Pastoral kika de Confirmación (I)

 

Este verano ha empezado a circular por los ambientes neocatecumenales italianos un documentillo titulado NOTAS SOBRE LA PASTORAL DE CONFIRMACIÓN. Apuntes sin corregir tomados de las reuniones con Kiko, Carmen y el Padre Mario de 1985 a 1993. 

Es curioso, porque por estos lares -y me parece que por la bota italiana también-, las redes para pescar adolescentes no empezaron a lanzase hasta entrados en el siglo XXI. Y además arrancaron con el nombre de grupos de postconfirmación, lo cual tiene sentido en un grupo que se caracteriza por el desprecio hacia la pastoral sacramental -ver kikotesis de inicio para recordar las diatribas kikas contra la pastoral sacramental de las parroquias-.  

Algo hay para que, de improviso, se pongan a repasar y desempolvar los “apuntes sin corregir” -mira que ha llovido para que no hayan tenido tiempo de corregirlos- de las reuniones habidas durante casi una década en busca de algo que hacer pasar por indicaciones e instrucciones para una inaudita pastoral de confirmación que no existía en Kikónides en el siglo XX.

Una cosa es clara: la Iglesia, que tiene una muy bien organizada pastoral sacramental bimilenaria, no necesita las notas ni las opiniones de tres individuos que nada saben de tratar con adolescentes.

Lo siguiente es un resumen del panfleto italiano de esa “pastoral de confirmación” que Kikónides acaba de descubrir.

 

«INTRODUCCIÓN GENERAL

La pastoral de Confirmación está confiada a las familias».

Empezamos mal. ¿La pastoral matrimonial está confiada a los novios? ¿La pastoral de la unción de enfermos está confiada a los ancianos? Todas las pastorales se nutren de la parroquia y ninguna de ellas “está confiada” fuera de las parroquias. ¡Qué poco saben de vida parroquial quienes han elaborado este panfleto! O quizá sea que debido a que las comunidades viven de espaldas a la realidad parroquial, no saben de lo que hablan.

«Hoy, la familia, como célula fundamental de la comunidad cristiana, está llamada a dar testimonio de la fe: a creer en Jesucristo que nos ha dado la posibilidad de pasar al otro, de entrar en la muerte y en el sufrimiento, es decir, en los defectos del otro, sin quedar aplastado por él. La familia puede hacer esto porque ha recibido el Espíritu de Jesucristo que nos amó cuando éramos pecadores. Por eso queremos dar a conocer a los jóvenes el misterio y la maravilla que reside en la familia cristiana. A imagen de la Sagrada Familia de Nazaret, vive en humildad, sencillez y alabanza, donde el otro es Cristo. En la familia se manifiesta el perdón constante, a pesar de las dificultades y pecados de sus miembros. En la evangelización de niños, [la familia] lleva a cabo la tarea primordial de transmitir la fe a los hijos: "Transmitiréis esta fe a vuestros hijos"; es un principio fundamental del mandato que el Señor dio al pueblo de Israel cuando proclamó el "shemá" (Dt 6,7ss)».

Para empezar, la cita es errónea, lo que es absolutamente habitual en los escritos del CNC, pues es parte de su carisma “corregir y enmendar” la citas reales para adaptarlas a sus intereses.

En segundo lugar, la audiencia de este panfleto son las propias familias kikas. Es decir, es a las familias kikas a quienes desde el principio de la introducción se les dice que hay que enseñar a sus niños y jóvenes lo que es la familia cristiana. Lo que revela que ellos no lo son, porque si lo fueran no habría que enseñar lo que ya se conocería desde el mismo nacimiento. Ellos solos tiran piedras contra su tejado.

«Estos niños, que serán encomendados a familias cristianas, serán considerados en efecto como hijos espirituales a los que es necesario transmitir la fe a través de la experiencia de la propia vida y de la realidad familiar que se compone de problemas, alegrías y preocupaciones. ¿Por qué es precisamente la familia la que hoy está llamada a catequizar? En la sociedad actual, la familia está en crisis: en muchos casos no constituye un punto de referencia para afrontar y transmitir valores, especialmente los cristianos. Los niños que viven en esta sociedad suelen ser educados en los valores que transmiten los medios de comunicación y se orientan hacia una visión atea de la vida donde el otro es objeto de una relación basada en la competitividad, la satisfacción personal, el interés y el egoísmo. Los jóvenes, por tanto, se encuentran en una sociedad descristianizada que responde a su manera a los problemas de la sexualidad, el dinero, el sufrimiento y la muerte. De esto se deduce que a menudo parecen muy desorientados y desviados. 

