¿Obediencia?

Anteriormente ya se comentó en Crux Sancta sobre la debida obediencia de los obispos al Papa y en dicho artículo presuponíamos que lo de obedecer no era algo que los prelados llevaran de buena gana. Muchos de nosotros pensamos directamente en aquellos grupos ideológicos que son adversarios o que son propicios a la gresca con Roma, pero hoy traemos a colación un ejemplo reciente de ello.

El Diario Vasco publicó el 4 de diciembre de 2012 la noticia sobre la implantación de una nueva orden en Euskadi tras la marcha de las religiosas clarisas en el convento de Bergara.

De las religiosas de San Juan y Santo Domingo se destacaba que eran diecinueve religiosas con una edad media de 25 años, frente a las clarisas que abandonaban el convento (quienes superaban los 80 años de media), y que las jóvenes afrontan una estricta rutina, teniendo como base la dedicación a la oración por todos y la oración, formación y trabajos manuales para buscar el sustento.

La verdad es que esta orden (entiéndase asociación pública de fieles) fue implantada a nivel estatal por el obispo de Córdoba (España) en el año 2011 y cuenta con otra casa en Bergara ya que el obispo de San Sebastián, don José Ignacio Munilla, según afirma «me invitaron a ofrecer unas conferencias en Córdoba el pasado verano y allí conocí a esta congregación interesadas en fundar casas. Vista la situación de las clarisas en Bergara, les ofrecí esa posibilidad».

Muestra de la estrecha relación del obispo de San Sebastián con las religiosas de San Juan y Santo Domingo es que en cuestión de meses ya tenían un convento para ellas y el propio obispo ofició la misa de recepción a la nueva comunidad que se instalaba en Bergara tras la marcha de las clarisas.

Aparentemente el lector no encontrará ninguna relación entre la obediencia de los obispos al Papa y la noticia sobre la implantación de la comunidad de San Juan y Santo Domingo en la diócesis de San Sebastián. Pero hemos de recordar que el artículo fue publicado el día 4 de diciembre de 2012.

Es ahora cuando debemos echar un vistazo al siguiente documento (una traducción oficial de la Secretaría de Estado del Vaticano) del día 10 de enero de 2013.

De lo que se puede destacar:

El Sumo Pontífice Benedicto XVI, en la audiencia que me ha concedido en el día de hoy, ha dispuesto lo siguiente:

1. La Asociación pública de fieles denominada <<Hermanas de San Juan y Santo Domingo>>, erigida el 29 de junio de 2012, en la diócesis de Córdoba, ha sido suprimida con efecto inmediato y sin posibilidad de que sea reconstituida bajo ninguna otra forma, tanto en la diócesis de Córdoba como en ninguna otra diócesis, debido a que ha cometido una grave lesión de la disciplina eclesiástica; [...]

Vaticano, 10 de enero de 2013

+ Cardenal Tarcisio Bertone

Secretario de Estado

No vamos a tratar los motivos ni a entrar en la discusión por las cuales Su Santidad ha suprimido esta asociación pública de fieles. Sabemos reconocer que cuando Roma locuta, causa finita. Ahora bien, sabiendo que los problemas de esta asociación pública de fieles estaban siendo considerados por Roma desde febrero de 2012, la pregunta es: ¿cómo monseñor Munilla ha permitido la recepción en su diócesis a una asociación que estaban siendo investigada?

Una vez transcurrido un mes desde la entrada en vigor de lo dispuesto por el papa Benedicto XVI, ¿por qué monseñor Munilla permite a esta suprimida asociación pública de fieles (que no congregación religiosa) ocupar el convento de Bergara?

Si anteriormente ya habíamos hecho la suposición de la escasa voluntad de los obispos a seguir los mandatos de Roma (como es el caso pro multis). Ahora, nuevamente, encontramos otro caso y no es ni más ni menos que el propio José Ignacio Munilla, todo un obispo de la nueva evangelización twittera y siempre cercano a la cúpula del poder episcopal español, a quien le trae sin cuidado las disposiciones del Santo Padre, al menos en este caso.

A la hora de redactar el presente artículo (24 horas tras el triste anuncio de la renuncia de Benedicto XVI a su ministerio petrino), monseñor Munilla no había hecho ninguna valoración que haya trascendido tanto a la prensa como a las redes sociales (incluidas sus cuentas de Facebook y Twitter) sobre este acontecimiento.

Ahora empezamos a entender algo.