Ni tú ni nosotros, solo vale "Yo"

 

En una entrada reciente, Kiko la liaba con el yo, el tú y el nosotros:

«Tú eres importante, yo no soy importante; el tú, la T es una cruz. El yo es una línea, yo, yo, yo, yo soy importante. Este yo está roto por una cruz, el tú. Las palabras también son importantes: Yo, Tú. El yo está crucificado en el otro. (…) Yo, Tú, Nosotros: aparece el nosotros, uno y otro unidos de arriba abajo, la N. Mira cómo las letras ya tienen todo un contenido teológico: soy una realidad única, se rompe este yo con la cruz y aparecen dos unidos, el Nosotros, aparece la comunión, aparece el amor».

De entre tanto simplismo pseudoteológico solo apto para ignorantes, quiero destacar que «las palabras son importantes».

Sobre todo en la liturgia, las palabras son muy importantes. Y no se pueden alterar ni quitar ni añadir ni adaptar a los gustos de nadie.

 

Yo no he presenciado un Bautismo en el que se alterase la fórmula sacramental, pero sí tengo muy presente el recuerdo de que fuese quien fuese el encargado de hacer la monición al Bautismo, era una constante fija que se hiciese saber a toda la asamblea que allí todos éramos ministros del Bautismo, no solo el presbi, no solo los padres que presentaban a su retoño ante la Iglesia, no solo los seleccionados como padrinos, sino toda la asamblea.

Yo -y no puedo hablar por ti ni por nosotros, hablo por mí- no he presenciado disloques en la fórmula del Bautismo, aunque sí, y muy gordos, en la distribución de la asamblea: casi todo el mundo se salía de su sitio, se movían y removían de un lado a otro con los móviles en ristre, los hermanitos y hermanitas correteaban por todas partes… Un follón. Así es un Bautismo entre neocatecumenales.

 

En una ocasión al rorro le sentó fatal la inmersión y se puso a berrear y patalear, lo que provocó risas y jolgorio entre los presentes, aumentando la algarabía y, en medio del pandemonio, a la madre no se le ocurrió nada mejor que sacar la teta para tranquilizar al bebé. Funcionó, pero no es ni el lugar ni el momento más adecuado para semejantes actos.

Pero parece ser que las cosas han ido a todavía peor, tanto que el Vaticano ha tenido que intervenir para aclarar que nadie puede inventarse la fórmula del Bautismo y que todos aquellos críos que hayan tenido un sucedáneo de bautismo con una fórmula inválida -las palabras son importantes-, ya pueden ir pidiendo cita para recibir el verdadero Bautismo, porque no lo tienen.

 

El texto completo puede leerse aquí. La traducción al español de la respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe a la duda sobre la validez del Bautismo conferido con la fórmula "Nosotros -el presbi, el papá, la mamá, los padrinos y toda la asamblea- te bautizamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" es la siguiente: