Mamotretos varios

lunes, 30 de octubre de 2017

La vidente del Camino "neocatecumental"



En la entrada anterior CruxSanta se hacía eco del relato de un cristiano de misa de 12 que expone su vivencia de una ceremonia “a lo kiko”, y que, haciendo uso de su libertad de expresión, describe como en lugar de una celebración pascual solemne, digna y brillante había presenciado un estropicio ruidoso y caótico, alejado de la verdadera liturgia de la Iglesia.

Su relato fue leído por al menos una catecúmena que no dudó en dejar un comentario en la entrada original para hacer saber al mundo que nadie que no opine lo que a ella le plazca puede estar en lo correcto. No piense nadie que tal actitud es propia de una persona inmadura, lo que sucede es que quien da respuesta al relato del cristiano de misa de 12 está dotada, sin la menor duda, de la capacidad de conocer el interior de todos los seres humanos o, cuanto menos de todos aquellos que son catecúmenos.

Este don inigualable, imponderable y sin precedentes históricos sólo lo poseen los catecúmenos severamente kikotizados, pero se da el caso de que no hay kikotizado cerebral que no lo posea (lo que justifica que en Verona les llamen neocatecumentales). Sólo estar dotado de tal don justifica que se puedan hacer, sin faltar a la verdad y caer en la mentira más grosera, afirmaciones tan gruesas como la siguiente:

«Ninguno de nosotros irrespetamos insultamos al señor (sic)tomamos la eucaristia (sic) con mucho amor y respeto».

Y sigue y sigue, dejando claro que ella solita sin moverse de su casa sabe lo que piensan y lo que hacen todos los catecúmenos del planeta, del sistema solar y del universo.























Que omitir las mayúsculas no sea precisamente una muestra de respeto, a Sandra y su visión sideral que le permite conocer las intenciones de todos, parece traerle sin cuidado.

Otro rasgo de la kikotización severa es el mezclar cosas que nada tienen que ver, desviar la atención, hacerse la víctima de todos y por todo y reclamar explicaciones a los demás sobre presuntos ataques que sólo están en la alterada mente sometida a la devastación de la kikotina.

Debe ser la incapacidad neocatecúmena para amar al otro la que les lleva a actuar así. Y a propósito de tal incapacidad, conviene recordar las palabras de Cristo del Domingo 30º del tiempo ordinario, ciclo A.

«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»

 

sábado, 28 de octubre de 2017

Robar a Dios para dar protagonismo a la comunidad

Testimonio hecho llegar por Corona Histérica, procedente del siguiente enlace.



Parroquia de San Francisco Javier, en la barriada de Los Barreros en Cartagena. Sábado de Gloria a las 22:30 h. Los fieles salen del templo y se congregan en la plaza para encender el fuego pascual, el cirio y las velas que portan cada uno. Recorren la plaza en procesión y entran con el templo a oscuras. Comienza así una celebración que duraría 5 horas exactas.

Abundancia de flores, velas y luces. Coro con varias guitarras y algún instrumento más. El "altar mayor" reformado según los cánones del movimiento neocatecumenal fundado por Kiko Argüello. Antes estaba en el centro y en el lugar principal el Sagrario, a sus pies el altar y más adelante los ambones para la Epístola y para el Evangelio. Con la reforma litúrgica posconciliar, el altar fue separado del sagrario para que el sacerdote celebrara de cara a los fieles, el ambón de la Palabra de Dios se quedó al lado derecho y en el izquierdo un micrófono y atril para la oración de las fieles y otros usos alternativos. El Sagrario queda al margen, en una capilla. Salvo excepciones. Ahora, con la "reforma neocatecumenal", en la presidencia está el sitial del celebrante, que preside nominalmente. Luego, un ambón donde se realiza la mayor parte de la función, lecturas, moniciones, cánticos, participaciones... Abajo del todo, una mesa que hace las funciones de altar, grande y cuadrada, para celebrar en torno a ella la "partición del pan" y el reparto "del pan y del vino". 

