Mamotretos varios

miércoles, 23 de abril de 2025

La moral más sabia y universal

Los primeros que nada saben de "la moral más sabia y universal" son los hijos del Camino, que solo han recibido un producto adulterado. Pero como la ignorancia es atrevida se creen más iluminados y con más discreción y discernimiento que cualquier beato de misa de 12 como Santo Tomás, Santa Teresa o San Agustín.

 

El político socialista y declarado ateo Jean Jaurès, fundador del periódico francés L’Humanité, procuró que su hijo recibiese educación cristiana ya que según él, una instrucción y educación completas nunca "lo serían sin un estudio serio de la religión".

En una carta escrita y publicada por Jaurès en su propio periódico y de la que se desconoce la fecha, el escritor niega rotundamente a su hijo la dispensación de un justificante que solicitó el joven para ser eximido de la educación religiosa.

"Este justificante, querido hijo, no te lo envío ni te lo enviaré jamás", indicó.

"¿Cómo sería completa tu instrucción sin un conocimiento suficiente de las cuestiones religiosas sobre las cuales todo el mundo discute? ¿Quisieras tú, por tu ignorancia voluntaria, no poder decir una palabra sobre estos asuntos sin exponerte a soltar un disparate?", cuestiona el pensador francés.

"Hay que confesarlo –dice el texto- la religión está íntimamente unida a todas las manifestaciones de la inteligencia humana; es la base de la civilización y es ponerse fuera del mundo intelectual y condenarse a una manifiesta inferioridad el no querer conocer una ciencia que han estudiado y que poseen en nuestros días tantas inteligencia preclaras".

"No es porque desee que seas clerical, a pesar de que no hay en esto ningún peligro, ni lo hay tampoco en que profeses las creencias que te expondrá el profesor", pero "tengo empeño decidido en que tu instrucción y tu educación sean completas, y no lo serían sin un estudio serio de la religión".

El político señala que es necesario "conocer las convicciones y los sentimientos de las personas religiosas", y al menos "comprenderlas para poder guardarles el respeto, las consideraciones y la tolerancia que les son debidas. Nadie será jamás delicado, fino, ni siquiera presentable sin nociones religiosas".

Al mismo tiempo, Jaurès recuerda que la comprensión de la religión es fundamental para cerciorarse completamente del mundo que nos rodea "¿qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión, que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización?".

En el arte "¿qué serán para ti las obras maestras de la Edad Media y de los tiempos modernos, si no conoces el motivo que las ha inspirado y las ideas religiosas que ellas contienen?".

En las letras "¿puedes dejar de conocer no solo a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre, Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente de cuestiones religiosas, sino también a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra a todos estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones?".

En cuanto a al derecho, la filosofía o la moral "¿puedes ignorar la expresión más clara del Derecho Natural, la filosofía más extendida, la moral más sabia y más universal?", "éste es el pensamiento de Juan Jacobo Rousseau", subraya.

El pensador ateo señala además que hasta en las ciencias naturales y las matemáticas "encontrarás la religión: Pascal y Newton eran cristianos fervientes", "Ampere era piadoso", y "Pasteur probaba la existencia de Dios y decía haber recobrado por la ciencia la fe".

En cuanto a la libertad de conciencia "muchos anti-católicos conocen por lo menos medianamente la religión; otros han recibido educación religiosa", y por tanto "su conducta prueba que han conservado toda su libertad".

"Te sorprenderá esta carta, pero es preciso, hijo mío, que un padre diga siempre la verdad a su hijo. Ningún compromiso podría excusarme de esa obligación", concluye el escrito.

El texto completo fue publicado por la revista cristiana Iglesia Viva, en el número 219 del tercer trimestre de 2004.

 

Jean Jaurès, cuyo nombre completo era Auguste Marie Joseph Jean Léon Jaurès fue un político socialista ateo francés nacido el 3 de septiembre de 1859 en Castres, Francia.

Fue diputado por el Partido Obrero Francés en 1889, manteniéndose como parlamentario hasta 1898. Posteriormente fue elegido también en las elecciones de 1902, 1906, 1910 y 1914.

