Mamotretos varios

sábado, 4 de junio de 2022

Desobediencia que evita equivocaciones

 

La virtud de la desobediencia

por Juan Carlos Ossandón Valdés
publicado en la Revista Roma n.° 74, Julio 1982
visto en Non possumus

 

Parece que un error de imprenta se deslizó en el título de este artículo. Porque ¿quién no sabe que la virtud de la obediencia se opone al vicio de la desobediencia? ¿Se puede desobedecer? No, nunca. Y, sin embargo. . .

Hay un pero muy grave a esta afirmación, un pero que habría que escribir con mayúscula: Nuestro Señor Jesucristo, ejemplo en todos los actos de su vida. . . desobedeció; es decir, nos dio ejemplo de la práctica de la virtud de la desobediencia.

¿Es o no una desobediencia que un niño de doce años se fugue de su casa y se esconda durante tres días de modo que sus padres no lo puedan encontrar? Podrá decirse que Jesús se limitó a no pedir permiso para quedarse en Jerusalén, de lo que se siguió que sus padres andu­viesen angustiados buscándolo sin poderlo hallar (Cfr. Lc. II, 41-50). Pero todo niño de doce años sabe perfectamente que debe pedir permiso, más aún la Infinita Sabiduría que lo habitaba. Podrá insistirse aún y sostener que Jesús hizo esto para probar a sus padres y purificarlos en su amor hacia Él. Muy bien dicho, pero no podía utilizar un medio ilícito y aquí parece que lo usó; por lo que debe decirse que es lícito desobedecer y, por lo tanto, hay una virtud que debería llamarse así: la virtud de la desobediencia.

El diálogo padres-Hijo que viene al final de la narración nos lo explica todo.

María reprende al Niño, con toda la delicadeza con que se puede reprender al Mesías: “Hijo, ¿por qué nos has hecho así? Mira que tu padre y yo, apenados, andábamos buscándote”. María sabía perfectamente que Jesús no ignoraba cómo y cuánto lo habían buscado y cuán grande había sido su dolor, pero deseaba saber la razón del comportamiento de su Hijo. Este responde: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe de las cosas de mi Padre?”. Con lo cual Jesús nos da la clave de toda su desobediencia legítima: la que obedece a una autoridad más alta.

Toda autoridad humana, y en este mundo todas lo son, incluida la eclesiástica, reciben su poder de Dios nuestro Señor y Creador. Por lo que la obediencia a tales autoridades implica un límite pasado el cual, se cae en el vicio del servilismo al que se opone lo que hemos llamado, de modo hiperbólico, la virtud de la desobediencia. Pues, como dice San Pedro: “Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres”. (H 29).

Jesús explica su proceder precisamente con esta doctrina: tenía que ocuparse en las cosas de su Padre, por lo que tuvo que desobedecer a sus padres legales. En otras palabras, estrictamente hablando no existe ninguna virtud de desobediencia, sino que existen casos en los que hay que desobedecer a la autoridad inferior para obedecer a la superior.

El problema está en saber cuándo se puede aplicar esta doctrina y cuándo no. Porque a la hora de cumplir con cargas públicas, o ser lla­mados al servicio militar ¡cuántos quisieran encontrar que tienen que practicar esta virtud! Pero ninguno de nosotros ha recibido, ni recibirá, una orden emanada de Dios Padre que le obligue a desobedecer a las autoridades legítimamente constituidas, tanto civiles como eclesiásticas, que para el caso obedecen a la misma doctrina. De modo que no pode­mos basarnos en una inspiración interior para hacer tal y la famosa objeción de conciencia carece de todo valor objetivo.

¿Queda, pues, en nada lo que hemos llamado la virtud de la desobe­diencia? Por supuesto que no. El servilismo, y así ha sido llamado por los grandes moralistas, sigue siendo un vicio y, como tal, es necesario evi­tarlo si queremos salvar nuestra alma. Y podemos caer en servilismo ante cualquier autoridad.

Todos sabemos que Santo Tomás de Aquino es el Doctor cuya doc­trina más ha recomendado el magisterio pontificio en estos últimos siglos. Pues bien, él dice que los religiosos, que tienen voto de obediencia, como sabemos, no deben obedecer a su superior en aquellas órdenes que sean contrarias a la ley de Dios o a la regla de la Orden. Pero el Santo va más lejos y extiende el mismo criterio a los obispos (prelados) (3. Th. II – II q. 104 a. 4-5-6). Los obispos son el medio, el puente (pontífice), entre Dios y el hombre; por lo que parece que siempre debemos obedecerlos, so pena de que se corte el puente y no podamos llegar a Dios. Santo Tomás responde que ellos también son enseñados por la ley natural y por la Revelación, por lo que deben ser fieles a ellas, y si lo son, entonces son verdaderamente puentes entre Dios y el hombre; en caso contrario dejan de serlo. Como todo el mundo sabe, cada au­toridad tiene su esfera de poder delimitada por la ley: si se sale de ella carece de poder, lo que nos autoriza a desobedecerlo.

