Nada nuevo: el CNC desobedece al Papa

En más de una ocasión, se ha tratado en este y en otros blog las desobediencias de Camino en materia litúrgica, con la incorporación de simbología judaizante, de chupitos dulces tras la comunión, de interrogatorios a los niños interumpiendo el ritmo de la Misa... 
 
Pero la liturgia no es el único asunto en el reiteradamente se les ha llamado a la obediencia y con la misma reiteración desatienden las instrucciones recibidas.
 
Así, va para dos décadas que la Iglesia Católica, con objeto de ajustar el servicio que quería recibir del Camino en concordancia al carísma que éste decía tener, inició el estudio y redacción de un Estatuto que estableciese la naturaleza, alcance y límites de este grupo que no quiere ser un movimiento.

Juan Pablo II fue el promotor de esta iniciativa. Y en cuanto se contó con la versión preliminar del Estatuto normativo y preceptivo, les hizo saber: 

«Los Estatutos han de constituir para el Camino Neocatecumenal una “clara y segura regla de vida” (Carta a S. Em. R. Cardenal James F. Stafford, 5 de abril 2001), un punto de referencia fundamental a fin de que este proceso de formación que tiene como objetivo llevar a los fieles a una fe madura, pueda ser realizado de un modo adecuado a la doctrina y disciplina de la Iglesia. (…) Vosotros, presbíteros y catequistas del Camino, tenéis la responsabilidad de que los Estatutos sean puestos por obra fielmente en todos y cada uno de los aspectos» 

(Juan Pablo II al camino con motivo de la aprobación ad experimentum de los estatutos, 21 de Septiembre de 2002).

No es una recomendación, no es un consejo, no es un anhelo, es una instrucción recibida del Papa para los curas que atienden al CNC primero y para los kikotistas después. Se les da instrucciones del trabajo que se espera de ellos, como siervos que son, y además se establece la jerarquía dentro de esa servidumbre: los presbis antes que los kikotistas.

Por supuesto tal responsabilidad no se menciona ni se comenta en el Camino, donde sólo asumen la "responsabilidad" de ser la voz de su amo kikil.

No sólo Juan Pablo II, su sucesor, Benedicto XVI también insistió en que más importante que el carisma particular es la unidad:

«La unidad de los discípulos del Señor pertenece a la esencia de la Iglesia y es condición indispensable para que su acción evangelizadora resulte fecunda y creíble. (…) Os exhorto a intensificar vuestra adhesión a todas las directivas del cardenal vicario, mi colaborador directo en el gobierno pastoral de la diócesis. La integración orgánica del Camino en la pastoral diocesana y su unidad con las demás realidades eclesiales beneficiarán a todo el pueblo cristiano y harán más fecundo el esfuerzo de la diócesis a favor de un anuncio renovado del Evangelio en nuestra ciudad. De hecho, hoy hace falta una amplia acción misionera que involucre a las diferentes realidades eclesiales, las cuales, conservando cada una la originalidad del propio carisma, deben operar con concordia, tratando de realizar esa “pastoral integrada” que ya ha permitido alcanzar resultados significativos».

(11 de enero de 2009, discurso de Benedicto XVI al Camino Neocatecumenal).

Aquel a quien yo bese...

La unidad, sello y signo de la Iglesia, es abominada por el Camino. Los iniciadores acostumbran hacer pasar los demás carismas que haya en la parroquia, en cualquier parroquia, por grupitos sociales por los que nadie daría la vida, grupitos llenos de beatos de Misa de 12, dicen.

Por supuesto, si hay algún grupito que se crea merecedor de que se dé la vida por él, es que hay un problema de idolatría en tal grupito. Así que bueno es que en los grupitos de la Iglesia no haya idolatría... pero no puede afirmarse lo mismo respecto a ese grupito que no quiere ser un movimiento, ni integrarse en la parroquia, ni participar en la pastoral de la misma, ni dejar que la dirección la lleve el párroco.

Un último ejemplo:

«Al mismo tiempo, la maduración progresiva de la persona y de la pequeña comunidad en la fe debe favorecer su inserción en la vida de la gran comunidad eclesial, que tiene su forma ordinaria en la celebración litúrgica de la parroquia, en la cual y por la cual se actúa el Neocatecumenado (cf.Estatutos, art. 6). Pero también durante el camino es importante no separarse de la comunidad parroquial, precisamente en la celebración de la Eucaristía, que es el verdadero lugar de la unidad de todos, donde el Señor nos abraza en los diversos estados de nuestra madurez espiritual y nos une en el único pan, que nos hace un único cuerpo (cf. 1 Co 10, 16 s).

(20 de Enero de 2012, discurso de Benedicto XVI al Camino Neocatecumenal).

Lo que el Papa Benedicto XVI les dijo, negro sobre blanco y sin posibilidad de mala interpretación por parte de nadie, es que es más importante la unidad de la parroquia, precisamente en la celebración de la Eucaristía, que las particularidades de cada grupo. Es decir, que es más importante que se integren en las Misas de 12 a que mantengan sus 'ukas' separadas. Porque la inserción en la vida de la gran comunidad eclesial tendría que ser el objetivo del Camino.

Objetivo que no se cumple, porque el Camino no está dispuesto a ser sal se disuelve ni grano de trigo que si no muere no da fruto. Porque no están por la labor de que el fruto sea para la Iglesia.

Y no se dan cuenta, o sí, pero no les importa, que el grano de trigo que no muere, queda estéril. 

«10 El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho.
11 Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero?
12 Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro?»  

(Lucas 16, 10-12).