Tostón de inicio de curso 2022-2023 (V)

 

Aún no ha acabado el tema de las “impurezas” que aquejan a tantos neocatecumenales de cualquier edad pese a la sarta de años que lleven en la comunidad. 

El presbi pézimo que no es experto en tratamiento de dependencias, ya ha aclarado que en el caso de buscar ayuda en un presbi lo importante es que este esté “en comunión”, es decir, con “auténtico espíritu de OBEDIENCIA de FE EN los kikotistas”, que en el caso de padres y parientes lo vital es que hayan impuesto a su prole el kikoteo a tope, y ahora toca dar instrucciones a los kikotistas.

Para ello, se saca de la manga que la solución está en el rito de la iniciación cristiana de adultos, en concreto en los escrutinios, puesto que el RICA dice:

Los «escrutinios», que se celebran solemnemente en los domingos, se dirigen a estos dos fines: a descubrir en los corazones de los elegidos lo que es débil, morboso o perverso para sanarlo; y lo que es bueno, positivo y santo para asegurarlo. Porque los escrutinios se ordenan a la liberación del pecado y del diablo, y al fortalecimiento en Cristo, que es el camino, la verdad y la vida de los elegidos.

Merece la pena detenerse aquí, para observar la vuelta de tuerca, y dudo que no sea un retorcimiento deliberado, al RICA.

En primer lugar, al citar el párrafo del RICA sobre los escrutinios, Pezzi omite lo de la celebración solemne en domingo, pues se notaría mucho que los únicos escrutinios aceptados por la Iglesia no son los que practica el CNC con nocturnidad, a escondidas, en salones de usos múltiples nada solemnes y en días de diario.

Lo repito, para que no haya duda: los únicos escrutinios previstos y admitidos en el RICA se celebran solemnemente en domingo, en la Liturgia de la Misa.

Por otra parte, la finalidad de los escrutinios, según la Iglesia (punto 157 del RICA) es doble:

Ya para que los catecúmenos conozcan gradualmente el misterio del pecado, del cual todo el universo, y cada hombre en particular, anhela redimirse para verse libre de sus consecuencias actuales y futuras; ya para que se impregnen sus mentes del sentido de Cristo Redentor, que es agua viva.

La Iglesia no cree en el poder de ritos magikikos ni gira en torno a estos, gira en torno a Dios, todo lo fundamenta en Dios todopoderoso y su única vía de redención es Cristo. Por eso, la Iglesia exige que los escrutinios sean celebrados por el sacerdote o el diácono (punto 158 del RICA), no le vale un laico con pretensiones que se ha auto proclamado a sí mismo catequista. Y también exige que tengan lugar en la Misa de los escrutinios (RICA p. 159), en Cuaresma, con la proclamación de unos Evangelios concretos.

El escrutinio en sí, según el RICA, tiene lugar después de la homilía del sacerdote -no hay kikotesis a cargo de un seglar con pretensiones- y consiste en una oración silenciosa de tipo penitencial por parte de los catecúmenos y sus padrinos, oración en la que son acompañados por la asamblea, seguida por peticiones a favor de los catecúmenos y después un exorcismo sobres estos que se completa, de ser posible, con la imposición de manos a cada uno de ellos.

Este rito, que se repite tres veces -primero, segundo y tercer escrutinio- es el verdadero rito de un escrutinio de la Iglesia. ¿Se parece en algo a lo que se hace en el CNC?

Quien desconoce los rituales de la Iglesia para la iniciación de adultos, escucha a un tipo revestido de presbi que cercena un párrafo del RICA y se queda con la errónea idea de que la Iglesia prevé un riguroso examen del candidato centrado en sacar a la luz sus debilidades, vicios y pecados, que es lo que hacen los kikotistas neocatecumenales: interrogatorios públicos sobre la vida privada e íntima del neocatecúmeno.

Puesta la primera piedra del engaño de hacer pasar un abuso deleznable por ritual eclesial -y sabiendo que lo que diga será transmitido a todas las comunidades, gentes sin formación y ganas de contrastar lo que les dicen- el presbi prosigue a toda vela:

«En algunos casos estas “distorsiones” pueden tomar formas de adición (sic) grave que requieren la intervención de un especialista, es decir, el proceso normal de la iniciación cristiana, con sus propios tiempos, no es suficiente, porque la “herida” necesita ser reparada con la cura apropiada. Donde y cuando esto ocurra -pocos casos y bien delimitados- se puede (y se debe) recurrir al "médico especialista"».

Así son las cosas en Kikónides. Al comenzar su rollete, sucedía que la pornografía se había extendido “de manera desorbitada”, ahora magikikamente, la cosa queda en un comedido “pocos casos y delimitados”. 

¿Cómo se delimita una enfermedad de adicción a algo?

Para eso están los kikotistas que, sin preparación ninguna, son los encargado de examinar al enfermo y decidir si la "distorsión" no es "grave" y se pueden ocupar ellos de asunto -nadie sabe cómo-, o si es grave y se debe consultar a un especialista.

El presbi pézimo no deja la decisión a juicio del enfermo ni de sus parientes, sino que la entrega a los kikotistas, que ni tienen formación ni sufren directamente las consecuencias de la enfermedad. En suma, un despropósito, pero un despropósito habitual en los grupos coercitivos.

