Mamotretos varios

lunes, 29 de junio de 2020

Por qué es tan difícil el noviazgo con alguien del Camino


Esta entrada no pretende ser un solucionario porque no tengo respuestas ni recetas mágicas, soy quiero contar mi experiencia sobre parejas en las que una de las partes no camina y la otra sí.

No es una historia con final feliz, pero son hechos concretos con nombres y apellidos que, por motivos obvios, no voy a proporcionar.

En cualquier grupo coercitivo y en el CNC hay una premisa básica a la hora de emparejarse: huir de quienes no son del grupo. Y para darle más peso a esta premisa siempre encuentran la manera de meter a Dios en el ajo con afirmaciones según las cuales Dios sabe mejor que tú lo que necesitas, pero tienes que estar dispuesto a sacrificar a Isaac si quieres que Él se muestre magnánimo contigo y te colme de bendiciones.

Así, con gesto de venir directamente de la presencia de Dios, como si se hubiesen tomado con Él unas cañitas y recibido instrucciones sobre ti, los neocatecúmenos te asegurarán que Dios está poniendo a prueba tu fidelidad. La prueba, invariablemente, es que la parte no caminante haga las kikotesis y entre en el camino. Si pasa por el aro es que el gran Manitú, digo, que diosito ha hablado y ha dicho que adelante con el noviazgo, pero si por el contrario el afectado dice que no, es que ese noviazgo no viene de Manit… de diosito.

Tan fácil como eso. El algodón no engaña y la prueba no tiene vuelta de hoja, o el aro o el anatema.

Y lo del anatema no es un eufemismo.

Lo de “sacrificar a tu Isaac” no ha de quedar en mera intención, como con Abraham, sino que hay que llevarlo a término so pena de que diosito decida escarmentarte.

Aquellos noviazgos que tratan de seguir adelante cuando la parte pagana o religiosa natural -los neocatecúmenos se creen con derecho a juzgar y murmurar de todos- no ha pasado por el aro, se encuentran con la oposición de toda la familia de la parte catecúmena, que no están por la labor de incurrir en las iras de diosito por mostrarse tibios en su deber de advertir sobre la obligación -porque en los grupos coercitivos hay muchas obligaciones- de sacrificar al dichoso Isaac.

Tal proceder responde a su adoctrinamiento y condicionamiento: nada puede ser más importante que el ídolo al que dedican su vida, Dios solo es la excusa, en realidad ellos sirven a un ídolo insaciable a través del trípode, de los diezmos, de los garantes, de las convivencias, de las alianzas en las que gastan mucha saliva sin cambiar nada, en las salidas por las plazas a hacer bulla y en cuantas kikadas se le ocurran al gran gurú.

Viven para el CNC, el ritmo que impone el ídolo es muy fuerte y nadie de fuera lo soporta porque las imposiciones, obligaciones, normas, moralismos y perendengues afectan a todos los ámbitos de la familia: nada más levantarse hay que rezar las laudes sí o sí, porque luego te preguntan y lo tienes que contar y porque no sea que diosito se enfade si no lo haces y te mande un cáncer o pinches una rueda del coche; no se puede comer sin bendecir con la charanga que impone el grupo; no se puede hacer una planificación familiar,  pues ese asunto lo lleva diosito; no se puede poner el trabajo, ni la familia ni la salud por encima de la comunidad y sus muchas actividades; hay que tener la casa propia abierta para la comunidad, para que se reúnan en ella hasta las tantas de la noche y servirles de cena lo mejor de lo mejor; hay que estar siempre dispuesto a abandonar a los hijos al cuidado de niñatas -por lo común no son niñatos sino niñatas- mal preparadas para acudir a las obligaciones de la comunidad; hay que aceptar que la verdadera familia es la comunidad, antes que la biológica; hay que vender los bienes y dar el diezmo de todo y con más motivo si no llegas a fin de mes…

La rigidez neocatecumenal impacta en todos los ámbitos de la convivencia y la hacen muy difícil porque se produce un abandono de la parte caminante hacia la parte no caminante: quien camina siempre tiene algo que hacer con su comunidad. El lunes toca preparar, el martes hay palabra, el jueves hay reunión de salmistas, el viernes hay escrute hasta las tantas, el sábado hay uka y el domingo, convivencia. Para la pareja ajena al CNC solo quedan las migajas.

Y que no se le ocurra protestar, porque como haya discusión la amorosa familia de la parte caminante se aprestará a sacar tajada del asunto: “Ya te advertimos que este noviazgo no era de Dios”, “que otra cosa puedes esperar de un religioso natural”, “no nos entiende porque está engañado por el demonio”, “nunca vas a poder ser feliz con una persona así”, “qué más necesitas para darte cuenta de que esa persona no es para ti”…

¡Son tan amorosos! Siempre dispuestos a poner zancadillas con tal de servir a su amo y señor.

