Criterios de Lifton: Manipulación mística

Tras completar la panorámica general, se van a ir mostrando, en sucesivas entradas, ejemplos prácticos de aplicación de los ocho elementos clave que se aplican en programas de reforma del pensamiento que Robert Lifton identifica como “Sistemas de totalitarismo ideológico”.

Segundo criterio: Manipulación mística

Es un proceso sistemático, planeado y manejado por el líder del grupo y por sus ayudantes, por el cual debe verse al líder como omnisciente, omnipotente con poderes o atributos especiales. Es el único mediador o intérprete de verdades ocultas y absolutas.

Estoy aquí para que me escuche el de blanco y se konvierta

“Os hablo en nombre del Señor. Soy un ángel para vosotros. El Señor me ha traído aquí, a Sora, para que me escuchéis, porque quiere vuestra conversión. (…) A lo mejor hoy, después de escuchar esta predicación, después de esta Palabra, después de este anuncio del kerigma, te es más fácil convertirte. ¡Hoy conviértete! Los cristianos cada día recomenzamos desde cero. ¡Hoy conviértete! Eso es lo que el Señor querría hoy de ti. El Señor quiere tu conversión hoy a lo que te estoy diciendo” (libro agotado pero inagotable).

Si ningún rubor se comienza afirmando ser intérprete de la voluntad de Dios para los captados, para todos ellos. Y acto seguido se afirma que esa voluntad divina es que todos se sometan a lo que al gran gurú se le ocurra ‘proponer’. De forma que no seguir al líder es oponerse a Dios y si a Dios se le agota la paciencia…

A partir de este postulado es fácil implantar el dicho de que “el fin justifica los medios” ya que la conducta y directivas del líder siempre se interpretan como de origen divino, o casi divino, y de propósito muy superior al de los simples mortales, lo que justifica que emplee medios nocivos para sus semejantes, pues si Dios lo permite, es que esos semejantes se merecían lo que les pase.

Por ejemplo, el fin justifica que la familia pase necesidad:

“Vamos a hacer una colecta y lo que nos podáis dar lo usaremos para la convivencia de Obispos porque estamos en baja. Siempre sois generosos y os ayuda a la conversión en preparación a la Vigilia Pascual. Para la misión ad gentes os hemos pedido dinero y habéis contribuido. Sed generosos, tenéis que contribuir a la evangelización de Europa con vuestros bienes” (anuncio Pascua 2008).

 

Al menos uno, pasó la noche en autobús

El fin justifica un viaje incomodísimo:

“Y este encuentro no va a ser fácil porque este año el 25 de diciembre es viernes y el 27, fiesta de la Sagrada Familia, es el Domingo o sea que no hay nada más que un día para viajar después de la fiesta de Navidad. Y hemos visto el entusiasmo con que han acogido ayer mismo la noticia los hermanos de Italia que van a venir a miles; vienen miles de Polonia; vienen de Alemania, de Inglaterra, de Francia. Va a ser un acontecimiento impresionante” (anuncio Adviento 2009).

El fin ‘justifica’ que el grupo encubra un delito de lesiones:

“Hoy en el mundo anticristiano sabéis que no nos dejan amar así, no nos dejan amar así en Europa. Dicen que esto es aberrante. Que esa mujer que tiene un marido borracho, se debe separar, que lo debe denunciar, que esto es una monstruosidad” (anuncio Pascua 2014).

Para alguno la cruz es aberrante, y sí les dejan ocultarla

El fin 'justifica' incluso llegar al asesinato... siempre que sean feminicidios habidos en matrimonios rotos (por culpa de ella, por supuesto).

Pero no todos están en el conocimiento secreto del fin perseguido. Se usan principios dogmáticos que conforman una “ciencia” sobre la verdad, el comportamiento humano, la psicología humana. Toda la experiencia en el grupo debe ser filtrada a través de los guías.

“No eres tú quien sabe si eres cristiano, si todavía estás en el camino catecumenal. Puede ser que lo que tú crees un signo de Jesucristo, no sea más que un signo de honestidad, de tus cualidades humanas, señales que un maxista puede dar como tú y mejor que tú. Asimismo, durante el catecumenado, tú no puedes dar aún los signos de la fe adulta. El apóstol, el catequista, que te lleva en el catecumenado, es quien tiene que vigilar el camino, como un hermano mayor, ya que se supone que el Obispo le ha reconocido en este carisma, para llevaros a la fe” (mamotreto de inicio).

El de blanco no sabe quien es el que manda

 Es por ello que el adepto debe practicar la sencillez de un niño pequeño que se deja llevar por su padre sin cuestionarse nada.

“El hilo conductor en el camino neocatecumenal es una obediencia perfecta. Porque si no hay obediencia al catequista no hay camino neocatecumenal (…)

Esta comunidad no va a caminar sola, haciendo cada uno lo que quiere, estas comunidades las dirigimos nosotros en nombre del Obispo. Tenemos la misión de conducirlas a la fe adulta, al Bautismo. Nos hacemos responsables de vuestro camino neocatecumenal. Por esto no hay catecumenado sin obediencia a la autoridad de los catequistas” (convivencia inicio).

Para ‘bajar la guardia’ de los captados, se crea ambiente mediante cantos, ceremonias privadas, "hablar en lenguas", privación de comida o de sueño, o simplemente la reiteración del mismo mensaje. Estas técnicas son efectivas para que una persona ponga su mente consciente a DORMIR –en griego: hypnos, por eso se le llama hipnosis-. ¿Por qué? Porque mientras se está cantando o "meditando" el mensaje de Dios recibido a través de un pseudo-rito, la mente está ocupada y no tendrá tiempo para dudar de la validez del grupo.

En suma, se trata de reemplazar con técnicas de ansiedad y de producción de tensión emocional, el estilo antiguo de coerción enfocado en el dolor, la tortura, las drogas, o las amenazas, que no cambiaban la actitud para que los sujetos siguieran las órdenes "de buena gana".

Y como su presunta autoridad viene de Dios, todo cuestionamiento de la misma viene del maligno. Así resulta que ellos, que jamás aportan pruebas de venir en nombre de quien dicen venir, sin embargo hurgan en las vidas de los demás en busca de pruebas de un presunto cristianismo que se manifiesta en la obediencia perfecta a ellos, por encima de la propia conciencia, por encima del sacerdote de la parroquia, por encima del obispo y del Papa, si se presenta el caso.

Esta prepotencia tan alejada de la humildad que caracteriza al verdadero cristiano es altamente contagiosa. Así sucede que los adeptos acostumbran a exigir pruebas, cifras y/o documentos a quienes les discuten, pero ellos jamás las aportan, puesto que los enviados por Dios no tienen que dar pruebas de nada, parecen pensar, pero pueden demandarlas a todos los ajenos.