La ocultación de información junto con el uso desaprensivo de avalistas dignos de toda confianza (“Dios es quién te ha traído aquí”, “el Papa nos apoya”, “todo está aprobado por el Papa y los dicasterios”, “venimos en nombre del obispo”…) es la primera de las herramientas para ahogar el juicio crítico en la audiencia, pero no es el único.
Contrastar opiniones
Cuando se escuchan cosas raras, como la pretensión de “obediencia debida” al kikotista, sería conveniente informarse en otra fuente.
Para combatirlo, además de la feroz crítica contra la Iglesia de los religiosos de misa de 12, los líderes sectarios organizan las actividades de modo que se limite y minimice la relación con el mundo exterior: no se autoriza la presencia de extraños, se insta a no comentar lo que sucede en la comunidad con los de fuera porque, dado su desconocimiento de las verdades reveladas solo a Kiko y Carmen, “no podrían entenderlo”, y así eluden posibles advertencias y, no menos importante, pasa desapercibido el lento pero continuado cambio que se va produciendo en la mentalidad del captado.
A medida que “se camina”, las exigencias aumentan, cada vez se pasa más y más tiempo en las cosas de la comunidad: preparaciones, reuniones, convivencias, pasos, salidas por las casa, perekikaciones, domésticas, garantes, ensayo de cantos, reuniones con los kikotistas, “scrutatios”, anuncios publicitarios varios, alianzas… de forma que se conviva más con los hermanos postizos de la comunidad que con la familia. Así los temas de la comunidad no se comentan con esa gente que, parientes o no, se vuelven casi desconocidos porque siguen sin poder entender nada, ya que Dios no los ha elegido, una pena.
Además, los kikotistas desaconsejan, casi siempre con sarcasmo y rudeza, compaginar la comunidad con cualquier otra devoción, y advierten a los neófitos que deben cuidarse de cualquiera que les diga cosas distintas a las que ellos enseñan, pues en la misma Iglesia Católica hay muchos que los "odian" aunque son "los verdaderos" imitadores del cristianismo de los primeros siglos, y otros muchos se han vuelto unos clericalistas y solo saben dar las recetas de los religiosos de domingo, que no son válidas para quien aspira a un cristianismo adulto.
Previendo las dificultades, advierten a los seguidores: "Si tu padre, tu madre, tu esposo dudan de la santidad del CNC, es el demonio quien habla: ¡No lo escuches!".
También se les advierte que muchos tendrán la tentación de abandonar el Camino y volver a la comodidad de su religioncita natural. Eso sería un grave error porque "fuera del Camino solo hay perdición e infelicidad".
Sentirse fuera de lugar
En el transcurso de la vida todos pasamos por periodos de vulnerabilidad debido a fracasos, enfermedades graves, precariedad o falta de ideales. E incluso si todo va bien, necesitamos sentirnos comprendidos, aceptados, amados.
Pues bien, como sucede en todas las sectas, en el CNC hay un momento en que explotan lo que los psicólogos llaman la 'Bomba de Amor', que da la impresión de amistad, armonía y amor. Esta atmósfera se vende como una prueba concreta de que el grupo es agradable a Dios, que lo colma de bienes y bendiciones. ¿Qué más haría falta para mantener allí al neófito? Nada, solo Dios basta.
Este primer sentimiento de estar donde Dios quiere que estés se ve reforzado por el machaque continuo sobre la necesidad de la comunidad: Según ellos, que hablan con Dios cuando les peta, “el hombre se salva en comunidad” y fuera de la comunidad no se salva; en la comunidad todos son hermanos, los de fuera son extraños, poque solo en la comunidad vas a ser amado tal y como eres, sin tratar de cambiarte, los de fuera no te aman, si se acercan a ti es por el interés, porque algo quieren de ti… Así todo el tiempo.
La sensación de pertenencia se acrecienta con el uso de un lenguaje particular. Tienen cantos particulares y tics para reconocerse entre ellos, como lo de saludarse o despedirse con la paz. Emplean palabras incomprensibles para los extraños, como "kerygma", "koinonía", "kénosis", "existencial", "óntico", "cruz gloriosa" y cambian el sentido que le dan a otras palabras más comunes, para ellos “cura” indica un ordenado ajeno al CNC, porque los que están al servicio del CNC no son curas, son presbíteros; llaman “catequista” al loro que repite los dichos de Kiko; llaman “rebotado” a quien no comulga con ruedas de molino, etc.
Que la comunidad sea solo una actividad más entre otras
Hacer pensar a los captados que son especiales porque el mismo Dios los ha elegido uno a uno, antes de la creación del mundo, para una misión fundamental, y hacer que desconfíen y desprecien a todos los de fuera, que ignoran las grandes verdades del kikismo porque Dios así lo ha dispuesto, no es suficiente.
Además se les inculca la noción de que el vehículo imprescindible para no defraudar a Dios es el CNC. Y de ello se desprende que faltar a la comunidad sea “pecado grave”. Se puede ser putero o tratante de mujeres y no pasa nada, Dios te ama pecador, pero quien no se toma en serio las cosas de la comunidad y falta cuando le peta se juega la vida eterna.
Y para reforzar más este mensaje, los niños nacidos dentro del CNC se crían en un ambiente cerrado, pues se busca, no solo con los niños, también con los adultos, que no tengan otras amistades externas reales.
Se invita a todos a desprenderse de los afectos, porque ser un sentimental y un afectivo es malísimo, es una neurosis que impide alcanzar la estatura de un adulto en la fe y además es pernicioso para los hijos. Insisten hasta convencer de que si no eres capaz de arrastrar a tus seres queridos a la Comunidad, ¡ES MEJOR PERDERLOS!
Cualquiera que se comprometa con uno de fuera tiene la misión kikiana, porque divina no es, de obligan al extraño a entrar en el Camino. Si fracasa, será invitado a poner primer a la comunidad (aunque lo enmascaren con “poner a Dios primero”) y cortar la relación.
Lo mismo sucede con los casados. Si uno camina y otro no, el caminante tiene la obligación del “convertir” al no caminante. Y si fracasa, se deja caer la sospecha de que esa no era la persona que Dios tenía pensada para el caminante. Hay situaciones, por ejemplo cuando el no caminante impide que los hijos caminen, en que los kikotistas plantean la separación de facto. Todo sea por el bien de la comunidad.
Porque para ellos la familia es un ídolo, la pareja es un ídolo, el trabajo, los estudios, las amistades, las aficiones, los deportes, cualquier compromiso social, las devociones privadas… Todos son ídolos que deben quedar supeditados al gran Manitú neocatecumenal. Nada justifica faltar a la comunidad.