Mamotretos varios

domingo, 18 de abril de 2021

Leyendas del kikismo (I)

 

Lo siguiente es parte de una aburrida entrevista de 1987 a los gitanos más famosos de Palomeras. Lo más interesante son las muecas de ella, pero como está bien amaestrada, no interrumpe al cabeza de familia.

 

A continuación, la transcripción de la entrevista.

Entrevistador: Comenzamos por el que fue testigo de primerísima hora, José Agudo y su familia, ¿cuándo vinisteis a Madrid?

José Agudo: Nosotros vinimos a Madrizz hacia el año 63. Entonces nosotros veníamos… veníamos de… Nosotros somos quinquilleros, de estas familias que andan de trotamundos. Nos cansamos un día pues porque no sabíamos el hecho, pero luego después lo hemos descubierto. Nos cansamos de ir de arriba para abajo y nos vinimos a Madrizz, donde ya vivían mis padres en una zona de Palomeras, en las chabolas. Unas cuevas, no eran chabolas, sino que eran cuevas en el camino viejo de Palomeras que llaman, llamaban entonces, y entonces pues allí arribamos hacia el año 62 o 63, me parece.

Entonces nosotros teníamos ya tres hijos y Rosario venía embarazada ya de la cuarta. Nosotros no estábamos casados, porque nosotros en nuestra… en nuestra tradición o costumbres no había forma de… o sea nosotros no nos casábamos. No tenía ninguna razón de ser para nosotros el casarse por la Iglesia. 

Y entonces pues llegamos aquí, a Madrid. Nos afincamos en esta zona de Palomeras, donde al año o así aproximadamente de estar nosotros apareció Kiko Argüello, que para nosotros, para los que vivíamos allí, era una zona, diríamos, un grupo de gentes muy reducido, eran, digamos, tres o cuatro… tres o cuatro familias de gitanos, dos o tres familias de quinquilleros, a la parte arriba -donde Kiko consiguió una chabola que estaba cerrada por la policía, estaba precintada por la policía- vivían dos familias de extremeños, de gente que había venido de un ambiente rural y se habían encontrao… se habían quedado aquí a vivir. Y había también otra familia, de Joaquín, que vivían… eran traperos… Nada más, esta era la gente del grupo que vivíamos por allí.

Entonces apareció Kiko por allí, por aquel entonces, que en medio de nosotros aquel hombre pues era bastante bastante extraño puesto que, aunque es verdad que venía pobre, porque venía pues con un abrigo que traía de piel de oso más raído que del año catapún, y sin embargo nosotros al mismo tiempo veíamos que no… o sea que no era un mendigo cualquiera, sino que aquel hombre… Entonces nosotros pues le observábamos y veíamos como este hombre pues lo único que hacía era que rezaba.

Por si alguien tenía alguna duda, jamás nadie ha dicho que viese a Kiko trabajar, ni de joven ni de mayor. Siempre el trabajo le ha sido ajeno. Obsérvese también que en toda la narración de su vida en Palomeras no hay ni una mención a Carmen. Como si no existiera.

Tenía un trato agradable con los demás, no traía ideas de mentalización como otras veces otras personas de la sociedad han pretendido con nosotros, sino que él ya estaba allí con nosotros, y nosotros veíamos en él, empezábamos a ver en él, pues eso, un ermitaño o un hombre de Dios, no sabíamos, pero… y así fue el primer contacto que nosotros empezamos a tener con Kiko.

Las pieles de oso astroso de burgués venido a menos los confundieron, está claro.

Luego ya pues empezamos a acercarnos, porque le veíamos que vivía allí muy pobre. Era una chabola que estaba abandonada, pero que la había precintado la policía, donde entraba el aire.

Normal. Si no entra aire, te asfixias.

