Pastoral kika de Confirmación (III)

 

Sigue el panfleto publicitario que trata de blanquear una práctica oscura. Por cierto que el título dice que el contenido procede del trío de jefazos, pero hasta ahora el estilo es marcadamente diferente y el idioma original es italiano de verdad. Cuando se trata de textos transcritos de uno muy sensible, el idioma es itañolo y los párrafos son mucho más largos; cuando se trata de la depresiva de categoría superior, las frases se enredan unas con otras sin completar ideas; y si se trata de uno muy pézzimo sucede que trata de mantener en paralelo varios hilos entre su pensamiento y los sesudos pensamientos de dos o tres autores leídos por ahí y tomados con pinzas para que parezcan que le dan la razón.

En resumen, que nada en esta introducción procede del triunvirato, quizá sea trabajo del amigo Ezqquiel Pasotti.

«Por eso es importante que el presbítero esté siempre interesado en lo que hacen los niños con los catequistas: así hemos visto que es importante que el presbítero participe de vez en cuando en el encuentro de la pareja con algunos de los pequeños grupos».

El último escándalo de abuso de una menor que ha llegado a los tribunales es el de uno de estos catequistas dizque “cristianos” de la pastoral de Confirmación… A lo mejor la culpa fue del presbi por no estar atento, o de la esposa por “poner en peligro al marido” o de diosito por permitirlo.

«Está claro que esta visita no debe hacerse de repente para que parezca un inspector: la visita debe ser planificada y los muchachos, en la sesión precedente, advertidos sobre la importancia del evento. A los niños se les dirá que la próxima vez vendrá a nosotros el sacerdote, icono de Cristo que es la cabeza de la Iglesia... acojámoslo como al Señor; en esta ocasión se puede decir una palabra sobre lo que representa el presbítero en la Iglesia. Llegará el sacerdote y él mismo dirigirá el encuentro. También es muy importante la relación de comunión entre el presbítero y el matrimonio de catequistas».

Es decir, es muy importante que el presbi haga lo que quieran los kikotistas, que para eso están.

«Es necesario que una vez al mes se reúnan los catequistas del mismo año con el presbítero para preparar los temas, tener un breve intercambio de puntos de vista y comunicar las respectivas impresiones y experiencias.

Como el presbítero tendrá la responsabilidad de los tres años de la Confirmación, hará estos encuentros de forma rotativa: una vez al mes con las parejas que llevan el primer año, al mes siguiente con las del segundo año y un mes después con los del tercer año. También es bueno que al inicio del año el presbítero se reúna con todos los catequistas (o solo con los responsables) para programar el año, quizás fijar las fechas de convivencia, penitenciales... etc.

En cuanto a la relación con los Sacramentos, hay que tener presente que los Sacramentos realizan lo predicado en la catequesis y por tanto es necesaria una interrelación entre liturgia y catequesis. Por eso es importante que los jóvenes participen en los diversos momentos del año litúrgico y se acostumbren a frecuentar los Sacramentos de una forma fresca, viva, con la más perfecta participación en lo que significan y realizan los Sacramentos».

No existe ninguna celebración social de la Confirmación, no se hace una fiesta suntuosa con vestidos de princesa y caballero. Por tanto, raro es que alguien se apunte a tres años para confirmarse sin tener costumbre ni conocimiento de lo que son los Sacramentos… Salvo que los hijos de Kikónides sean aún más ignorantes de lo que ya sé que son, porque los de los religiosos naturales no necesitan tanta tontería para entender lo que realizan los Sacramentos.

«En cuanto al año litúrgico, es muy importante mostrar a los niños cómo el año litúrgico ayuda a santificar nuestra historia y nos enseña a vivir nuestra vida en la historia de la salvación. Por eso es bueno que los niños del grupo tengan contacto con la comunidad de sus catequistas: por ejemplo, que participen algunas veces en la liturgia eucarística, ayudándoles a entrar poco a poco en el tiempo litúrgico a través de la celebración de la Navidad y la Semana Santa, para participar en la procesión de los Ramos y especialmente en la Vigilia Pascual. Necesitamos hablarles sobre el ayuno y la limosna en el tiempo de Cuaresma y tal vez invitarlos a la Vigilia de Pentecostés. Es maravilloso que los niños aprendan a vivir el ritmo del año litúrgico; sobre todo los del último año».

Por supuesto, el objetivo real de todo esto es el proselitismo y la captación de sangre nueva porque languidecen y se mueren.

«En cuanto a los sacramentos, es fundamental que se cuiden especialmente los de la Reconciliación y la Eucaristía. En el programa de cada año veremos cómo se ha dejado un espacio para hablar del pecado y de la misericordia de Dios que nos perdona».

Es decir, para convencer a los chicos que es inútil que se esfuercen, porque no pueden evitar el pecado y además esforzarse es un moralismo. Pero que no se preocupen, porque diosito los quiere pecadores.

«Se habla a estos jóvenes sobre las dos formas en uso para el Sacramento de la Reconciliación: una celebración penitencial comunitaria con confesiones individuales, que tendrá lugar durante el año de catequesis y una, en forma abreviada, que tiene lugar en el confesionario, que la Iglesia ofrece cada vez que se siente la necesidad».

¡¡¿Comor?!! O yo no entiendo nada o están reformulando porque les peta el Sacramento de la Reconciliación, lo que es ilegítimo.

«Se debe tener especial cuidado para que estos jóvenes tengan una relación profunda con la Eucaristía. Dado que la Eucaristía es un sacramento de iniciación cristiana y que básicamente estos jóvenes se están iniciando en el Cristianismo, la Confirmación es un Sacramento que los lleva a ser cristianos. Todo este esfuerzo se hace para conducir verdaderamente a los chicos al Cristianismo. Si queremos esto, la Eucaristía es esencial como momento de iniciación. El Papa, de hecho, llamó al camino neocatecumenal "laboratorio sacramental"».

Menudo pastiche. Primero. La Eucaristía es el Sacramento de los cristianos, no es propio de la iniciación, sino de la consumación del cristiano. Segundo, la presunta cita resulta que solo existe en el estatuto más adobado del universo y que es imposible comprobar su veracidad. ¿Raro? No, en el CNC las citas son así, improbables.

«Precisamente por eso, los catequistas deben hacer todo lo posible para que los niños vayan a la misa dominical, aunque las familias no vayan. Debemos hacer comprender a estos niños que sin la Eucaristía no se puede vivir cristianamente, como decían los mártires de Bitinia».

¿En qué universo paralelo se produce el prodigio de que chicos que no frecuentan los Sacramentos con familias pasotas sean apuntados, durante tres años, no a una formación en la parroquia, sino en una casa particular y a horas tardías? ¿Qué clase de padres son los que dejan a sus hijos en casa ajena hasta las tantas sin preocuparse por lo que suceda en esas reuniones?

Ciencia-micción todo el panfleto.

  

Aquí, por fin, termina la introducción.