La celebración de la Resurrección del Señor se hace con 9 lecturas. Aquí monita una persona, lee otra y luego canta otro acompañado de una guitarra. Son toques monocordes, de un estilo muy particular y característico de este movimiento, con fuertes voces del solista, que grita más que canta, acompañado cada tanto por un coro con palmadas y sones rítmicos. Ni una sola canción tradicional. Ni de antes ni de después del Concilio. Todo es propio y particular, aunque esta es la celebración parroquial, abierta a todos y en este caso con muchos invitados que acudían porque había bautizos. 

Gran asamblea al principio de la celebración
Tras las tres primeras lecturas, se invita a los asistentes a expresar cómo les ha iluminado la Palabra de Dios con las lecturas habidas. Lo hacen varios, todos de comunidades neocatecumenales, contando brevemente sus vidas, casados con hijos y nietos, solteros sin más, quien tenía sueños y ninguno se cumplió pero es feliz con el Señor... Más lecturas con moniciones y cantos estrepitosos y el Evangelio. Hablan brevemente los dos sacerdotes concelebrantes y vuelven a dar sus testimonios los espontáneos. Con lo cual se llega a las 2 y pico de la madrugada. Van casi 4 horas.
Llegan los bautizos. Son 3 niñas. Por inmersión tres veces cada una y otras tres mostradas triunfalmente como Dios las trajo al mundo, completamente desnudas. ¡Qué sabia ha sido siempre la Santa Madre Iglesia y cómo pretenden enmendarle la plana!

Sentaditos con la comunión en las manos
Llega la Comunión. Los sacerdotes se sientan y la reparten media docena de ministros extraordinarios. Trajeados, llevan una bandeja y le van entregando en la mano a cada uno. Imagen más propia de un "barman". El pan eucarístico está formado por pequeños dados de pan, como minúsculos canapés. Pero cada cual no debe consumirla al recibirla, sino esperar a cuando ya esté todo repartido, para lo que se necesita otra ronda para que no quede nada en las bandejas. Momento en el que el presidente sacerdote dirá aquello de "Este es el Cordero de Dios..." y repetirán todos "Señor, no soy digno...." y se llevarán los taquitos a la boca. Cómodamente sentados.

A continuación, los "ministros" pasarán con enormes cálices con no menos de un litro o litro y medio de vino consagrado, repartiendo persona por persona, que van bebiendo. Y repitiendo, si es menester, hasta que todo quede consumido. No pueden quedar restos.

Ya se ven muchos huecos en los bancos
Mientras, los bancos se han ido quedando vacíos en gran parte. Al menos un tercio de los que empezaron la ceremonia se han ido en diversos momentos. Todo termina con la Bendición final, muchos aleluyas y una danza de inspiración hebrea en torno a la mesa-altar. Son las 3 y media de la madrugada. 5 horas de función religiosa. Y hay que adelantar los relojes una hora por el cambio horario. Son las 4,30 h. de la madrugada. Los neocatecumenales se van a continuar la celebración comiendo cordero y terminando con el ayuno que han hecho durante todo el sábado. A eso del cordero ya no está todo el mundo invitado. Es sólo para ellos. Al templo sí, hemos podido entrar todos. Y salido los que han querido.

¿Qué se deduce de esto que hemos visto? Una concepción de la Misa y del Sacrificio Eucarístico que se aleja impresionantemente de lo que siempre hemos creído y vivido. Sacrificio, Altar, Sacerdote y Comunión están íntimamente unidos, místicamente, realmente, físicamente, sustancialmente. En el Altar se realiza el Sacrificio perpetuo, por manos del Sacerdote, "in persona Christi", y comulga él bajo las dos especies para consumar la integridad del Sacrificio, dando participación a los fieles adorantes que comulgan a los pies del altar y de manos del Sacerdote. Aquí se trastoca el Altar, se posterga al Sacerdote, se profana el Santísimo Sacramento, y ello revela que detrás hay una mente mucho más próxima a Lutero que al Magisterio de la Iglesia. Ahora y así se celebra una Cena de fraternidad, donde la protagonista es la comunidad y donde se comparten pan y vino como signo de esa fraternidad. Eso revelan los gestos. Luego, "de interioris", ni aun la Iglesia puede juzgar. Pero la Iglesia tiene el deber de enseñar y confirmar en la Fe. Y en los signos que la manifiestan. Hace años estuvimos en otra celebración. Entonces, el copón y el cáliz iban "rulando" de mano en mano para la Comunión. Parece ser que la Santa Sede les dijo que eso no podía hacerse así. Con mucho bombo y platillo se anunció que habían aceptado la corrección de la Santa Sede. Y ahora vemos en qué consiste esa aceptación. Nos parece una burla.

