Mamotretos varios

martes, 24 de junio de 2025

Telaraña neocatecumenal (II)

 

La ocultación de información junto con el uso desaprensivo de avalistas dignos de toda confianza (“Dios es quién te ha traído aquí”, “el Papa nos apoya”, “todo está aprobado por el Papa y los dicasterios”, “venimos en nombre del obispo”…) es la primera de las herramientas para ahogar el juicio crítico en la audiencia, pero no es el único.

 

Contrastar opiniones

Cuando se escuchan cosas raras, como la pretensión de “obediencia debida” al kikotista, sería conveniente informarse en otra fuente.

Para combatirlo, además de la feroz crítica contra la Iglesia de los religiosos de misa de 12, los líderes sectarios organizan las actividades de modo que se limite y minimice la relación con el mundo exterior: no se autoriza la presencia de extraños, se insta a no comentar lo que sucede en la comunidad con los de fuera porque, dado su desconocimiento de las verdades reveladas solo a Kiko y Carmen, “no podrían entenderlo”, y así eluden posibles advertencias y, no menos importante, pasa desapercibido el lento pero continuado cambio que se va produciendo en la mentalidad del captado.

A medida que “se camina”, las exigencias aumentan, cada vez se pasa más y más tiempo en las cosas de la comunidad: preparaciones, reuniones, convivencias, pasos, salidas por las casa, perekikaciones, domésticas, garantes, ensayo de cantos, reuniones con los kikotistas, “scrutatios”, anuncios publicitarios varios, alianzas… de forma que se conviva más con los hermanos postizos de la comunidad que con la familia. Así los temas de la comunidad no se comentan con esa gente que, parientes o no, se vuelven casi desconocidos porque siguen sin poder entender nada, ya que Dios no los ha elegido, una pena.

Además, los kikotistas desaconsejan, casi siempre con sarcasmo y rudeza, compaginar la comunidad con cualquier otra devoción, y advierten a los neófitos que deben cuidarse de cualquiera que les diga cosas distintas a las que ellos enseñan, pues en la misma Iglesia Católica hay muchos que los "odian" aunque son "los verdaderos" imitadores del cristianismo de los primeros siglos, y otros muchos se han vuelto unos clericalistas y solo saben dar las recetas de los religiosos de domingo, que no son válidas para quien aspira a un cristianismo adulto.

Previendo las dificultades, advierten a los seguidores: "Si tu padre, tu madre, tu esposo dudan de la santidad del CNC, es el demonio quien habla: ¡No lo escuches!".

También se les advierte que muchos tendrán la tentación de abandonar el Camino y volver a la comodidad de su religioncita natural. Eso sería un grave error porque "fuera del Camino solo hay perdición e infelicidad".

 

Sentirse fuera de lugar

En el transcurso de la vida todos pasamos por periodos de vulnerabilidad debido a fracasos, enfermedades graves, precariedad o falta de ideales. E incluso si todo va bien, necesitamos sentirnos comprendidos, aceptados, amados.

Pues bien, como sucede en todas las sectas, en el CNC hay un momento en que explotan lo que los psicólogos llaman la 'Bomba de Amor', que da la impresión de amistad, armonía y amor. Esta atmósfera se vende como una prueba concreta de que el grupo es agradable a Dios, que lo colma de bienes y bendiciones. ¿Qué más haría falta para mantener allí al neófito? Nada, solo Dios basta.

Este primer sentimiento de estar donde Dios quiere que estés se ve reforzado por el machaque continuo sobre la necesidad de la comunidad: Según ellos, que hablan con Dios cuando les peta, “el hombre se salva en comunidad” y fuera de la comunidad no se salva; en la comunidad todos son hermanos, los de fuera son extraños, poque solo en la comunidad vas a ser amado tal y como eres, sin tratar de cambiarte, los de fuera no te aman, si se acercan a ti es por el interés, porque algo quieren de ti… Así todo el tiempo.