Resumiendo. La obediencia rige siempre y no admite excepciones cuando se trata de obedecer a Dios. Si se trata de cualquier otra auto­ridad, pública o privada, civil o religiosa, debe evitarse el vicio del ser­vilismo por lo que la obediencia encuentra un límite; o como diría Aris­tóteles, consistirá en un justo medio. Este límite puede ser determinado atendiendo a dos factores:

a) Que la orden esté dentro de la jurisdicción del que manda: auto­ridad que se extralimita deja de ser autoridad.

b) Que no se oponga a una orden de una autoridad superior. Dios, autoridad superior a todas, con su ley determina inmediatamente qué orden la viola, y, por lo mismo, no debe ser obedecida.

El primer punto creemos que no necesita mayor explicación, pues dependerá de lo que la ley determine como el campo de atribuciones propio de cada autoridad. Esto suele estar claro en la legislación misma y bastará referirse a ella.

El segundo punto sí que requiere una mayor explicación. Veamos el caso más simple y que sirve de modelo a cualquier otro. No podemos obedecer al alcalde que obra contra una orden emanada del ministerio del interior, ni al cura que actúa contra las determinaciones episcopa­les; porque cada autoridad subalterna se rige por lo que la autoridad superior ordene. Llegamos así a dos autoridades supremas, cada una de las cuales no reconoce autoridad superior: el jefe del Estado y el Sumo Pontífice. ¿Carecerán, pues, de límite?

La ley de Dios obliga a todos. Nadie escapa a su imperio, incluido el Papa. Por lo mismo, cualquier orden emanada de una autoridad hu­mana que se oponga a la ley divina debe ser desobedecida. Nuevamente Jesús nos da el ejemplo. Puede consultarse a Mt. XV, 1-9 o bien a Mc. XVI, 5-12, etc., en que Jesús nos dice que hay que obedecer a los fari­seos y escribas, autoridades en Israel, pero no hacer las cosas como ellos las hacen y precaverse de sus doctrinas, además de acusar a los mismos de inventar leyes contrarias a la ley de Dios y defender ciertas desobediencias cometidas por sus discípulos, porque las órdenes y tra­diciones de las autoridades de entonces evacuaban el sentido de la ley mosaica.

En otras palabras, si un superior me ordena realizar un acto peca­minoso y me consta que no hay motivo dirimente, debo desobedecerle. Incluso tal desobediencia me parece debe extenderse a aquellos actos que podrían justificarse en sí, pero que traerán, como directa conse­cuencia, actos contrarios a la ley moral o a la santa religión, o provo­carán un escándalo que es mi deber evitar.

En algunos países, por encima del jefe de Estado está la constitu­ción escrita, e, incluso, hay un tribunal que puede anular una ley por ser contraria a ella. En la Iglesia, por encima del Sumo Pontífice está la Tradición, por lo que Suárez no duda en acusar de cisma al Papa que osara abolir todas las ceremonias eclesiásticas afirmadas por la tradición apostólica y cita en su apoyo al Cardenal Cayetano y a Torquemada (De Caritate disp. 12, sec. I n.º 2).

Es que la obediencia no es ciega ni propia de robots: es humana, es inteligente y libre. Y todo hombre culto y versado es capaz de juzgar la conducta de su Presidente a la luz de la constitución política de la Nación y de la ley moral; como asimismo, juzgar la actitud de su obispo a la luz de las Sagradas Escrituras y la Tradición.

Cada autoridad puede mandar en la medida en que se somete a la autoridad de que depende. Y cualquier súbdito tiene derecho a invocar una autoridad superior para negar su obediencia. El punto es importante y delicado. En ello va nuestra salvación eterna.

 

24 comentarios:

  1. Pues hoy (tengo) por el bien de mi matrimonio que acompañar a mi esposa a la convi del Pentecostés, todo preparado, equipo de sonido, comida, unas chelas, y vinete. Todo esto en obediencia a los inventos del movimiento camino neocatecumenal que capto a mi esposa y le lavo el cerebro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. .. digo bien por el hecho de que lo hago para no separarnos, ya que los catequistas de ese movimiento han puesto a mi esposa en mi contra, según ellos estoy endemoniado por hacerle ver a mi esposa los errores dogmáticos y doctrinales del ese falso movimiento Católico.

      Eliminar
    2. ¡Ánimo! Te enfrentas a perseguidores de la verdadera doctrina cuyo objetivo, incluso si no son conscientes de ello, es separar y dividir

      Eliminar
    3. "en la salud y en la enfermedad"...