En 1904 fundó el periódico L'Humanité, y en 1905 consiguió unir bajo su liderazgo a los socialistas franceses, formando la Sección Francesa de la Internacional Obrera.

Jaurés fue asesinado en París el 31 de julio de 1914, en vísperas del comienzo de la primera guerra mundial.

 

Noticia tomada de aquí.

lunes, 21 de abril de 2025

Miserere - Glosa del Beato Diego José de Cádiz

 

Puede ser una entrada inesperada para el primer lunes de pascua, pero me ha parecido oportuna porque ha muerto un Papa.

Miserere

I
Ten mi Dios, mi bien, mi amor
Misericordia de mí,
ya me ves postrado aquí,
con penitente dolor:
ponga fin a tu rigor
una constante concordia,
acábase la discordia,
que causó el yerro común,
y perdóname según,
tu grande misericordia.

II
Y según la multitud
de tus dulces y adorables
misericordias amables,
sácame de esclavitud.
Ya me ofrezco a la virtud,
y protesto a tu bondad,
que con letras de verdad,
caracteres de mi fe,
yo tu amor escribiré,
borra tú mi iniquidad.

III
Lávame más, buen Señor,
de mi iniquidad, porque
aun lavado, yo no sé
que me asalta de temor.
Fuentes de mi Salvador,
que habéis al mundo regado,
a mi corazón manchado,
lavad en vuestras corrientes,
y tú, dueño de estas fuentes,
límpiame de mi pecado.

IV
Porque yo en mi desvarío
conozco mi iniquidad
conozco que mi maldad
atropelló a mi albedrio:
que fue doble el yerro mío.
Miré, ví, quise, caí,
fui sangriento, le ofendí.
No puedo ocultarlo ya.
Conozco que siempre está
mi pecado contra mí.

V
A Ti sólo te ofendí,
hice delante de Ti,
el mal con que te agravié:
lo confieso para que,
o bien si me castigares,
o bien si me perdonares,
te justifiques, Señor,
en tus palabras de amor
y venzas cuando juzgares.

VI
Ya ves que en iniquidades
fui concebido, Señor:
¿Qué quieres de un pecador
que se concibió en maldades?
Merezca ya tus piedades
quien en culpa se formó;
si esta hechura se quebró,
templa tus ojos airados,
pues en males y en pecados
mi madre me concibió

VII
Ya ves, ¡oh Dios de mis cultos!,
pues amaste la verdad,
con cuanta sinceridad
te confieso mis insultos.
Tú los inciertos y ocultos
arcanos que has reservado;
allá en el seno sagrado
de tu alta sabiduría,
ciertos, claros como el día,
me los has manifestado.

VIII
Me rociarás, ¡oh! Bondad!,
con hisopos de tu sangre
hasta que en fin se desangre
la vena de mi maldad.
Me limpiaré y tu piedad,
si sobre mí se conmueve
y el sacro rocío llueve,
me lavarás y seré
puro, limpio quedaré,
y blanco más que la nieve.

IX
A mi oído le darás
un gran gozo y alegría
cuando oiga anunciar el día
en que me perdonarás.
Mis entrañas llenarás
de placer, escucharán
tu voz y te cantarán
himnos a Ti consagrados,
y mis huesos humillados
de contento saltarán.

X
Aparta tu rostro ya
de mis pecados y mira
que tu dulce vida expira
por mi, que por mi se da.
Tu sangre pidiendo está
el perdón de mis maldades,
y para que a tus piedades,
veloz mi espíritu corra,
destruye, consume y borra
todas mis iniquidades.

XI
Un corazón limpio cría,
!oh Dios!, en mi pecho impuro.
Rompe este corazón duro,
derrite esta nieve fría.
¡Ah! engañosa pasión mía,
¡cuán blandamente me engañas!
Tú Señor, que a nadie engañas,
dame un casto y dulce afecto,
y un noble espíritu recto,
renueva Tú en mis entrañas.

