Mamotretos varios

jueves, 31 de agosto de 2017

El Camino Neocatecumenal no ama a la Iglesia




El título está tomado de la profunda (incluso abisal) reflexión de Irenne a propósito del “baile de la patata” que se marcan unos cuantos alegres rabinos en el comedor de la domus Galilea.





Casi dos años después, el vídeo sigue publicado… ¡Menuda falta de amor a la Iglesia!

Y no es el único vídeo de tan pueril comportamiento que puede encontrarse.

Sucede que a la mayor parte de la humanidad le traerá sin cuidado que unos tipos barbados hagan el payaso en su tiempo libre; pero no así a aquellos que han sido debidamente adoctrinados en la necesidad del secreto de arcano para ocultar que ellos están dotados del "discernimiento" que sólo se adquiere consumiendo kikotina.

Lo cierto es que durante mucho tiempo me he debatido en dudas sin entender el mal que un baile cutre podía acarrear a la Iglesia, sabiendo que ésta es tan resistente que resiste incluso a sus pastores. Y he podido comprobar que no soy la única que no entendía el trasfondo del asunto…

Aunque tampoco entiendo si es que los únicos que tienen dispensa divina para hacer el ridículo libre y voluntariamente son los judíos. Y entonces un comentario en el blog me dio el quid:


Lo que sucede es que los neocatecúmenos no están capacitados para amar a su prójimo a menos que éste se despelote metafísicamente ante ellos. Tienen que hurgar en sus vivencias, sus creencias, sus alegrías y sus penas, sus logros y sus fracasos, sus aspiraciones y sus distracciones para poder amarles; de lo contrario, nada que hacer, sólo le verán como un enemigo, en el mejor de los casos, cuando no como un perseguidor.

Ellos no pueden amar lo que no se somete a su adoctrinamiento. Así que les es imposible amar a la humanidad, amar a los queridísimos judíos a los que no conocen de nada, amar a la Iglesia tan llena de religiosos de misa de 12 que pasa de las leyes y moralismos kikiles.

No pueden… pero eso es arcano. Los otros (a los que llaman impíos y a los que describen como esos paganos, beatorros de misa de 12, que no abandonan a sus hijos por una convivencia, ni dejan al padre anciano hospitalizado para irse a un paso, que sólo viven para el trabajo y para fornicar y para emborracharse y para cuidar gatos y para suicidarse una y otra vez, todo simultáneamente para que luego les quede tiempo para alienarse con la TV y la pornografía), estos otros, no deben saberlo.

Por eso tendría que haberse suprimido todo vídeo en el que se deja hacer el tonto a los amadísimos judíos a los que no pueden amar porque no les conocen. Para que no parezca que se pitorrean de ellos.

Porque los judíos se han creído que esos que se pitorrean de ellos son Iglesia. Por eso, sería un acto de amor a la Iglesia eliminar la prueba del pitorreo.

El problema es que los neocatecumenales no pueden amar a la Iglesia, porque no la conocen. Por eso nadie ha borrado el vídeo del pitorreo.

martes, 29 de agosto de 2017

Paso del shemá (y XXXVII)