Continua Pezzi:

«Es de fundamental importancia no confundir los dos campos y los distintos roles de los actores que pueden intervenir:

1.     En la iniciación cristiana es el "catequista" -el equipo- quien la lleva a cabo.

 Primero en un coloquio privado con el responsable del equipo y luego con todo el equipo y con el presbítero para establecer modo y tiempos para sanar las carencias y distorsiones, según el proceso de iniciación y con los medios adecuados: ir a rezar 3 días a un monasterio u otras soluciones, ir a misa todos los días…».

En efecto, es de fundamental importancia no confundir la iniciación cristiana con el engrudo neocatecumenal, porque es MENTIRA que en la iniciación cristiana el encargado sea el “catequista”, el único encargado es el sacerdote (para comprobarlo, consultar el RICA).

De todas formas, es prodigioso que Mario se resigne a indicar que los adictos vayan todos los días a esas misas que valen como 20… ¿Estará descubriendo que ese 20 supera infinitamente al valor de toda la parafernalia neocatecumenal?

«2. En el caso de la adicción, es el médico quien debe operar según los procedimientos de la "medicina".

Puede surgir un problema debido a la condición particular de la adicción, que toca un aspecto no físico, sino psicológico (neurológico y etc.,) y puede solaparse con el campo espiritual propio de la iniciación cristiana, confundiéndose con la tarea propia del catequista kikotista. Aquí debemos ser claros: el catequista kikotista no puede convertirse en psicoterapeuta, ocupándose de una dependencia grave que no está dentro de su "competencia", y el psicoterapeuta no debe convertirse en catequista kikotista, porque tampoco está dentro de su competencia.

El catequista kikotista está llamado a hacer un discernimiento con la gracia de su ministerio viendo si hay signos graves que hagan sospechar de una dependencia y si es el caso invitar a esa persona a someterse con humildad a la valoración de un especialista para averiguar el nivel de dependencia y si requiere la intervención del especialista».

En resumen: el kikotista ignorante, que no ha sido revestido con ningún ministerio por más que Mario diga lo contrario -¡qué más da una mentira más entre tantas!-, diagnostica el mal del enfermo, y es su diagnóstico el que determina la conveniencia de acudir a un especialista para valorar el grado de dependencia. Solo faltaría que fuese el kikotista quien formulase el tratamiento de la enfermedad. De hecho, cuando se llega a este punto es porque el tratamiento previo consistente en tripodear a tutiplén ha fracasado.

La preocupación de Pezzi es que los grupos de recuperación no distraigan al adepto de las obligaciones del Camino, pues sabe bien que uno de los primeros consejos de cualquier psicólogo sería cambiar de "ambiente", dados los efectos negativos que provoca. Así que precaución: «Es bueno derivar a esta persona a grupos de terapia católicos o al menos respetuosos con la fe de la persona».

Y también: «Puede ser útil buscarlos [se refiere a instituciones o centros de tratamiento de dependencias]dentro de las Iglesias locales, pero verificando que estén en sintonía -o al menos no se opongan- al camino de fe del interesado» ... que traducido significa que no se opongan específicamente al CNC. Porque por encima del bienestar psíquico y espiritual de la persona, está el interés del movimiento que no llega a ninguna parte.

Y como lo pézzimo no se termina nunca, Pezzi atribuye al RICA la afirmación de que el trabajo del terapeuta no debe interferir con la sacras obligaciones que impone el Camino a los catecúmenos:

«Sobre la base de lo planteado por el RICA, está claro que el trabajo del terapeuta nunca debe interferir o superponerse al camino de fe del paciente, que tiene como objetivo “liberar del pecado y del demonio” e infundir “una fuerza nueva en Cristo”».

La verdad es que el RICA, que se ocupa de la preparación del candidato a recibir el Sacramento del Bautismo, no prevé interrogatorios por parte de ignorantes disfrazados de perspicaces expertos en colarse en el foro interno del catecúmeno.

El RICA no se ocupa de la recuperación de la pornografía u otras adicciones, es más, el perfil de los candidatos de los que trata el RICA no se corresponde con el de los adictos. Por lo mismo, el RICA no involucra a terapeutas, psicólogos y demás. Y sobre todo el RICA no reemplaza la conciencia del individuo ni la educación y cuidado de los padres en el caso de los menores.

El asunto es que las recetas del CNC se han revelado inútiles o incluso contraproducentes en lo que se refiere a la castidad y el dominio de sí, pero no quieren reconocerlo a las claras. Vienen con paños calientes de que si el fallo ha sido de los padres que no han atendido bien a lo que Kiko y Carmen han dicho, que si los presbis no están en comunión con los kikotistas, que si patatín y patatán. Y al final no tienen más remedio que aceptar la intromisión de profesionales en la materia, pero solo para aquellos casos que decreten los kikotistas, que no están por la labor de perder el mando.

La inconsistencia es tan obvia que Pezzi recurre deformar el RICA -deformación en la que ya tiene cierto callo, pues ya lo hizo en el inicio de curso del 2017- para ver si, una vez más, consigue que los adictos se traguen el camello.

Una última observación: cuando se trata de elaborar procedimientos y normas en defensa de los menores y personas susceptibles de abuso sexual y psíquico, el CNC alega que no es una asociación para no hacerlo. En cambio, si se trata inmiscuirse sin ningún control en la vida de sus seguidores, se olvidan de que no son una asociación y ejercen de superpsicólogos, capaces de determinar si un adolescente está pasando por una crisis normal o se trata de una patología. Y lo más grave es que su veredicto requiere practicar de forma continuada la violación del fuero interno en lo que llaman "escrutinio", que es una perversión del el escrutinio de la iniciación cristiana de adultos.