Escuchad lo que digan, pero no hagáis lo que hacen

Es bien sabido que del dicho al hecho hay un largo trecho. En el caso de los seguidores del CNC, un trecho que parece insalvable. Y que con frecuencia es ocasión de escándalo.

 

Hace algún tiempo, se destapó uno de tales escándalos con motivo de lo que en el CNC se considera el trato debido a los homosexuales. Porque de todos es sabido que en el CNC no hay homosexuales, y que, de haberlos (que no los hay) se curan, y que de no curarse (lo que es imposible, porque para empezar no los hay y para continuar el CNC es la panacea curativa de aquellos llamados invertidos por Pako), se les invita a abandonar la casa paterna, la comunidad, el CNC, la Iglesia y hasta el mundo de los vivos.

De forma que en el CNC, el considerado trato debido a los homosexuales es la absoluta exclusión familiar y social, porque lo que no existe no puede ser incluido, y si existe, se excluye para aparentar que ha dejado de existir.

Pero que quede claro que son los excluidos los causantes y culpables del anatema practicado sobre ellos, por empecinados, por endemoniados, por no dejarse curar, por no obedecer al kikokista que, en suma, es como no obedecer al dios (en minúscula, porque no es el Dios verdadero) de Pako.

Pues sucedió hace algún tiempo que un matrimonio vino a pedir consejo sobre el siguiente asunto:

 

¡Fatal lo pasaron al ser invitados al enlace!

 

“Tenemos unos amigos gays, son estupendos, nos caen genial, tienen una casa muy maja, con piscina. Cuando nos invitaron a su enlace civil lo pasamos muy mal, tuvimos que dar bastantes vueltas y buscar con mucho tacto y mucho cuidado hasta dar con un presbítero R.M. que nos aconsejase en el sentido que nosotros buscábamos, es decir, que lo importante es no ser escándalo para nadie. Y claro, hubiese sido un escándalo para los contrayentes y para todos los invitados que nosotros, que tantas veces hemos compartido con ellos su piscina, nos negásemos a ser testigos de su enlace. Así que, con la conciencia tranquila, fuimos a la “boda” de estos amigos –por cierto, el banquete fue espectacular y los novios estaban muy guapos-. Pero entended que fuimos para dar ejemplo evangelizador de acogida al pecador.

“Pero ahora han adoptado a un niño. Y no sabemos qué hacer. Porque no queremos dejar de ir a su estupenda casa y a su piscina, pero nos preocupan las preguntas que van a hacer nuestros hijos. Porque hasta ahora los niños no veían nada raro en que dos hombres viviesen juntos, pero es que ahora tienen un bebé. Y van a preguntar que donde está la mamá del bebé… ¿Cómo les explicamos a nuestros hijos que si los amigos son gays no pasa nada, Dios les quiere como son; pero como se les ocurra a los hijos ser gays, o se curan o les tendremos que echar de casa? ¿Cómo se lo explicamos?

Otro mantra repetido hasta la saciedad en el CNC es ese que dice “Morir es con mucho lo mejor”.

En virtud de ese mantra y de otro que asegura que en el CNC todos son felicísimos, se invita a familiares y amigos de enfermos terminales a estar contentos como castañuelas, inclusive a cantar y reír en presencia del enfermo para ‘hacerle ver’ que Dios lo quiere tantísimo que se lo lleva con él. Y si se lo lleva con una enfermedad dolorosísima que le obligue a permanecer postrado y sedado y sin enterarse de lo que pasa a su alrededor, hay que alegrarse más aún, porque es signo de predilección por parte de Dios, dicen.

Y mientras el enfermo aguante vivo, la comunidad se turna para hacer felicísimas visitas con guitarra y salterio, con mucha algarabía y mucha alegría, para que el mundo vea como mueren los cristianos, dicen.

Y se someterá a estrecha vigilancia al felicísimo cónyuge y a los felicísimos hijos, para que no desfallezcan. Porque darían un ejemplo nefasto a los paganos si les viesen tristes, si llorasen, si se doliesen de lo que están viviendo, dicen. Porque un verdadero cristiano, no puede ponerse triste, dicen.

El cristiano no levita de arrobo ante la cruz

Todo esto dicen y obligan invitan a hacer cuando el moribundo no les atañe directamente, cuando no es de su familia, cuando no les pasa a ellos… Pero resulta que cuando es a ellos a quienes les toca cantar y bailar ante un tumor maligno extendido e incurable, ni cantan ni bailan, sino que lloran. Entonces descubren que la enfermedad de un ser querido les causa sufrimiento. S U F R I M I E N T O, con todas sus letras y en mayúsculas. Entonces reconocen que están en estado de shock; y se apresuran a pedir oraciones no de acción de gracias, sino de auxilio, porque ya no es todo estupendo y maravilloso, puro amor y predilección de Dios, felicidad total,sino que les parece una muy dura prueba difícil de aceptar sin perder la paz.

Porque lo suyo es cargar pesados fardos sobre las espaldas de los demás, fardos que ellos ni han llevado, ni están dispuestos a llevar.

Es muy fácil predicar a los demás que la cruz del cristiano es cruz gloriosa, lecho de amor donde te desposa el Señor. Es fácil afirmar que sólo quien no se baja de la cruz, quien la acepta y abraza, quien no da patadas contra el aguijón, encuentra la felicidad, porque la felicidad es hacer la voluntad de Dios, que es quien ha diseñado esa cruz, por amor, para cada uno de nosotros…

 

¡Cómo no deplorar semejante S. Esteban!

Pero resulta que el mismo que así se manifiesta se revuelve como serpiente en cuanto la cruz le roza lo más mínimo. Y no duda en acusar de ser instrumentos del maligno a quienes no pueden por menos que ver -porque es obvio y manifiesto- que sus vidrieras son un churro mayúsculo (http://www.abc.es/hemeroteca/historico-27-05-2004/Cultura/los-ataques-de-la-academia-se-deben-a-la-obra-del-demonio-dice-kiko-arg%C3%BCello_9621711232988.html); o descalifica a quienes no aprecian sus métodos, usando contra ellos expresiones como hostigadores, clericalistas, oficinistas de un culto ritual carente de fe.

Por eso digo, escuchad lo que dicen, pero no hagáis lo que hacen, porque sus obras no son obras de Vida Eterna, sino de muerte.