Nosotros vivíamos pobremente, pero él todavía vivía más. La chabola donde vivía era de pena donde pues se cobijaban perros, se cobijaban de todo, y eso era lo que en definitiva le daba un poco de calor porque no tenía ni mantas. Entonces pues, Joaquín concretamente, uno de los vecinos que había allí, pues de vez en cuando le llevaba un cubo de… un cubo de carbonilla, de fuego, que cogíamos carbonilla de la estación.

Es decir, las manitas delicadas de Kiko no le permitían ni ocuparse personalmente de recoger carbonilla de la estación y se lo encargaba a otro que lo hacía por él. Siempre ha sido muy señorito burgués.

Y con esto era con lo que entonces, más o menos de aquella forma, este hombre a nosotros nos interrogaba y nos íbamos acercando a él. Le preguntábamos qué hacía allí, que quién era, y él lo que decía es que él venía buscando a Jesucristo en medio de los pobres, o sea que él venía a encontrarse con Jesucristo en medio de los pobres.

Ni una sola mención a la cocinera de sus padres cuyo marido era alcohólico y en cuya cocina decía que durmió más de una vez, ni tampoco a eclécticos soplidos en la nuca, ni a visiones acústicas sobre comunidades… Será que todavía no se le habían ocurrido esos adornos tan chulos.

Para nosotros esto era una sorpresa. Nosotros habíamos visto a Jesucristo en las iglesias o lo habíamos visto en los curas. Pensábamos que Jesucristo estaba entre gente civilizada, no entre gente como las que habíamos allí.

Ahí es nada: unos que veían a Jesucristo, pero vivían de espaldas a Él, sin pisar una iglesia, no fueran a encontrarse con Aquel a quien dice que veían.

Sin embargo a nosotros nos impresionaba que este hombre viniese allí, o sea estas palabras, ¿no?, que venía a encontrarse con Jesucristo a través de los pobres.

Entonces como le veíamos que rezaba y esto, pues algunas personas nos quedábamos a la oración con él.

Pues mira que me sorprende. Tanto que insisten los kikotistas desde la etapa de la iniciación a la oración en que la oración sea silenciosa y a solas y resulta que el gurú prefería el fandango.

Leía un librito, que luego supimos que era un librito de donde se rezaban el oficio de lectura, los laudes, un librito pequeño, no como los que hay ahora, un salterio. Entonces rezaba, traía una guitarra, cantábamos, hacíamos algunos cantos, y bueno, pues en torno a este hombre pues se fue creando un grupo, si quieres, afectivo, ya que veíamos en este hombre, pues, que nos aceptaba como éramos, cosa que aun conociendo él, que sabía cómo éramos cada uno, porque allá lo que éramos cada uno estaba de manifiesto.

Otra incoherencia. Porque los kikotistas arremeten hasta el infinito y más allá con lo perniciosa que es la afectividad -sobre todo por parte de las madres hacia sus hijos, porque ya se sabe que las madres son las peores de todas las mujeres-, pero Kiko se buscó un grupito ligado por la afectividad desde el principio. Grupito en el que Carmen no aparece. Será que no tiene categoría suficiente para ser recordada por José Agudo.

Pues en torno a él, pues, había un grupo. Empezaron a venir, pues, un grupo de chavales que entonces eran ladrones… había la droga, etcétera, y entonces más o menos todos sabíamos quiénes éramos unos y quienes éramos otros. Y él mismo. Sin embargo para nosotros la sorpresa era ver como aquel hombre nos acogía tal y como éramos, o sea que nos aceptaba. Y no solamente que nos aceptara, sino que veíamos una persona sincera que nos quería tal como éramos.

José Agudo no cuenta ninguna peripecia en la que alguien quisiera pegar a Kiko, al contrario, en su versión, todos eran corderitos sin navajas.

12 comentarios:

  1. De chabolas al domus galilea, leyendas de la corrupción.

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    1. Buen título para la peli biográfica no autorizada de Kikillo

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    2. De la experiencia hippy de un niñato pijo, a las faldas de la Iglesia con proyecciones jolywudienses paranormales, y después el inefable logro de hacerse pasar por santo, aunque su kolega -la niña bien, rebelde sin kausa- tuviera que pasar por loka.

