La comunidad como ídolo

 

El siguiente razonamiento es del mismo autor de la entrada anterior.

 

¿Qué hay en el centro de tu vida?

El mensaje neocatecumenal empieza siendo una llamada fácilmente comprensible para aquellos a quienes se dirige: «Vosotros mismos sois conscientes», se dice al iniciar las katekesis, «de que no sois felices. Vivís en la angustia y en la soledad».

Después, se les garantiza que Jesucristo les va a dar la alegría y la dicha. Pero resulta que para recibirlas es necesario -aunque no suficiente- iniciar el Camino y formar una comunidad.

Los primeros pasos, pues, son sencillos: Desde una perspectiva simplemente psico1ógica se lleva a los captados a la dimensión religiosa, y con esta a vivir integrados en un grupo de intereses dizque exclusivamente religiosos.

A partir de aquí, la comunidad se coloca en el centro de la vida de sus miembros; todo lo demás: no solo las aficiones, no solo la política y la ideología, no solo la profesión y el trabajo, sino también la familia y cualquier compromiso ajeno al CNC… es secundario y hay que supeditarlo a la comunidad.

Alguien podrá pensar: ¿Cómo va a ser secundaria la propia familia, la esposa, el marido, los hijos, los padres…? Fácil. ¿Acaso no has experimentado neocatecumenal ya que la familia no te da la felicidad? ¿No te has enterado de que el otro es tu enemigo para siempre? ¿No sabes que por el temor que le tienes a la muerte eres esclavo del pecado y del demonio? En lugar de iluminar la familia desde la vivencia comunitaria, se pone el acento en sus debilidades, en los días malos, en los momentos de disgusto, en los problemas… Y a continuación se recuerda que siempre el objetivo de la comunidad es alcanzar la ansiada felicidad, la dicha imperecedera que ningún problema mundano podrá alterar, el discernimiento para conservar la paz y saber cómo actuar sea cual sea la situación que se presente.

Es decir, se hace hincapié en que todo es malo: tu familia es un desastre, tu trabajo es un horror, tus aficiones son una suerte de alienación para seguir tirando, nada es bueno, nada es sano para ti, todo te destruye, todo te esclaviza, pero respira, porque el CNC es la solución para ti.

Con todo alguien podría objetar: Vale que cualquiera puede quedar confundido con ese retorcimiento cínico de la realidad, ese aprovecharse de lo que no te gusta de tu vida para hacerte pensar que en realidad nada es culpa tuya, sino que es el demonio el que todo lo estropea. Incluso puede ser una idea muy terapéutica…, pero también muy infantil. Y la gente crece y madura y, en suma, no debería pasar mucho tiempo antes de que el captado, cualquier captado, abriese lo ojos y viese la realidad. ¿Por qué en el CNC son cada vez más radicales y no despiertan nunca?

Hay dos factores fundamentales para mantener a la gente subyugada: la ideología y el método.

En cuanto a la ideología, no es baladí que este grupo no promete la bonaza económica ni el prestigio social, sino nada menos que la solución de todos los problemas y después la vida eterna. ¿Quién da más? El CNC asegura que hasta ahora nadie te ha amado, nadie, ni tu madre, porque lo suyo era un amor neurótico, ni tu padre que nunca estaba en casa y cuando estaba os echaba del salón para ver el futbol tranquilo, ni tu pareja… NADIE. Pero en la comunidad encontrarás la pócima del verdadero amor y con él se acabarán todos los problemas.

En cuanto al método, hay que recorrer determinadas etapas, superar escrutinios, asistir a numerosas reuniones al mes, escuchar tostones de varias horas de duración, ir dando pruebas de adoctrinamiento -aunque lo llamen de conversión- y jamás habrá un espacio para la crítica o la creatividad… La ruta trazada para llegar a la meta del gozo sin fin es absorbente y asfixiante y por una simple cuestión de falta de tiempo lleva a descuidar otras dimensiones humanas.

Y como es infrecuente poder limitar la jornada laboral en favor de una asociación privada, quien primero se ve perjudicada es la familia.

Pero no pasa nada, dirán los kikotistas si alguien objeta. Primero porque tú no sabes amar bien a tu familia y lo que vas a conseguir es destruirla, salvo que les hagas caso a ellos, los muy kikotistas.

Y en segundo lugar, que también te lo dirán los muy kikotistas, porque lo que diosito quiere es que descubras que tu verdadera familia es la comunidad. Por tanto está bien, es correcto y conforme a diosito, te dirán, que te dediques primero a la comunidad y luego, si queda tiempo, a tu otra familia, pero sin mucho ahínco, no sea que vuelvas a las andadas de pensar que los parientes deben se antes que nada.

Así es como atrapan a muchos.

Quien se pelea con los parientes por causa de la comunidad, busca en esta lo que ha perdido. Y si la comunidad pasa a ser su familia, ya está atrapado para siempre.

Tampoco hace falta que haya disputas de por medio. En mi comunidad había varias viudas y un viudo, todos ellos con los hijos ya mayores, para quienes el CNC era su nueva familia ampliada porque se habían quedado solos. Estaban muy comprometidos con el grupo, porque era su club social, un club que les aliviaba la soledad.

Hay otras formas de lograr que la comunidad sea el centro vital, y en el CNC se emplean todas. Está la dependencia de quienes reciben diezmos y está el terrible engaño de quienes creen que la única asamblea eclesial es la comunidad. Estos suelen ser los que desprecian a la verdadera Iglesia, los que piensan que Iglesia solo es lo que digan los kikotistas y nadie más.

Y lo que los kikotistas tienden a decir de muchas formas y maneras es que solo se salvan quienes ellos disponen. A ver quien es el guapo que se va del grupo si lo que está en juego es su salvación eterna.

No se dan cuenta de que son idólatras, hacen del CNC y de la comunidad un ídolo al que fían su salvación.