La obsesión kika por el pecado

 

Para empezar, una palabra del Papa Francisco: 

«Ser cristiano significa dar testimonio de Jesucristo, es una persona que piensa como cristiano, siente como cristiano y actúa como cristiano. Esta es la coherencia de vida de un cristiano. Uno puede decir que tiene fe pero si le falta una de estas cosas, no es cristiano, hay algo que no funciona, una cierta incoherencia. Y los cristianos que viven de ordinario en la incoherencia, hacen mucho daño» (Homilía de la Misa celebrada en Santa Marta el 27 de febrero de 2014). 

Es importante tener esto en mente: Cualquiera puede decir que tiene fe, pero si no piensa como cristiano o no siente como cristiano o no actúa como cristiano, no es cristiano, por más diezmos que dé o más años de trípode que acumule.

Y además esos que se tienen por cristianos sin serlo hacen mucho daño.

¡Y tanto!

Por ejemplo, el caso del anónimo que pretende que el Magisterio de la Iglesia no tiene secretos para él:

 

El pobre está más perdido que un pulpo en un garaje. Y lo más triste es que como no es consciente de ello, no se deja ayudar.

Y no es raro que esté perdidísimo, es lo menos que puede pasar cuando se sigue a un presunto guía desnortado e incapaz de reconocerlo, un guía que suelta perlas como la siguiente:

«Ahora yo quisiera preguntarle a este cura que está allí, que tiene la cara de gran pecador, cómo hoy ha llevado el morir de Cristo. Que me lo diga concretamente. ¡Si es capaz!
Porque esto es "el Camino". No hablar de palabras, ¡CONCRETICEMOS!
¿En qué consiste llevar en nuestro cuerpo el morir de Cristo, todos los días? ¡Que nos lo diga!... y ¡sabremos si tiene fe! A lo mejor es cura, pero es un pecador, como todos» (Un tal Kiko en el vídeo que sigue, a partir de 2:21:45).

Confío en que con las citas precedentes se aprecie que la obsesión neocatecúmena por el pecado desciende en línea directa desde el gran jefazo, obsesionado por hacer que los demás concreticen sus defectos, y contamina en mayor o menor medida a sus seguidores.

¿Cuál es el problema? Que Kiko pone el foco en lo que no es. Y sus seguidores, por imitación, son arrastrados al mismo error, sin que el hecho de haber sido arrastrados disminuya su responsabilidad personal, que la tienen.

Dice el anónimo que va de ilustrado que no le consta que la Iglesia sostenga que el hombre deje de pecar nunca. ¡Insensato! Más le valdría volver a leerse el Magisterio de la Iglesia, si es que lo ha leído alguna vez, porque lo que la Iglesia sostiene por activa y por pasiva es que «donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Rm 5,20) y que «para los hombres, eso es imposible; mas para Dios todo es posible» (Mt 19,26).

¿Pone el foco la Iglesia en la criatura o en su pecado? No, jamás, donde pone el foco es en la misericordia de Dios, para quien nada es imposible.

¿Era posible para Abraham tener un hijo de Sara en la vejez? No, pero para Dios nada es imposible.

¿Era posible para María concebir al Hijo de Dios? No, pero se fió y sucedió porque Dios lo quiso.

¿Es posible para el hombre vivir en gracia, sin pecar? Con Dios sí, porque para Dios todo es posible.

Por tanto, la Iglesia no hace suposiciones ni pierde el tiempo en plantearse si puede el hombre dejar de pecar alguna vez, sino que sabe que «al que cree todo le es posible» Mc 9,23 y que el cristiano todo lo puede en Cristo que le fortalece (cf. Fl 4,13).

Porque la Iglesia pone el foco en Dios, mientras que Kiko y quienes le imitan solo ven la condición humana y no ponen a Dios en el centro, porque ese puesto lo ambiciona para sí mismo uno muy sensible. 

Ese es el punto.

Y por eso los kikos están tan obsesionados por el pecado, en especial por el de los otros, y no dudan en entrometerse en el fuero interno y cometer escruticidios para arrancar confesiones dantescas de los demás.