      Todo con el triste resultado de un malogrado movimiento que jamás se movió en otra dirección que no fuese la de mercadear con la fe ajena, al menos la buena fe, la confianza, porque bien claro dejaron desde el principio que tú, sí, tú, y tú, y todos los que como tú, no tenéis fe, y el miedo a la muerte os ha incapacitado para amar... ¿Qué amor preconiza el neo sendero? Idolatría, y pare usted de contar. Por la asquerosa razón de que hay que hacer komunidades que vivan "sencillamente" calladas ante la barbarie, "humilladas" por los que alardean de ser sus guías, cantando loas de "alabanza" a unos impostores.

      No quisiste sacrificio, por eso dar gratis, es decir, a cambio de nada, todos los bienes de tu casa por este "amor", sería despreciarlo.... ese es sin duda el único "desprecio" que acepta la bestia. Y si no lo creen, les invito a hacer una prueba básica, vayan, vayan y pongan alguna objeción a los desvaríos inmisericordes de los iniciator´s .. se van a enterar vuesas mercedes de las púas que tiene un peine: odio, envidia, rencor, persukukición ¡Qué dispárate! ¡Qué bochornosa afrenta! ¿ Acaso vas a cuestionar que venimos enviados por el obispo, de parte de la Iglesia, y en nombre de Jesucristo?.... Me disculpen, sus señorías, perdonen que me ría, es que en mi caso particular pude comprobar sin ningún género de duda, que mi obispo se pasaba por el forro de la gabardina absolutamente todo lo que decían los guías de las Rokosas S.A., que la Iglesia católica no tiene parte con ellos -otra cosa será una parte interesada de la jerarquía-. Y que a Cristo, como lo vean venir de frente por una calle, los guías echaran por otra mientras puedan. Y si no pueden cambiar de calle, simplemente susurrarán en los oídos del "respetable": pedid que suelten a Barrabás, y luego gritad todos a una:

      "¡Crucifícalo, crucifícalo!"

      "Locualo" viene a demostrar, una vez más, "que hasta las zorras tienen su madriguera, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza"...¿Encontrará la fe sobre la tierra? Yo digo que sí, pero no por razón de que exista el kkmino, sino en algunos pequeños que hay por ahí, unos dentro de su Iglesia, y otros fuera, pero no en los idolatras, egocéntricos, egoístas que no tienen otro trípode qué:

      "Soberbia, afán de poder, y amor al dinero".

      -sepul-

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  2. Gracias Gloria, muchas gracias por interpretar la entrevista.
    Sin tus certeros y azulclarividentes comentarios, nunca hubiese entendido que quería decir el entrevistado.
    De nuevo GRACIAS.

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    1. Es que la kikotina mata las neuronas, de ahí tu reconocida falta de entendederas.

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  3. Me parece que hay falsedad en el relato. Lo que se me hace más curioso es que es el señorito quien los "acepta" (a los quinquies, gitanos y demás hierbas) cuando lo normal sería que ellos acepten al señorito, que es quien está fuera de lugar.

    Supongo que de ahí salió el evangelio de los miserables.

    De lo que no me queda duda es que todo el chollo no es más que una medalla más que se cuelga en el cuello. De ahí no pasó. Y el poco mérito ha venido a quedar supeditado por los 50 euritos que cada día entrega al pobre de la esquina.

    Otra mentira más pal saco.

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    1. Malinche creo que tienes razón de ahí salió el evangelio (anatema) de los miserablemente sino de donde.

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    2. Malinche ahí escribió el evangelio de los miserables en una de las chabolas de palomeras, particularmente a mi no me dice nada, el evangelio.

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    3. A mí me dice que no tenía ni idea del significado de la palabra evangelio, porque su escrito solo tiene tristeza y derrotismo.

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    4. Mejor que tu no lo hubiera podido explicar, muy bien dicho.

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