Muchos hijos de padres separados o divorciados que llevan heridas muy graves en el alma o hijos únicos que no conocen la fraternidad vienen a pedir la Confirmación. Estas son dos de las muchas situaciones que son bastante comunes en la realidad actual. Se producen ciertamente por una situación existencial de descristianización: la de huir de todo lo que se presenta en la vida como sufrimiento».

Los cuentos de Kikónides insisten mucho en que siempre son los ajenos los que “piden” lo que ellos tienen. Que sea mentira, que los adolescentes gravemente heridos no estén para perder el tiempo y, si algo tienen que pedir, se lo pidan a un especialista, no les va a hacer cambiar el discursete, ya que es para consumo interno y los consumidores internos no discuten ese tipo de falsedades asumidas.

«A los hijos únicos se les suele sofocar con exceso de cuidados, con peligro de neurotizarlos, se les cubre de atenciones para que no sufran. Sus padres, a menudo distanciadísimos del Cristianismo, no comprenden el significado del sufrimiento, se escandalizan de la Cruz y tratan de escapar de ella por todos los medios. Por este motivo muchos niños no son corregidos. Uno está como aterrorizado ante la idea del sufrimiento y no comprende la necesidad de la corrección».

La tontería es mayúscula. Quien no quiere sufrir no se dedica a consentir a su hijo, al contrario, lo educa para que no sea una molestia. Pero no deja de ser curioso que los niños más maleducados e insufribles que conozco son hijos del CNC, criados por niñeras sin preparación y consentidos por padres siempre ausentes con todo tipo de juguetes y premios.

«No se entiende que todo esto pueda costar muy caro en el futuro: de hecho, para los hijos que se enfrentarán a problemas, no haber sido corregidos podría causar un trauma: durante el servicio militar, por ejemplo, muchos jóvenes se suicidan porque no están acostumbrados al pesar que proviene de la obediencia y la disciplina y por lo tanto no tienen la capacidad de sufrir».

¡Quien no ha oído hablar de la impactante curva de los suicidios durante el servicio militar que, encima, no es obligatorio! ¡Quien no sabe que esos suicidios están motivados por el trauma de tener que obedecer! Los chicos se apuntan a la mili pensando que se trata de un campamento de verano super chachi y se encuentran con la obligación de cumplir normas. Menuda trola se marca el autor del panfleto. Por cierto, también en la escuela hay normas, también en la universidad, en el trabajo y en la comunidad. En la comunidad hay normas y exigencia de obediencia por un tubo.

«Así, uno no acepta estar con una esposa o un esposo pecador porque implica sufrir, así que se divorcia. Se decide por el hijo único porque tener hijos genera sufrimiento (no se puede salir de noche para ir al cine, o a cenar con los amigos, hay que levantarse por la noche, etc.); lo mismo ocurre con el trabajo: cuando genera sufrimiento, se hace un culto exagerado de las vacaciones».

Hay que tener muy poco respeto por la verdad para escribir lo anterior. El CNC es precisamente el grupo que demuestra que tener hijos no impide salir todas las semanas, varias veces a la semana. Solo hay que abandonar a los chicos. Por eso es sanísimo que haya una hermana mayor para enmarronarla bien con los hermanos pequeños.

«Lo mismo se aplica a las enfermedades: no está claro por qué se debe dejar vivo al enfermo terminal para que sufra, y en consecuencia se pone en práctica la eutanasia; lo mismo puede decirse de los ancianos: las residencias de mayores están desbordadas, porque los ancianos pesan, te quitan la libertad, te hacen sufrir. En conclusión, podemos decir que la familia poco catequizada queda condicionada por los mensajes de la sociedad que no ofrece otro modelo que el de la huida del dolor y la búsqueda de bienes materiales. De ahí deriva la transmisión a los jóvenes de valores propios de una sociedad pagana: el dinero, el bienestar, la carrera, una casa bonita, el coche, la estima de los demás, etc.».

Este es otro mantra típico del CNC. Supongo que son tan ciegos que no se dan cuenta de que están describiendo los valores propios de cualquier sociedad cristiana y también de la sociedad judía. Pues nada, paganazos también los amados judíos.