«P- ¿Tú has dado algo desde el primer escrutinio hasta hoy? ¡Sinceramente”
R- Yo, verdaderamente, no he entendido esto de esta forma, como una exigencia de tener que probarme. No he visto claro lo que tengo que hacer.
P- Bien es una demanda muy clara. Lo hemos visto esta mañana cuando se dice “vended vuestros bienes y dadlos en limosna”, pero si tú no lo has entendido, entonces… paciencia. Y ahora, ¿lo has entendido?
R- Sí, sí.
P- Entonces veremos si lo haces, si el Señor te da la fuerza para hacerlo.
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P- ¿Tú te has probado?
R- Nada. Yo he seguido dando pero como siempre, como antes de estar en la comunidad, yo ya daba y he continuado dando. Pero empezar a desprenderme de mis bienes, no.
P- Si trata de que tú mismo veas si verdaderamente puedes renunciar como te dice el Señor, a tu dinero por amor a Él, precisamente para liberarte del apego que tengas. Porque a causa del apego al dinero haces la vida imposible a tu marido, a tus hijos y a todos. Y por este apego al dinero no puedes amar.»
Juicio y condena sin posibilidad de defensa, todo en la misma frase.
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«P- Sinceramente, ¿tú has dado algo?
R- Nada.
P- Muy bien, puedes sentarte. Es decir, muy mal, no sé por qué he dicho muy bien.
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P- ¿Tú has entendido lo que se ha dicho en el primer escrutinio? Y ¿has intentado dar algo?
R- Yo no he dado nada, es más, he impedido a mi mujer que dé.
P- Se lo has impedido a tu mujer, ¿por qué?
R- Porque estoy muy apegado al dinero.
P- Gracias, puedes sentarte. Tú lo has dicho bien, estás apegado al dinero. Precisamente por eso te habla el Señor. Porque  esto no se resuelve en un día; y tal vez nunca se resolverá. Pero es importantísimo sentar los fundamentos.
Voy a contaros una cosa que me decía Carmen y que me ha iluminado mucho. En un cierto momento, cuando estaba de misionera, el Señor le dio una alegría inmensa para darlo todo. Después te apegaste de nuevo, pero esta fuerza que te dio el Señor para liberarte una vez, te da la garantía de que Él puede liberarte siempre. Entonces, el asunto cambia, ¿entiendes? Pero ahora, en este momento del camino, cuando comienza a ponerse más serio, el Señor os invita a probaros. No tengáis miedo. Veréis como el Señor os liberará y abrirá en vuestra vida una nueva etapa. Una etapa de liberación de vuestro apego al dinero.
Este diálogo que el Señor hace contigo por medio del escrutinio, os lleva a conoceros mejor.
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P- ¿Tú te has probado un poco?
R- No he hecho nada. Pero tengo un gran deseo de comprar algunos muebles buenos y llevo mucho tiempo sin hacerlo, porque me parece que no es cristiano.
P- ¿Por qué no te parece cristiano?
R- Porque creo que este dinero lo puedo dar a la gente que lo necesite…
P- Eso sería muy hermoso, muy estoico, pero no es cristiano. No es esto lo que dice el Señor. Él no te dice que des el dinero porque los otros tienen necesidad. Eres tú quien tiene necesidad de darlo para liberarte. En el segundo escrutinio hay una renuncia a los ídolos del mundo y una adhesión a Dios. Y esta es la catequesis del shemá que haremos el domingo: “Escucha, Israel, no ames a otro Dios que no sea yo”. Descubriremos que tenemos tantos en nuestra vida. El primero de todos es el dinero; después, la familia, yo mismo, etc. Y nos creemos que amamos a Dios, pero en la práctica no es verdad y entonces en Señor te invita a dejarte de historias y bajar al suelo, a los hechos.
El mundo está lleno de problemas a causa del dinero y por esto el Señor, que establecerá con nosotros un reino (el reino de Dios en la tierra, como un signo), no puede hacerlo sin liberarte antes del dinero, porque de otro modo no podrías entrar.
Por esto es necesario que en este momento del camino os probéis. No para que vivas en una casita muy pobre, con muebles pobres. ¡No! Porque tal vez el Señor te dé mucho más dinero. Pero entonces, como dice san Pablo, harás como si no lo tuvieras, y podrás disfrutarlo. Pondrás tu casa al servicio de todos, porque ya no será un ídolo. Porque si tienes el ídolo del dinero, y con el dinero que tienes te compras muebles hermosos, entonces se convierten en ídolos para ti… y ¿qué sucede si alguien los raya?
No podéis entrar en el catecumenado sin conocer profundamente vuestra realidad. El Señor os dice que podéis comenzar a probaros
En realidad el único que dice cuando, cuando y como es Donki, Dios no pone esas condiciones.
«Os dice: “vended vuestros bienes, dadlos en limosna y tendréis un tesoro en el cielo”. Estas son palabras del evangelio para poner en práctica. No son para las monjas ni para los sacerdotes ni para los monjes. Ya os lo dijimos el otro día. Este evangelio no está escrito para ellos porque en aquella época no existían; sino que era un pueblo como nosotros. No había nacido ni San Francisco ni ningún fundador. Todos eran gente como nosotros. Entendéis lo que os quiero decir, ¿verdad?»
¡Cómo le gusta a Donki tergiversar! Porque esa “cita” en el evangelio no aparece como dicha indiscriminadamente a todos, sino a uno solo al quien sólo le faltaba una cosa muy concreta.
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«­P- ¿Tú te has probado?
R- No, pero te quiero decir una cosa. Tú has dicho que lo que haga tu mano derecha no lo sepa la izquierda.
P- Sí.
R- Bien, pero sé que si doy algo en casa lo sabrán todos. Sé bien que estoy muy apegada, pero si quiero desprenderme lo sabrá toda la familia y habrá problemas. Y entonces lo de la izquierda…
P- Sí, pero no te engañes. Que lo de la izquierda y la derecha quiere decir que debes escrutar tu intención. De no darlo con intención secreta sino para que la gente diga “¡qué buena es!”. De no hacerlo para que te respeten o de admiren. Y si por darlo llega la persecución… tanto mejor. Así que atenta a no darlo para que te digan “fíjate, es una santa”, porque así ya tendrás tu recompensa. Pero si por darlo tienes una pelea con tu marido o con tu madre o con quien sea… Está bien.
El Señor te invita a desprenderte de este ídolo que tú has reconocido. Y tal vez pienses que no puedes, pero el Señor te dará la fuerza necesaria.»