      -sepul-

      Eliminar
    4. Pues iros al Rocío, que allí si que se vive con intensidad Pentecostés. Allí nada de folclore, ni vino, ni na de na ...
      Quizás muchos del blog encuentren en el Rocío al horma de su zapato.
      Ánimo.

      Eliminar
    5. Si a alguien no le gusta tener que ir a la convivencia de Pentecostés del Camino, ¿te lo tiene que preguntar a ti antes? Como se entere tu catequista que recomiendas romerías de religiosos naturales, en vez de ir a darle besitos a la tumba de Carmen...

      Eliminar
    6. ¿Ir al Rocío convalida para no tener que aguantar la chapa aburridísima de todos los años del "pentecostés comunitario"?

      Eliminar
    7. Pues espero de corazón que lo hayas pasado lo mejor posible. Yo la verdad, tuve suerte, mi mujer, a pesar de ser su primer Pentecostés tunicada, decidió no ir puesto que su komu lo organizaba en plan fin de semana completo y no le pareció prudente y más aún con el tema Covid ( al que aún tiene bastante respeto) presente.
      Por contra, fuimos a misa a la el domingo y me impactó algo muy curioso de la homilía del cura ( de misa de 12); citando a Benedicto XVI ( el de las puntillas y los zapatitos rojos que tanto odiaba el sensible hasta desearle la muerte) que decía que "sin Pentecostés no existiría la Iglesia y la Iglesia vive de Pentecostés", muy alejado del ideal del Kkamino que lo centra todo en la Pascua ( la judía, no la de Resurrección) y en una Vigilia de la Inmaculada que no es más que otro autobombo de una aparición que no fue tal, dejando Pentecostés como un mero día de campo.

      Lázaro.

      Eliminar
    8. Es curioso cómo la tal vigilia de la Inmaculada pasó de no existir a ser un pilar fundamental de kikónides. En ello queda demostrado la faraa de un soplo en el cogote que sólo ha servido, en los últimos años, para proyectarse y hacer propaganda.

      Eliminar
  2. Nuestra Santa Iglesia Católica enseña que NO se debe ninguna obediencia a autoridad alguna cuando mandan asuntos en contra, ya sea, de la Fe Católica,la Moral y la Caridad.
    El cnc viola,falsea y engaña sobre estos tres aspectos.,basta leer las centenares de entradas del blog, sobre los hechos y enseñanzas verdaderas de ese invento perverso, para constatarlo .Encima sus "catequistas"son falsos autorizados.
    No se debe obediencia al cnc., al contrario, se debe la santa rebelión y denuncia pública sobre todo en donde ya se instaló o pretenda hacerlo ya que ello es también un deber de la Caridad.

    ResponderEliminar
  3. Nuestra Santa Iglesia Católica enseña que....
    Ve y dile eso a un kikotista a ver con que te sale, os dirán toda la kikotesis retorcida de Constantino, según el cn la Iglesia esta equivocada, y si además les dáis el argumento del Catecismo de la Iglesia Católica os dirán que ese libro sobra porque para eso están ellos; víctimas y testigos fuimos de los desmadres de esa secta!

    ResponderEliminar
  4. "O sea, siempre la murmuración es un acto de soberbia en que tú te pones por encima del catequista, de Dios, de la historia. "
    (Kiko Arguello)

    Es sabido que una primordial máxima que sustenta al Kmino es aquello de:
    "Quien obedece no se equivoca".

    Obviamente aplicada de forma conveniente, y sin excusas, en sentido único, es decir, que los katekúmenos obedecerán siempre y en todo lugar a los katekistas. Y punto.

    Como en todo proceso de reforma del pensamiento, y cambio de referencias realizados por un grupo coercitivo, se sobreentiende que la participación "activa" del sujeto captado es fundamental, por eso dentro del neo sendero se ponen los paños calientes oportunos en las siguientes formas:
    "todo esto es en tu libertad", O, " nosotros no te obligamos a nada, no vamos a fiscalizar tus cuentas, ni tu vida, esto solo se puede realizar desde la libertad de los hijos de Dios"...
    Cosas de esa guisa se ocupan de dar la apariencia suficiente para esconder la cruda realidad ¿Y cual es la realidad? Que si desobedeces las "invitaciones" de tus kikotistas, te lloverán palos de todos los colores ¿En forma física? No, simplemente serás tachado de endemoniado, o engañado por el demonio ¿Se trata de palos? ¿Qué mayor castigo psicológico, y moral, para aquellos que están firmemente seguros de querer seguir a Cristo, y se encuentren de bruces con esas acusaciones citadas?...

    La primera cita que expuse habla claramente de términos de igualación, me explico: Kiko pone al mismo nivel "catequistas, Dios, e historia", pero ojo, porque el orden en algunos casos sí que altera el producto, y es evidente que en el particular mundo de Kiko, los katekistas van primero...