Pero no lo hacen por maldad natural, a menos en muchos casos no es ese el motivo. Lo hacen porque están condicionados y manipulados para responder y reaccionar así. Además al tratarse de un reflejo condicionado les sale solo, sin pensar ni meditar que lo que largan son “papanatadas”, lo repetirán una y otra vez sin remordimiento y sin descanso, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año si es necesario, a semejanza de su gurú que repite los mismos mantras una y otra vez porque sabe -como saben los grupos coercitivos- que así el cerebro se adormila, abandona la actitud crítica y las consignas van calando poco a poco.

Además la dinámica del CNC -como la de los grupos coercitivos- juega a favor de los entrometidos que nada tendrían que opinar sobre una relación ajena, porque la comunidad impone que todos sus miembros se abran y mes tras mes -para eso están las convivencias de mes- cuenten ante todos como les va la vida, como están con la comunidad y con la familia, si hay algo que les dificulte el caminar… Todos los temas importantes han de salir en la “rueda de experiencias”, porque de lo contrario se decreta que la persona que calla tiene un demonio mudo y se actúa en consecuencia, lo que significa que antes o después los kikotistas son informados y llaman a capítulo al callado.

Y eso es muy serio, porque los kikotistas del CNC se creen con derecho y autoridad para someter al tercer grado y para disponer si un noviazgo debe cesar de inmediato e incluso para decidir con quien se puede mantener amistad y con quien no, que es algo que (¿casualmente?) también se estila en los grupos coercitivos.

Así que el tema del noviazgo “con uno de fuera” suele salir en la comunidad pese a que uno de los implicados no esté presente y no pueda defenderse -ya se sabe que el cristiano no se defiende y que los kikianos no desdeñan el murmurar a espaldas de los ausentes-. Si la parte kika es astuta procurará no mencionar jamás las discusiones que tenga con su pareja, porque como se le ocurra comentar que está triste porque ha discutido, la comunidad aprovechará para meter la cuchara y convencerla de que la raíz de todos los problemas es la dura cerviz de la otra parte y su negativa a entrar en una comunidad.

De nuevo es la estrategia de la gota que horada la roca: se insiste una y otra vez tantas veces y tan de continuo como se pueda hasta que la parte kika interiorice que la raíz del problema es que la otra parte no camina y que jamás podrán ser felices si no logra que entre en el Camino.

A partir de ese momento, esa tierna y dulce parte kika se convertirá en una manipuladora dispuesta a casi todo para conseguir que la parte no kika se “konvierta”, puesto que se juega el futuro y la felicidad si no lo logra.

Por eso es tan tan difícil que el noviazgo entre un kiko y una persona normal prospere.

 

sábado, 27 de junio de 2020

Traditio symboli (XLVI)


Monición al salmo responsorial (Kiko)

Esta es la primera palabra que Dios dice a esta asamblea: Dios también ha hablado a los niños, a todos los que estáis aquí. La Iglesia nos invita ahora a cantar el salmo 31 que dice: “Tú eres mi refugio. Dichoso quien es absuelto de su culpa, aquel cuyo pecado ha sido perdonado”. Cantamos este salmo.

La cita, una vez más, es falsa. Aunque juntando de aquí y de allí parece basada en el salmo 32.

-        Salmo responsorial

-        2ª lectura: 1 Cor 10, 31-11,1

Monición al Evangelio (kiko)

Esta es la lectura de hoy. El Señor nos invita a no buscarnos a nosotros mismos sino al bien de los demás, para que puedan salvarse haciendo todo para los demás, sin dar escándalo; teniendo mucho cuidado ahora que el Señor nos envía a los gentiles, a personas alejadas de la Iglesia. Nos enviará adonde quiera.
En este momento, a las comunidades de Roma que están terminando el camino se les asignarán áreas periféricas de la ciudad, zonas completamente abandonadas en las que ni siquiera hay parroquias; los hermanos serán enviados allí para evangelizar y están contentísimos.

Ya es mala suerte que nunca me haya encontrado con uno de estos hermanos tan “contentísimos”. No sé el porqué, pero yo solo me encuentro con los que están hasta el gorro de tanta kikada que no interesa a nadie.

Una comunidad entera con su presbítero toma un vecindario lleno de casas modernas, y los hermanos están dispuestos a fundar la Iglesia allí, yendo de familia en familia, buscando un local. ¡Contentísimos!

La Iglesia es Una y está fundada por el Espíritu Santo, así que lo que puedan fundar esos tipos tan contentísimos será una asociación de pecadores irredentos muy satisfechos de presumir de ello, porque no tienen capacidad ni poder para algo diferente.