jueves, 26 de octubre de 2017

Segundo escrutinio (VIII)




«Alguno todavía piensa que quiere venir a la comunidad para ser feliz y le fastidia terriblemente que en la comunidad no es amado, que es un pecador, que el otro es insoportable; quisiera un grupo de amigos, un club de gente  bien, que nos ayude a hacer nuestra vida aún más burguesa, más repelente. No, hermanos, esto no es posible. Vosotros estáis en este camino porque Dios os está llamando verdaderamente a hacer una misión muy importante en la tierra, porque el mundo sufre, porque realmente existe la tiniebla en el mundo, la muerte y la gente que sufre.
Los de las comunidades más viejas que han ido durante seis meses a predicar el evangelio por las casas pueden decir el sufrimiento que han encontrado y ahora que estamos escuchando la redditio vemos cuantísima gente estaba en el sufrimiento más tremendo.»
No puede faltar el componente apocalíptico en cualquier rollo kikil, en este caso además de generalizaciones infames lo adereza con la falsedad de llamar “predicar el evangelio” a lo que no es sino un intento burdo de captación casa por casa.
«El Señor os está llamando aquí, hermanos, para ayudarlos a salvar a la humanidad de la muerte, del sufrimiento, del pecado y poner a los hombres en un camino, en una búsqueda de la dimensión que Dios ha querido predisponer para la humanidad.
Por esto, en el mismo contexto se puede leer esta última parábola de la higuera. Muchos pueden pensar: "Pero que me importa, si se cierra la puerta, voy a la comunidad siguiente, siempre puedo escuchar la Palabra de Dios": Si uno pregunta a la gente de bien que siempre ha estado en la Iglesia, que ninguno reconoce no tener fe, la ha tenido siempre, qué le parece este camino, dice: "Vengo a la comunidad para que me expliquen la Palabra de Dios porque nunca me la han explicado".»
Empiezan los cuentos del abuelo Cebolleta. No conozco a nadie “de Iglesia” que no haya recibido catequesis y, por tanto, que no conozca las escrituras bastante mejor que Kiko.
«No entiendo cómo se puede ser cristiano sin Palabra de Dios. Si uno piensa que se puede estar aquí escuchando la Palabra de Dios tranquilamente, le digo que esto no es posible.»
Desde luego que no, porque lo único que se escuchan son kikadas, en las que Dios ni está ni se le espera.
«Esta parábola no podía entenderse plenamente fuera de un contexto catecumenal. El catecumenado en la Iglesia primitiva duraba 4 años. Aquí se dice que el señor lleva tres años yendo a buscar frutos de esta higuera y durante estos tres años no los ha encontrado. Entonces le dice al jardinero: "¡Cortarla!" El jardinero, leed el catequista (eso, el catequista, pero jamás leáis el kikotista, que no tiene nada que ver), dice: "No, señor, espera un poco más, déjalo un año más, déjala, yo araré la tierra, es decir, haré catequesis, le haré escuchar la Palabra de Dios, le urgiré, le sacudiré, iré a comer con él (es decir, a su costa), le haré un escrutinio, le diré que es una mierda, que se va a condenar. Si después de un año no encuentras fruto, lo cortas".
Es decir, hay un tiempo, no se puede estar aquí para siempre; aquellos de vosotros que no paséis este escrutinio pasaréis un año en otra comunidad para ayudaos de nuevo, pero si ese año no dais fruto, frutos de vida eterna que demuestren que habéis puesto en práctica esta Palabra de Dios, no podréis continuar.»
Unos ineptos sin formación erigiéndose en jueces para disponer y decretar lo que son frutos de vida eterna. Así va el cnc.
«Alguno podrá pensar que aunque no pasemos al catecumenado, se estará bien en otra comunidad escuchando la Palabra de Dios dos veces por semana. Esto no es verdad hermanos. Esto no es lo que digo yo; si mi interpretación no os parece correcta, dad vosotros una más justa.
"¿Por qué tienes que explotar el suelo? Talarla. Señor, déjalo por este año, darme tiempo para cavar..." Esta parábola está en el contexto de la primera; que va inmediatamente después del relato de la torre de Siloé, porque el Señor nos está llamando a conversión. El Señor te ha dado un momento de conversión, por eso terminemos esta noche con esta lectura que cierra esta celebración de la palabra que quería ser la voz del amigo del Esposo que viene a despertarte y que es un poco fuerte, si quieres, justo por esta razón: por qué viene el Esposo, se va a celebrar la boda y se cierra la puerta, y tal vez algunos de vosotros no entrarán. No se bromea con Jesucristo, no se bromea. ¿Cómo que no se bromea? No se bromea con Jesucristo.
Os lo puedo decir porque mi padre no es un cristiano y sufre y su vida es una miseria. ¿Por qué esto? Cuidado, puede sucederte a ti, que estás aquí bromeando, se cierra la puerta, o entras en crisis, te vas de este camino y tu vida puede convertirse en una miseria, aferrado a 4 monedas y transformado en un monstruo, intransigente con las enfermedades, con los niños, con el marido, con el trabajo, con todo.»
Todo lo cual sucede a quienes no se van del camino, más bien la cura empieza al dejar el cnc.
«Mirad las estadísticas de los suicidios que se producen cada día, de los drogadictos; ¿por qué nosotros no y ellos sí? Os invito, hermanos, a tomar consciencia de la realidad que vivimos y a no venir aquí sólo para escuchar hermosas  palabras, a escuchar a un tipo que grita de forma que vuestro corazón lata un poco más. Por tanto, hermanos, antes de esta palabra, el Evangelio de Lucas dice: "Cuando veis una nube que sale del poniente, enseguida decís: Lluvia viene; y así sucede. Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace. ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra, ¿y cómo no distinguís este tiempo? ¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?", dice el Evangelio. "Pues cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura arreglarte con él por el camino, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado la última moneda".
El Señor te quiere decir que la vida que te da es como un tiempo en el que has sido atrapado en flagrante delito, te ha atrapado un tipo al que estabas robando, te ha atrapado, lleno de odio, te ha encadenado y te está llevando a la policía, te odia con todo su corazón porque le estabas robando su dinero. Entonces, en este tiempo que pasa mientras llega la policía, tírate por tierra, llora, haz lo que sea, para que te perdone por qué si llega la policía te golpearán pero bien.»
Es decir, haz teatro, miente, finge, engaña, simula, haz lo que sea para salirte con la tuya, que es exactamente lo que tantos catecúmenos hacen para pasar la puerta que se cierra.