    En resumen, desobedecer a los katekistas del neo iter es tan grave para su exigente iniciador, que solamente murmurar de ellos ya es motivo de una especie de excomunión ipso facto.

    ¿Por qué es plausible usar el término farikikos? Porque a semejanza de aquellos, los lugartenientes de Kiko enseñan doctrinas contrarias a la Ley moral (de ello se desprende que usen esa manida frase de: "el cristianismo no es un moralismo") del mismo modo inducen en sus captados acciones contrarias a la justicia ( Por ello Kiko afirma: "toda pretensión de justicia viene del demonio". Y, si dicha pretensión es observada por los katekistas en cualquier captado, éste será tachado delante de toda la asamblea de: "¡Justiciero!". Que traducido viene a significar lo mismo de siempre -para ellos, claro- y no es otra cosa qué: "estás engañado por el demonio")

    Dicho lo anterior como ejemplo básico de lo que se cuece dentro del atolladero neo sensacional, habrá que volcar las tintas en el detalle no menor de que la obediencia ciega no es cristiana, y no solo eso, es que tampoco es humana, porque escamotea el don más preciado que Dios ha regalado a todos: La libertad.
    Es evidente que si caemos en manos desaprensivas, y, por cualquier razón digamos que les debemos algún tipo de obediencia por razón de su posición en la escala jerárquica que sea (civil eclesiástica, militar..etc) será más que probable que nuestra conciencia noshaga saltar en algún punto profiriendo algo similar a lo exclamado por San Pedro: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres".

    Si se fijan, mes amis, para Pedro no existe igualación, ni escala alterada que valga, de modo qué Dios es Primero.
    Y de ello se desprende que da igual cual sea la orden recibida, que si va en contra de una conciencia recta y bien formada, simplemente hay que obedecer, sí o sí ¿Y como obedeceremos? Desobedeciendo dicha orden.

    No, no es un trabalenguas, es que no se puede servir a dos señores.

    -sepul-

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo, lo que se ha perdido la Eberhard Karls Universität Tübingen o la Universidad Pontificia de Comillas, sin tu presencia.
      Por eso estás en un foro de semejante nivel intelectual.
      Enhorabuena.

      Eliminar
    2. De nivel intelectual de los neocatecúmenales seguro que no se aprende nada, ya que solo se basa en obedecer sin pensar a los catequistas y en temer con infernales consecuencias en caso de no hacer lo que ellos indican...

      Eliminar
    3. En cambio, si tú dejases el cnc, noni 9:15, no se perdía nada. Es más, seguro que a ti te beneficiaba y salías ganando.

      Eliminar
    4. Ya lo he dicho, pero lo repito: cuánto daño moral hace el consumo de kikotina, que ni el día de Pentecostés es capaz el adicto 9:15 de no atacar al otro, que es Cristo.

      Eliminar
    5. Anónimo 9:15:

      ...." entre ellos no había ningún doctor"...

      -sepul-

      Eliminar
    6. Claro, seguro que el nivel "kikoasnomental" debe ser para privilegiados.

      Eliminar
  5. Papa Francisco 5 de Junio 2022:
    "Mañana, con el poder del Espíritu Santo, busquemos a esa persona que nos ha hecho daño, que no queremos por distintas razones, tal vez dentro de nuestra misma familia, y pidamos perdón, o perdonemos y abracemos".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No imagino a Jesús de Nazareth perdiendo la dignidad haciendo tal cosa con los que le destruyeron y le hicieron daño. En estos tiempos se están torciendo y cambiando las enseñanzas de Jesús, esto lo decía un santo sacerdote sabio hoy en la homilía.

      Eliminar
    2. A ver si lo entiendes: a quien no quieres por distintas razones, pide perdón; a quien te ha hecho daño, perdona y abraza,que es muy distinto, y todo ello con el poder del Espíritu Santo. Es decir, no es algo que pueda ser impuesto por un borriquito kiko con ínfulas de projeta.

      Eliminar
    3. "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".

      Jesús no pide perdón, Jesús perdona, en consonancia con lo que dice el Papa.

      Eliminar
  6. He buscado en las escrituras donde Jesús va a buscar a Caifas a pedirle perdón y abrazarlo y a hacer lo mismo con los del sanedrin.

    ResponderEliminar
  7. Antes el pecador era quien pedía perdón, ahora es lo contrario, alabando así al pecador y alimentando su ego y su pecado, Ha llegado la hora de las nuevas ideologías modernistas que vienen a adulterar el Santísimo Evangelio de Jesucristo.

    ResponderEliminar

Antes de comentar, recuerda que tú eres el último y el peor de todos, y que el otro es Cristo.