Segundo escrutinio (LXXV)

Lo siguiente es el mecanismo de presión para hurgar en la religiosidad natural y credulidad supersticiosa de la gente, con el cuento de que van a obligar a diosito a hacerles ricos si entregan incluso lo que necesita la familia de cada quien. Pero ojo, porque es ahora o nunca.

«Es importante para vosotros, en este momento, que este signo sea un hecho claro y también que hagas un tesoro en el cielo, porque este dinero que estás a punto de dar se guarda en el cielo y ya nadie puede tocarlo, incluso si te vas del camino, incluso si te sales, incluso si caes en mil pecados, este dinero intercede por ti, te ayuda, te ayudará en algunos momentos. Está intercediendo por ti. Y además, este dinero colocado allí será restituido al ciento por uno en esta tierra. Tal vez no inmediatamente, pero te será restituido. Para que nadie pueda decir: "Un momento, te di un millón y tú no me has devuelto cien millones en la tierra". Te aseguro que el Señor te dará cien millones. Piensa una cosa: tal vez el Señor nunca más te dirá que vendas tus bienes, y lo idiota que has sido que, justo en el momento en que el Señor te ofrecía una ganga al ciento por uno, no lo hiciste. Como esta historia de Tagore, de un pobre vagabundo que pedía limosna por las calles y una señora en un momento de carestía terrible, de hambre, le dio un puñado de trigo. Estaba entusiasmado porque estaba terriblemente hambriento, y se fue a su casa para molerlo y hacerse algunos panes. Era una inmensa riqueza en el tiempo de carestía, lo que la señora piadosa le había dado, porque normalmente en ese tiempo no le daban nada. Y cuando estaba feliz, corrió a su casa, pasó la carroza del rey, que ordenó detener la carroza y un soldado lo llamó. Al abrir la puerta, el rey le dijo: "¿Qué llevas celosamente en el saco? Dame lo que llevas dentro". Y él, aterrorizado ante el rey que era tan rico, metió la mano en el saco, sacó un grano de trigo y se lo dio. El rey miró el grano, vio que era trigo y ordenó continuar. Cuando llegó a su casa, el vagabundo volcó el saco sobre la mesa y tenía un grano de oro. Y dijo: "Qué imbécil he sido, si le hubiera dado todo el saco, hoy sería rico para siempre". Esto parece una historia hindú, pero no es una historia hindú porque se encuentra en las Escrituras.»

Falso, en las Escrituras a nadie se le cubre de oro… será que en el CNC llaman escrituras a otra cosa.

«En un momento de tremenda hambruna en el que la gente se moría de hambre, una viuda de Sarepta de Sidón que tiene un hijo y solo les queda un poco de harina, un hijo único y pequeño... Y viendo el hambre que había pensado: "Se acabó, no puedo soportarlo más este hambre y esta miseria; Haré una hogaza de pan y mi hijo y yo comeremos, estaremos satisfechos y moriremos". Dicho esto, el profeta Eliseo es enviado por Dios a esta viuda. Eliseo le dice a esta viuda: "Dame algo de comer". Pensad cuán importante es su hijo para esta viuda, y solo tiene este pan. Podría decir: "Primero mi pequeño que se está muriendo y solo tiene este pan". "Dame de comer", y la viuda fue capaz de dar de comer a un profeta pésimo, un loco, como los llamaban. Dios, como el rey, vino a preguntar, y esa viuda fue capaz de darle pan. Y el profeta le dijo: "Nunca faltará la harina o el aceite de tu jarra". Dicho y hecho. Los frascos estaban llenos de harina y aceite. 

En los Hechos de los Apóstoles vemos cómo los cristianos vendían todo lo que poseían, los campos. Y esto se incluye en el Evangelio para que sepas que los primeros cristianos daban mucho.» 

En los Evangelios no se incluye algo que sucedió bastantes años después y que tuvo lugar porque los primeros cristianos estaban convencidos de que la parusía era inminente y se preparaban para ella.

«Tanta fue la fama de los cristianos, de los millones que daban, que cuando llegaron los paganos sabían que torturaban a los diáconos para conseguir los tesoros de la Iglesia.»

No es que los primeros cristianos fueran un club elitista que sólo aceptaba millonarios. Es que es mentira. Pero a Kiko le interesa esa mentira concreta porque está convenciendo a sus tristes adeptos para que entreguen hasta la camiseta en el rito de los segundos.

«El diácono Lorenzo, antes de ser torturado, dijo: "Te llevaré a los tesoros". Lo llevó a una leprosería y señalando a los leprosos dijo: "Estos son los tesoros de la Iglesia". Porque la Iglesia mantenía a los pobres. Hicieron obras inmensas. Si no fuera así, no habría en el Evangelio una catequesis tan fuerte sobre la venta de bienes. Y ya los Hechos de los Apóstoles hablan del que vendían los campos y depositaban la venta a los pies de los Apóstoles, como signo de que se lo daban a los pobres. Tenían sus diáconos, como haremos con vosotros, queremos elevar al diaconado a los responsables de vuestras comunidades y ellos se encargarán de hacer este servicio.»

Como la Iglesia tiene que dar el visto bueno y no admite a cualquiera, tal querencia fuera de lugar nunca se ha llevado a cabo. Y a continuación un desatino en el que se inventa un pasaje evangélico.

«Bien, entonces los apóstoles fueron admirados por lo que daban, Jesús les dice: "Sois admirados por esto, en cambio, ved a aquella pobre viuda que acaba de dar más que todos ellos, porque ella no ha dado de lo superfluo. Esta mujer ha dado exactamente todo lo que tenía para vivir". 

Esto es un escándalo. ¿Cómo podemos dar lo que tenemos para vivir? Así nos moriremos de hambre. Pero Jesús sabe que el dinero es un símbolo del YO. Esta viuda, entregando al Señor todo lo que tenía, da el símbolo de su ser más profundo, de su afecto, se ofrece a sí misma, se entrega totalmente. Porque no podéis servir a Dios y al dinero.

Otra cosa que os debo decir es que de ahora en adelante cesarán todos los responsables. Porque estamos a punto de entrar en una nueva etapa del camino neocatecumenal. No continuarán los mismos responsables y se harán nuevas elecciones. Y los catequistas también, algunos serán confirmados y otros no. Ha finalizado una etapa del camino y entramos en otra etapa nueva. Todo se hará nuevo. Incluso los temas. Ahora entramos en un tipo diferente de liturgia, de tipo familiar. Entramos seriamente en una fase del camino mucho más importante.

No os diré ahora quienes pasarán al catecumenado o no. Lo diremos el último día. Aquellos que no paséis tendréis un tiempo más de ayuda, espero que no os rebeléis, pasaréis a la siguiente comunidad y escucharéis la Palabra de Dios durante seis meses. Después de estos seis meses, si el Señor os ha ayudado, se os invitará nuevamente a pasar a vuestra comunidad.

(Kiko habla nuevamente a X: "Si quieres pasar al catecumenado, piensa en un signo de dinero que exprese tu yo. Que tú te ofreces a Jesucristo para que haga en ti su obra. Puedes sentarte”.)»