«Estas son las palabras del Señor: "No saldrás hasta que hayas pagado hasta el último céntimo". ¿Crees que la vida así? La vida no es un juego que juegas tranquilamente. La vida es algo muy serio y estoy hablando en nombre de este Dios duro, duro porque nos ama; porque tiene amor es duro y también tremendamente misericordioso, tremendamente bueno, y una prueba de su misericordia soy yo mismo que os estoy hablando.»

Que sea falso, no le preocupa. Ya dejó antes claro que hay que hacer lo que sea para conseguir lo que se quiere.
«¿Qué debo hacer? Humíllame, eso es lo que tengo que hacer. Humillarte con tu adversario, pide perdón, cede, inclina tu cabeza que es de hierro, delante de tu esposa, del esposo, de los hijos, en el trabajo, delante de Dios mismo. Reconoce que Él tiene razón, tu vida no es ni fría ni caliente, tu vida no vale nada, y pídele que te perdone. Verás como el Señor lleno de misericordia por ti te da todo, porque quiere darte todo, pero no puede darte nada si no le pides, y quien pide es el pobre, que reconoce que tiene necesidad. Quien tiene el cuello de hierro no necesita nada; este es un pueblo de dura cerviz, cuanto más les mando más blasfema, más se vuelve contra mí porque no quiere convertirse. Vosotros no, porque el Señor os ha traído aquí porque quiere convertiros, porque Él quiere hacerlo. Por esto yo soy el amigo del novio que viene a gritaros: "¡Aquí viene el novio, convirtámonos!"
Nos ponemos en pie.
III Lectura: Lc. 12, 54 - 59; 13, 1-9 (leído por el Presidente)»