¡A ver quién ama más!

 

Hace tiempo, allá por 1997, decía Kiko a propósito del amor que deberían mostrar al mundo los neocatecumenales: «Dime una cosa, ¿amar a un pobre?, tú le das la casa y yo la Vida Eterna. ¡A ver quién le ama más!».

Eso, a ver quién ama más, el pringao que entrega sus bienes a un necesitado o un vendedor de humo tan tan humilde y tan tan sensibilísimo que él solito reparte Vida Eterna, con mayúsculas, sin necesidad de Dios. Es más, Dios que se aparte y no le haga sombra a Kiko.

Me acordé de esa frase cuando me contaron lo que está pasando en Valencia.

Los lectores de este blog ya saben que los neocatecumenales levantinos fueron llamados por sus kikotistas a no dejarse comer el coco con la situación catastrófica y dramática que provocó la gota fría (ahora llamada dana), con desbordamientos de ríos e inundaciones a lo largo de la geografía valenciana, pueblos enteros anegados por el lodo, más de dos centenares de víctimas mortales, familias que se han quedado sin nada, empresas arruinadas y la población, ante la inactividad de las autoridades, volcada para ayudar… salvo los neocatecumenales, que justo por esas fechas tenían programada la reunión de inicio de curso.

Los kikotistas lo vieron claro. Las casualidades no existen, el demonio, sí. Por lo que la catástrofe o bien era una prueba de su diosito para probar la fidelidad de sus vasallos kikos o bien era una añagaza del demonio para tentar a los neocatecumenales e impedirles acudir a la -absolutamente prescindible- reunión publicitaria de tres días (desde el jueves por la noche hasta el domingo después de comer).

Por tanto, el celo los llevó con diligencia a advertir a los convocados que la reunión de inicio de curso se mantenía puesto que la situación de emergencia generada por la gota fría hacía la reunión más necesaria que nunca para todos los convocados.

Si habían salido indemnes del desastre, tenían que ir a dar gracias a Dios por la gracia concedida, si habían resultado afectados en su familia o bienes, necesitaban que se les iluminase la historia y tal iluminación solo se produciría si obedecían y acudían. De lo contrario, si no acudían, podían estar seguros de que diosito pediría cuentas de su ausencia.

Pues bien, ya regresaron todos de la sesión de iluminación, no fuera ser que diosito se enfadase con ellos si hacían novillos, y ahora que las carreteras están limpias -gracias al esfuerzo de otros- y se puede llegar a los pueblos afectados a pie enjuto los kikotistas les han puesto otros deberes: el de ir a kikotizar por esos pueblos.

Fieles a la norma kika, los mandan no a ofrecerse a limpiar, preparar comidas o consolar a los afectados, sino a dar la tabarra a los lugareños con el kuento de que hay que entrar en el CNC para adquirir la fe y la Vida Eterna y que la Iglesia de siempre no sirve, porque lo dice Kiko:

«O presentamos un nuevo cristianismo o somos cristianos de la cristiandad de antes, esa cristiandad que odian los comunistas. No, no somos eso, somos otra cosa distinta» (Kiko, tostón en Pascua 2014).

No tengo detalles de cómo se está realizando el desembarco de las huestes kikas allí donde no se les vio cuando faltaban manos para ayudar, pero sé que en Sevilla la indicación era enviar primero una avanzadilla a hablar con los párrocos. Y a propósito de párrocos y de curas en general, me viene a la mente otra frase de Kiko cargada de juicio y de maledicencia, que es lo que le sale de dentro:

«Muchos curas ¿qué hacen todo el día? ¡Si les toca una misa a la semana! ¿Qué hacen todo el día si no hay gente en las parroquias? ¿A qué se dedican?» (Kiko, tostón en Pascua 2014).

Pues eso, como Kiko no tiene ni idea y piensa que los curas se aburren hay que ir a venderles la moto de que se conviertan al kikianismo.

Y a eso es a lo que han sido enviados los neocatecumenales levantinos: a hacer proselitismo de una mamarrachada.

No me explico que no se les caiga la cara de vergüenza: de ayudar, nada, pero ir a enredar, por supuesto.