XII
No me arrojes enojado
de tu presencia, Señor,
que esta hechura tu dolor
y tu sangre te ha costado.
Perdí a Dios, dejé a mi amado,
y pues que yo te perdí,
deja que se anegue aquí
mi culpa en un mar de llanto,
más a tu Espíritu Santo,
no lo retires de mí.

XIII
Vuélveme ya la alegría
de tu salud que he perdido,
y volverá a tu sentido
y placer el alma mía.
Venga ya el dichoso día
que ponga fin a mi mal,
y con la gracia final
confírmame en tu afición
con un noble corazón
y espíritu principal.

XIV
Yo mismo enseñaré
a los malos tus caminos,
de sus torpes desatinos,
Señor, los apartaré:
Yo con tu luz guiaré
los tristes hijos de Adán,
ya que tan ciegos están
en los locos desvaríos
de su error, y los impíos
a Ti se convertirán

XV
Líbrame de sangre ajena,
¡oh Dios, Dios de mi salud!,
Yerros de mi juventud
me han labrado esta cadena.
Cautivo el corazón pena,
gime, llora y llorará,
y el mundo todo sabrá
que el mar de mis culpas mengua
con lágrimas, y mi lengua
tu justicia cantará.

XVI
Señor abrirás mis labios,
publicaran tus grandezas,
y te volveré en finezas,
lo que te quité en agravios.
Si para tus desagravios
das aliento a mi esperanza,
te entregaré sin tardanza,
este corazón de roca,
y agradecida mi boca,
anunciará tu alabanza.

XVII
Porque si hubieras querido,
sacrificio ensangrentado,
cierto que lo hubiera dado
para aplicarte ofendido.
Pero estoy bien advertido
que al corazón miras más,
y, pues lágrimas me das,
lloro mis días infaustos,
Señor, que en los holocaustos,
Tú no te deleitarás

XVIII
Sacrificio es para Dios,
un espíritu rendido,
atribulado afligido,
partido de pena en dos.
Confiado llego a Vos,
resuelto a no pecar más,
y un corazón que verás,
ya contrito y humillado,
arrepentido, enmendado,
mi Dios, no despreciaras.

XIX
Con benigna compasión,
Señor, con dulce piedad,
con tu buena voluntad,
trata a la amada Sion.
Benigno, tu corazón
acabe de hacer también,
que no tarde más, mi bien,
que se enjuguen ya mis llantos,
que se edifiquen los santos
muros de Jerusalén

XX
Entonces aceptarás
de justicia el sacrificio,
las oblaciones propicio,
y los holocaustos más.
Entonces recogerás
de montes, valles y cerros,
victimas que por sus yerros
penitentes gemirán;
entonces, Señor, pondrán,
sobre tu altar los becerros.



Seguramente, esta glosa rimada del Salmo 50 la pensó el Btº Fray Diego José de Cádiz para ser cantada en las misiones populares, a las que dedicó gran parte de su fecundo ministerio como predicador.

El Miserere del Beato Diego José fue muy popular, se imprimió muchas veces, con ediciones por toda España. En Sevilla, donde el célebre capuchino fue muy estimado, llegando a ser honrado por el Cabildo Catedral, la Maestranza de Caballería y las principales cofradías de la ciudad, apenas pervive su memoria, tampoco tiene devoción. Curiosamente, el Miserere glosado del Beato se ha conservado en otros sitios. En Zamora lo cantan en la Hermandad del Cristo del Amparo, conocida como la de las Capas Pardas, a la recogida de la procesión en su iglesia de San Claudio de Olivares, el Miércoles Santo. Lo llaman 'miserere alistano', porque el canto procede de la comarca de Aliste, probablemente del pueblo de Bercianos, donde sale cada Viernes Santo una antigua procesión, inspiradora de la de Zamora capital.

Si, como es muy probable, este Miserere también se cantó en Sevilla, cuando los sermones del Beato Diego José, sonaría, quizá, de otra forma ante el Señor del Gran Poder, o en el Patio de los Naranjos de la Catedral, donde una lápida recuerda al pie del púlpito que aquel fue el sitio desde donde predicaba el santo capuchino.