Nuevas pastorales, nuevas formas: no partiendo de un sacerdote, sino de una comunidad que hace un camino.

Lo dicho, lo suyo es una asociación de adictos a caminar sin llegar a ninguna parte. Eso es lo que pasa cuando se sigue a un guía charlatán, muy pobrecito y muy ignorante: que se pierde la vida sin dar con el destino.

Hemos presentado un proyecto que está en estudio y ya nos han asignado las zonas: es algo fantástico. También será así para vosotros: ya hay un vicario que quiere entregarnos un área completa.

Le debió de fallar la bola de cristal o entendió mal al vicario desconocido, porque solo en Guam se dio el prodigio de que les entregasen lo que nunca debió ser entregado. Y luego pasó lo que pasó y tuvieron que devolverlo entre lloros infantiles y pucheros victimarios.

Para esto necesitas prepararte, prepararte para evangelizar o antes ir de casa en casa; entonces, cuando una familia abra su casa, no debes dejarlos: debes abrir el Evangelio, predicar el Evangelio y continuar con ellos hasta que los lleves a Jesucristo. No se trata solo de pasar y ya está. Si has visitado 50 familias, quizás 5 hayan abierto la casa y te permitan ir cada 15 días para orar con ellos y proclamarles el Evangelio.

Lo anterior está sacado de los cuentos animados de ayer y hoy de Kiko el sensible sobre como ocupar las periferias para abrir sucursales de depresivos adictos a la kikotina.

No es necesario que pases tu vida golpeando el kerygma en la cabeza de la gente: esto lo harás el primer día, pero después es suficiente con ir y abrir el Evangelio en su casa, rezando con ellos. De modo que uno puede tener cinco familias; otro, siete; otro, diez, y luego traer a esas familias a la comunidad: ¡Algo fantástico!

Pura fantasía. Lo más grave no es que desbarre, es que a este desbarro lo consideran una monición al Evangelio y encima lo ponen en un mamotreto como si fuese algo meritorio digno de ser imitado por los loros de repetición.

Pero para esto, hermanos, ¿qué dice la epístola de hoy? Que no debemos escandalizarnos, porque hay personas que se escandalizan por todo, por muchas cosas. Tratamos de encontrar su bien para que se salven.

Falso. Tratan de captarles para hacerles hijos del demoño, que es lo que se hace con todos los kikotizados.

El Evangelio ahora nos hablará de un leproso que se acerca a Jesús, aquí también la lepra. El Papa dedicó un día a la lepra porque hay millones de leprosos en el mundo: deben ir vestidos con harapos, es una cosa terrible, la carne se hace pedazos. Algunos tienen muñones en sus manos, otros carecen de toda la cara: son personas impuras, es horrible.

Eso será el protocolo de actuación en Kikónides, en el planeta Tierra, la lepra tiene tratamiento desde hace mucho y la cura no se logra con harapos ni con declaraciones de impureza.

Desde la antigüedad, los leprosos deben cubrirse con trapos y gritar: "Impuro" para que nadie se acerque, porque la lepra es contagiosa.

También son contagiosos el sarampión y el coronavirus y el resfriado común.

Y vivían separados de la comunidad, como perros, fueron abandonados fuera de las ciudades. Como ni siquiera pueden trabajar, se les deja de comer allí y van a buscarlo; son personas miserables, condenadas a una vida terrible.

En la Tierra se les apartaba cuando no existía cura para la lepra, ahora no… Debe ser que en Kikónides están tan atrasados que no se han enterado de que se puede curar.

Dios ha querido representar con la lepra cuál es la situación del hombre en pecado, la situación del hombre pecador. Veis que cuando María, la profetisa, murmura contra Moisés porque no está convencida de lo que está haciendo (porque María acompaña a Moisés en la misión, en este equipo itinerante, decimos, formado por Aarón, sacerdote, por Moisés, que es un laico, y por María. Este es el equipo encargado de llevar a la gente al Éxodo), cuando María y Aarón murmuran, Dios los castiga con lepra: aparecen plagas purulentas a través de las cuales el Señor nos muestra lo que significa la murmuración.

Dos apuntes. Primero: una sublime muestra de humildad kikil es conformarse con establecer una comparación casual en la que se asigna a sí mismo el papel central. Segundo: Kiko es tan necio que se apunta al “arqueologismo” barato de que la lepra es un castigo divino para pecadores. De ser así. ¿por qué los “inocentes” tienen miedo de contagiarse de lepra? ¿Será que saben que todos ellos son pecadores? Y la covid-19, ¿será también una representación “divina” de algo?