de otro.

 

Seguirá…

12 comentarios:

  1. La Biblia contradice a los protestontos y también al Camino. Dice quasi literalmente que Dios quieren que todos se salven, y que el precio del pecado es la muerte. Tu te puedes limpiar los pecados, pero al final la confesión dice que ha de tener propósito de la enmienda.

    A mí me causa dolor las contradicciones con lo que siempre he visto del catolicismo. Con el Camino descubrí la Biblia, ni me la había leído, pero a veces siento que como los protestantes quieren que escudriñes la Biblia como para que hagas como los protestantes escoger unos versículos y otros no porque no les cuadra.

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  2. Otro comentario, perdonad que os de la murga y que no entienda nada. No a las afectividades, supongo que será que no estás ahí para hacer amigos, pero parece que a unos les permite tener amigos y juzgar y otros no dependiendo de quién seas en el Camino.

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    1. Nada de afectos ni sentimentalismos ridículos, ni siquiera con tus hijos; pero es indignante ver a los catequistas como se comportan entre ellos y en privado, y con sus hijos como los sobreprotejen les dan todo y hasta los envían a estudiar al extranjero, o a los mejores colegios y universidades ( y sabes con el $$$ de quienes?), los equipos de catequistas no trabajan en nada, contradicen las Sagradas Escrituras y a San Pablo en este punto y en otros.

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  3. "Sois muy buenesito eeeh... ya "dios" te hará caer en pecados y hará quedar como un tonto para que te veas que sois un pecador un malvado, este camino es para pecadores". Lo anterior lo oí mil veces a los retorcidos y tentadores catequistas (kikotistas). esto y otras perlas de esos pseudocatesquistas raya con la herejía.

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  4. Dios te quiere pecador, no pasa nada, ya él te dará la conversión cuan lo vea bien, la predicación de esta gente del camino está llena de sofismas y ambigüedades.

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    1. Perdón, soy la última y poco enterada, pero después de leer todo lo que habéis pasado en este mal llamado camino... ¿Esto no es denunciable? En cualquier Comisaría no dejan hablar tan abiertamente de las intimidades de un matrimonio. No sé, se me ha ocurrido.

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  5. No se como es en otros lados pero en centroamerica son financiados y controlados por familias adineradas. Algunas tienen un hijo kikocura. Eso les da poder sobre el "resto". Tanto que critican al Opus y son peores. Se mueve mucho dinero, el cual supuestamente "detestan". Las contradicciones.

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  6. El kikoismo (que no tiene nada que ver con el verdadero catecumenado que es la formación adulta para los que van a recibir el bautismo), es una zarta de invenciones de un españolito fanfarron que no sabe un carajo de teología. Todo el concepto de "soy una mierda" (tratando de imitar a Pablo que dijo "soy un hombre miserable" pero de mala forma pues Pablo se referia a su condición de pecador sin Dios y en otro lado reconoce que todo lo puede en Cristo), es un atentado a la dignidad humana pues en convivencias, escrutes y demás se pisotea a la persona, so pretexto de que sean "humildes" y lo que hacen es totalmente opuesto a lo que predica el Evangelio. Se reconocen "pecadores" pero son los primeros en lanzar piedras al projimo que no esta de acuerdo con sus aberraciones. En el fondo, la gran mayoría se creen una raza superior de cristianos, con sus hijos kikocuras y sus grandes logros. Hablan mucho de Jesucristo, pero practican muy poco sus enseñanzas al querer imponer su modelo de cristianismo (si es que eso se puede llamar así) que dista mucho del real. Jesucristo invitaba a la conversión pero ante todo con amor, no con manipulaciones psicologicas y sin presiones de ningún tipo. Lo que se vive en el Kikoismo es de locos.

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    1. Es lo que sucede cuando se cambia humildad por humillación.

      Se habla mucho en la secta de la dignidad de los hijos de Dios, pero la pisotean a nivel profesional.

      Y luego dicen, o escriben por aquí, que lo normal es la contradicción....Parafraseando a un tal San Agustín:

      Examinar la escritura, y veréis que todo concuerda.

      Pero claro, para ello hay que usar la razón. Jamás crucificarla.

      Por cierto, eso de crucificar la razón, también lo usan aleatoriamente, para no variar, así pues, cuando conviene piensan y hacen una cosa, y al minuto siguiente la contraria. Estos tiempos de la post modernidad es lo que tienen, que viene a pasar que a las mentiras tamaño catedral, les llaman cambios de opinión.

      Para no cansar, demasiado sociópata suelto.

      -sepul-

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    2. Les escuché decir que el ayuno desde la adoración de la Cruz del Viernes Santo hasta la vigilia pascual ,como hacen ellos, es más lógico que ayunar el Viernes Santo. Ahí se les debió olvidar lo de "crucificar la razón"y que "el que obedece no se equivoca"

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    3. Eso del ayuno es otra chambonada que es una desviacion del verdadero ayuno. El ayuno no es obligatorio para mayores de 60 y se puede reemplazar por comer menos o con alguna caridad. Una patas negras de más de 60 años se puso a ayunar y termino desmayada en la Pascua. Crucificó la razón demasiado rápido. El catecumenado es para gente sumisa, si cuestionas algo, eres proscrito. Estoy seguro que Jesucristo hubiera sido llamado "hijo del demonio" por Kiko Arguello.

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  7. Han tenido que recular en muchas cosas debido a que la gente se les estaba hartando. Ya "el reina del hogar" no lo mencionan mucho. La obsesion con los tediosos y largos laudes es una carga indomable para el trabajador. Hay gente de recta intención allí, pero los métodos por lo general son bastante incorrectos y ni decir del nivel de absorción que eso tiene en tu vida. Jesucristo vino a liberarnos de las cargas innecesarios y este zoquete español viene e impone más. Todo lo contrario al Evangelio, que es ante todo liberador, no causa de neurosis. Me salí antes de ir a las casas. Insoportable grupo. Muchos moralistas. Y compadezco a las mujeres solteras, se quedan "vistiendo santos" porque ningún hombre las soporta al ponerse majaderas con sus actividades. Peores que las protestantes. Increible que en era de internet se pongan tan retrogadas. A mi que me gusta el rock, me criticaba una "hermana" de comunidad de esas patitas negras amargadas que eso era del diablo. Y las convivencias? era como una UFC psicologica: burlas, calumnias, imposiciones, "palabras" como dicen ellos, de un grupito selecto contra el resto. Cabreantes hasta más no poder. Esto es más "santo aguante" que paciencia o cualquiera virtud cristiana. Lo siento, ese grupito no es para mi.

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