Acusica, Barrabás, ¿sabes dónde te verás?

Ciertos comentaristas zafios e inmaduros o infantiloides, me hacen recordar el dicho aquel: Acusica, Barrabás, en el infierno te verás.

Al fin y al cabo, el acusador por antonomasia es el demonio y su sitio es el infierno. Supongo que de ahí viene la previsión de que a quienes hacen las obras propias del acusador, corresponda verse en el lugar donde de seguro tendrán la compañía de su padre espiritual.

En una ocasión el mismo Jesús declara la filiación demoníaca de aquellos que demuestran ser incapaces de entender su mensaje y reconocer la Verdad del mismo:

41Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no hemos nacido de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.

 42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais, porque yo de Dios he salido y he venido; pues no he venido por mí mismo, sino que él me envió.

 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis oír mi palabra.

 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de sí mismo habla, porque es mentiroso y padre de la mentira.

 45 Y a mí, porque yo digo la verdad, no me creéis.

Dice la escritura: “¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis oír mi palabra”. Y más adelante insiste “porque yo digo la verdad, no me creéis”.

¿Para cuando la venta de discos con lo que "debemos" oir?

Ya lo dice Pakito el lacrimoso: la fe viene por el oído; así que mal lo llevan los sordos para convertirse. Seguro que es que diosito (el de Pako) les ha desechado y por eso son sordos y no pueden 'deleitarse hasta la náusea' con los infumables rollazos carentes de inspiración y gracia del susodicho lastimoso.

Pero el quid, como apunta la fotografía, es ¿qué es lo que debemos escuchar para alcanzar la fe? (obsérvese el moralismo: “debemos”, no sea que por no hacer lo que “debemos”, nos tenga que venir un cáncer o algo peor).

De hecho, recuerdo que en una ocasión Pako puso a la venta un disco de kikirigallos, digo, de cantos gallosos, llamado Paloma Incorrupta. Para que los kikirikúmenos, digo, los catecúmenos pudieran escuchar lo que "deben" en lugar de ponerse a oir hablar de fubol por la radio. Sospecho que el disco fue un fracaso, porque ni se ha vuelto a saber del mismo, ni se ha vuelto a cantar la Paloma Incorrupta, lo que no es ninguna pérdida para los amantes de la música.

En todo caso, obviando que Dios no necesita nuestros sacrificios y oblaciones y aún menos que hagamos las cosas por “obligación”, la respuesta correcta a la pregunta de qué es conveniente escuchar para alcanzar la fe (no hace falta ser un genio para darse cuenta) es: escucha la Palabra de Dios, esa que te puedes encontrar en cualquier Misa de 12:00, en cualquier parroquia, en cualquier lugar del planeta.

Pero, ¿qué sucede si en lugar de verdadera comida y verdadera bebida, al alma ansiosa de Dios se le ofrece como único manjar un sucedáneo adulterado? Un sucedáneo que de todos habla mal, empezando por los floripondios de un Papa hasta llegar a la fe que no importa a nadie del cura de pueblo; un sucedáneo que lejos de acoger y consolar a todos sólo sabe acusar y condenar a todos y por todo; un sucedáneo que carga pesados “debemos” y otros fardos sobre las espaldas de los mismos a quienes acusa de ser lo peorcito del planeta Tierra y sus alrededores…

¡Ojo con prestar oido a falsos profetas!

Sucede, y el blog es un inmejorable escaparate de ello, que quienes son envenenados por ese producto adulterado se hacen como los fariseos de la época de Jesús: Escuchar o leer la verdad les produce urticaria y desata sus instintos homicidas.

El veneno recibido ha hecho de ellos seres implacables incapaces de amar, incapacitados para darse al otro, seres que a nadie respetan, que sólo tienen para los demás palabras de burla, de desprecio y de acusación.

Porque son hijos de su padre.

Ni en su lenguaje ni en su vida existe la comprensión, ni la caridad, ni la empatía. Porque nadie puede dar de lo que no tiene y ellos no son una excepción, sólo dan de lo que llevan dentro. Por eso lo único que pueden dar son acusaciones.

Que las mismas no tengan fundamento y no engañen a nadie más que a ellos mismos, es lo de menos. Necesitan acusar como el respirar. No tienen otra cosa. No son otra cosa.

Acusicas como su padre.

Estos son los frutos que el CNC muestra al mundo. Con tales frutos, ¡cómo no prohibir que se asomen a internet, si causan espanto!

¡Pobre Pako el doliente, qué de disgustos le dan sus criaturas!