Yo lo pongo porque es una preciosa oración, castiza y devotamente popular, muy buena para rezar.

Prosit !


+T.

Publicado por Terzio aquí.

sábado, 19 de abril de 2025

SOBRE LA MUERTE FÍSICA DE JESUCRISTO


Título original: ′′ On the Physical Death of Jesus Christ ′′

Artículo de "Dominus Servi Dei", del original con ese título publicado en "The Journal of the American Medical Association" en Abril de 1986. (William D. Edwards, MD; Wesley J. Gabel, MDiv; Floyd E. Hosmer, MS, AMI). 


https://www.researchgate.net/.../19648788_On_the_Physical...

En el artículo se describen detalles técnicos, que junto con la narrativa bíblica, proporcionan un panorama completo de todo este proceso, desde el juicio hasta la muerte en la cruz.

Antes del juicio, se narra en Lucas 22 que Jesús estaba en profunda angustia y sudaba sangre.

Aunque es un fenómeno raro, los médicos reconocen esta característica como hematidrosis, que puede ocurrir debido a altos niveles de estrés.

Después de ser juzgado, Jesús fue azotado violentamente con un látigo de cuero, con pequeñas bolas de hierro en las puntas y huesos puntiagudos. Las bolas de hierro causaban lesiones internas y los huesos destrozaban la carne, exponiendo la musculatura esquelética y causando gran pérdida de sangre, lo que probablemente lo dejó en un estado de pre "shock".

Después de severa flagelación, Jesús fue burlado, escupido y obligado a cargar su propia cruz hasta el Gólgota.

Durante la crucifixión, el acusado era tirado sobre la cruz en el suelo, y clavado con clavos de hasta 18 cm de largo en las muñecas y los pies.

La crucifixión era un proceso que producía intenso dolor y causaba una muerte lenta y sofocante.

Respirar era algo extremadamente doloroso.

A cada respiración, Jesús tenía que elevar la espalda en carne viva, arrastrándola en la madera y apoyando todo el peso en los pies, que estaban clavados.

Dato que aumentaba la pérdida de sangre y causaba dolor terrible.

Las causas de la muerte por crucifixión podrían ser varias, pero las dos más comunes eran shock hipovolémico y asfixia por agotamiento.

Cuando el evangelio de Juan narra que después de la muerte de Jesús un soldado lo traspasó con la lanza y salió ′′ sangre y agua ", la explicación de los científicos es que el agua probablemente representaba fluido pleural y pericardio seroso y habría precedido al flujo de sangre y tendría menor volumen que la sangre.

Tal vez en el escenario de hipovolemia y la insuficiencia cardíaca aguda, los derrames pleurales y pericárdicos podrían haberse desarrollado y haber sido añadidos al volumen de agua aparente.

Solo analizando el sufrimiento físico de Jesús , nos damos cuenta de lo terrible que debe haber sido soportar todo esto.

Estrés intenso, noche sin dormir, un juicio injusto, azotamiento inhumano, burlarse y todavía tener que cargar su propio instrumento de muerte.

Pero eso no fue ¡NADA!

Lo que ′′pesó ′′ sobre tus hombros fueron nuestros pecados.

Isaías hace mucho tiempo profetizó:

′′ Pero fue herido por nuestras transgresiones, y molido por nuestras iniquidades; el castigo que nos trae la paz estaba sobre él, y por sus pisaduras fuimos sanados" (Isaías 53,5).

Él era el sacrificio. El cordero de DIOS que quita el pecado del mundo. Solo el Dios que se hizo hombre podría reconciliar a los hombres con DIOS. Por eso decimos que el sacrificio fue por amor, pues Él no tenía pecado, nosotros sí. Si el pecado genera la muerte, quién debería morir seríamos nosotros, no Él.

Así que toda nuestra podredumbre, todos nuestros malos pensamientos, toda nuestra revuelta contra DIOS... todo esto estaba sobre los hombros CRISTO.

Y él venció no sólo el pecado, sino ¡también la muerte!


′′El castigo que nos trae la paz, estaba sobre él".