KIKO Y CARMEN, MÁS QUE MARIDO Y MUJER

Kiko Argüello presentó en Madrid el viernes 30 de junio el primer volumen de los diarios de Carmen, la "cara extinta" (apelativo que le han dado nuestros amigos italianos en el blog Neocaatecumenali), correspondiente a los años 1979, 1980 y 1981. El formato del libro, por tanto, es el mismo que el de las reflexiones de Kiko. 

No es una novela, no es un texto divulgativo, es una colección de pequeños textos que por supuesto se prestan al juego de "elección al azar" que tanto le gusta al profeta. Si eres neocatecumenal y necesitas tomar una decisión en tu vida, ahora puedes abrir una lectura al azar bien de la Biblia de Jerusalén bien de los libros de los fundadores para saber qué dice Dios que tienes que hacer. ¡Es magnífico! 

Solo algunos medios de comunicación se hicieron eco de la presentación de marras. Por supuesto, tuvo lugar en la Universidad privada Francisco de Vitoria, la universidad neocon de los de Comunión y Liberación, con presencia del decano de la Facultad de Humanidades, el neocatecumenal D. Ángel Barahona, del Subsecretario del antiguo Pontificio Consejo Cor Unum (ahora se llama Dicasterio para el Servicio del desarrollo humano integral), del Cardenal Cordes como Presidente Emérito del anterior, y de Carlos Granados, Presidente de la BAC (editorial que publica el libro mencionado). Por ahí, entre el público, estaban Rouco y Reig-Pla. Ah, y mil asistentes. 

Para gustos, colores. Puede que alguien considere interesante leer el libro de Carmen e incluso lo compre libremente. A los neocatecumenales se les hace leer, por supuesto, no porque sean grandes aficionados a la lectura sino porque tienen que obedecer a sus catequistas. Y si los catequistas dicen que hay que comprar el libro, se compra. Y si Kiko dice que la Suprema puede hacer milagros a través de la mente de quien lea su libro, pues amén.

En mi opinión, lo interesante del libro es que podamos leer en palabras de Carmen la Suprema cómo vivía su posible enfermedad psiquiátrica, siempre tan oculta. Más allá de tres anécdotas sobre el encuentro de Kiko y Carmen en los inicios del Camino, poco sabíamos de ella en relación a su vida cotidiana. Es más, resulta sorprendente que ella nunca hiciese mención a su vida como ser humano de carne y hueso. Carmen siempre andaba divagando en la estratosfera: muchas ideas teológicas por aquí, mucha espiritualidad por allá, pero pocos hechos concretos de los que ella y su extraña pareja exigían confesar a sus seguidores. 

El mito de la Carmen mística siempre ha funcionado para que a Carmen se la dejase en paz. Y tan bien funcionó que, según Kiko, ni él mismo se enteraba de qué diantres le pasaba a esta señora por la cabeza y por el corazón. Dice el profeta que su relación "era más que un matrimonio. Nos unía la misión". 

Pues claro... no esperábamos menos de ti, Kiko. Tú siempre eres el más. A ver quién es el guapo que se cree que la misión de unos esposos cualquiera podría ser comparable a vuestra vida juntos, ¡acabáramos! ¿Por quién dan la vida los matrimonios? ¿por los hijos? Buah, vosotros la habéis dado no por uno ni dos ni dieciocho, sino por un millón y medio de neocatecumenales. No hay color.

¿Cómo vamos a comparar la vida de la pobre Carmen con la vida de cualquier mujer del Camino? Carmen, la millonaria, renunció según tú a todo por esa misión junto a ti. Según tú, "dejo de ir a las misiones con las que soñaba desde adolescente", cuando todos sabemos que la expulsaron de la orden a la que pertenecía como monja novicia.

Dices que "renunció a sus estudios y libros de Teología y a una vida estable", cuando se nos ha dicho por activa y por pasiva que Carmen había estudiado una licenciatura en Químicas y otra en Teología. Y pones la guinda afirmando que tuvo que llevar una existencia llena de viajes constantes y que "no tenía dónde reclinar la cabeza". Vamos a ver: ¿vuestros viajes no eran para evangelizar? ¿no era vuestra misión ser misioneros (valga la redundancia)? Y respecto a su no-casa donde no-reclinar la cabeza: ¿dónde vivía Carmen contigo en Roma? ¿Acaso en unos cartones tirados en la calle? ¿Y qué es el apartamento de lujo donde ambos habitabais en Roma junto al Vaticano: un zulo?

Por favor, basta de llorar, Kiko, basta de intentar dar pena haciendo creer a los demás que habéis sido dos pobrecitos. Ya está bien, no faltes a la verdad: que habéis vivido muy bien de aquí para allá y a todo lujo. Que no viajabais en una guagua sino en jet privado y coches de alta gama. Que no pisábais un hostal de medio pelo sino hoteles de lujo y las mejores estancias en todas partes. No mientas porque ofendes. Que ahora resulta que a Carmen "nada le interesaba del mundo" cuando vivía como lo que era, una señorita sin preocupaciones. 

Y que ahora nos cuentas que lo de Carmen era pura libertad porque daba coces a cualquiera que se le pusiera por delante, sin importarle si era el Papa o el cabo palotes. Que a vosotros no se os puede dejar de obedecer ni cuestionar en lo más mínimo, so pena de excomunión, y en cambio Carmen podía decir la primera barbaridad que se le pasase por la cabeza y lo de ella no era ni mala educación ni pura mala leche reconcentrada: era libertad. ¡Lo que hay que oír! Si hasta Monseñor Cordes la compara con Santa Teresa de Calcuta, qué ceguera tan inmensa. 

Me sonreía leyendo cómo te asombra que Carmen haya sufrido tanto en su interior sin que tú te enterases de nada. No me extraña, Kiko, porque tú solo ves tu ombligo y nada más allá fuera de él. Todos sabemos lo 'megalomaníaco' que eres, así que es comprensible que no supieras nada. Por otro lado, ¿qué hubieras hecho de saber todo lo que esa mujer sufría? ¿Qué le habrías dicho a Carmen: vete a rezar a un convento, haz un desprendimiento fuerte de bienes o abre la Biblia al azar a ver qué quiere Dios decirte? ¿Le habrías hecho un escrutinio a pelo, como hacen tus catequistas a los pobres incautos que se creen que están iluminados por el Espíritu Santo? ¿Le habrías dicho que sus tristezas eran pecados ocultos, que estaba poseída por un demonio mudo? 

Qué grandísimos fariseos, Kiko y Carmen, Carmen y Kiko, tanto monta, monta tanto. Algún día se verá dónde queda todo este chiringuito que habéis levantado. Pobre señora, la santa súbita, tan necesitada de cuidados psiquiátricos y psicológicos y a la que su propio orgullo impedía pedir ayuda a alguien que no fuese el mismísimo Dios. Pobre mujer, tan enferma de la mente, viviendo junto a otro trastornado, tal vez más enfermo que ella, que jamás se paró a pensar en ella, la "más que" su esposa. 

Todo esto es para vomitar. Para llorar varios días seguidos sin parar.

Señor, ten piedad de tu Iglesia, que más parece un circo o una cueva de ladrones en manos de mercaderes de la fe.

Señor, ten piedad de todos los enfermos mentales que son hijos tuyos, que necesitan ser atendidos y amados en su sufrimiento por buenas personas y mejores profesionales. Protégelos del daño que puedan hacerles quienes se acercan a ellos con juicios y remedios mágicos.

San Miguel Arcángel, intercede por la Iglesia de Dios para que el mal nunca prevalezca.