La sensación de pertenencia se acrecienta con el uso de un lenguaje particular. Tienen cantos particulares y tics para reconocerse entre ellos, como lo de saludarse o despedirse con la paz. Emplean palabras incomprensibles para los extraños, como "kerygma", "koinonía", "kénosis", "existencial", "óntico", "cruz gloriosa" y cambian el sentido que le dan a otras palabras más comunes, para ellos “cura” indica un ordenado ajeno al CNC, porque los que están al servicio del CNC no son curas, son presbíteros; llaman “catequista” al loro que repite los dichos de Kiko; llaman “rebotado” a quien no comulga con ruedas de molino, etc.

 

Que la comunidad sea solo una actividad más entre otras

Hacer pensar a los captados que son especiales porque el mismo Dios los ha elegido uno a uno, antes de la creación del mundo, para una misión fundamental, y hacer que desconfíen y desprecien a todos los de fuera, que ignoran las grandes verdades del kikismo porque Dios así lo ha dispuesto, no es suficiente.

Además se les inculca la noción de que el vehículo imprescindible para no defraudar a Dios es el CNC. Y de ello se desprende que faltar a la comunidad sea “pecado grave”. Se puede ser putero o tratante de mujeres y no pasa nada, Dios te ama pecador, pero quien no se toma en serio las cosas de la comunidad y falta cuando le peta se juega la vida eterna.

Y para reforzar más este mensaje, los niños nacidos dentro del CNC se crían en un ambiente cerrado, pues se busca, no solo con los niños, también con los adultos, que no tengan otras amistades externas reales.

Se invita a todos a desprenderse de los afectos, porque ser un sentimental y un afectivo es malísimo, es una neurosis que impide alcanzar la estatura de un adulto en la fe y además es pernicioso para los hijos. Insisten hasta convencer de que si no eres capaz de arrastrar a tus seres queridos a la Comunidad, ¡ES MEJOR PERDERLOS!

Cualquiera que se comprometa con uno de fuera tiene la misión kikiana, porque divina no es, de obligan al extraño a entrar en el Camino. Si fracasa, será invitado a poner primer a la comunidad (aunque lo enmascaren con “poner a Dios primero”) y cortar la relación.

Lo mismo sucede con los casados. Si uno camina y otro no, el caminante tiene la obligación del “convertir” al no caminante. Y si fracasa, se deja caer la sospecha de que esa no era la persona que Dios tenía pensada para el caminante. Hay situaciones, por ejemplo cuando el no caminante impide que los hijos caminen, en que los kikotistas plantean la separación de facto. Todo sea por el bien de la comunidad.

Porque para ellos la familia es un ídolo, la pareja es un ídolo, el trabajo, los estudios, las amistades, las aficiones, los deportes, cualquier compromiso social, las devociones privadas… Todos son ídolos que deben quedar supeditados al gran Manitú neocatecumenal. Nada justifica faltar a la comunidad.

 

domingo, 22 de junio de 2025

Tantum ergo Sacramentum

 


Hoy iba a publicarse la segunda parte de la telaraña neocatecumenal, pero lo dejo para el martes porque hoy es la solemnidad del Corpus Christi (allí donde no se ha celebrado el jueves pasado) y prefiero dedicar la entrada a contrastar la doctrina católica, basada en la tradición y la revelación divina, y las erradas ocurrencias de los iniciadores del CNC.

 

La Iglesia:

«El Dios que se hace carne y da su vida por nosotros permanece con nosotros en esta forma particular de encarnación, en el pan celestial, que alimenta nuestra hambre de vida. No hay comunidad sin la Eucaristía. Además, la Eucaristía forma la comunidad. La Eucaristía es el punto de partida de la vida comunitaria. De ahí sacamos la fuerza para entregarnos los unos a los otros. Al celebrar el sacrificio de Cristo por la vida del mundo, el sacrificio de cada uno también cobra sentido. Es allí, en la celebración, donde se nos abren los ojos para ver nuevos cielos y tierras, para aprender el estilo de Dios, que es dar vida a los demás, amarnos unos a otros» (Card. Pierbattista Pizzaballa, O.F.M. Patriarca latino de Jerusalén).

«No es el individuo --sacerdote o laico--, o el grupo quien celebra la liturgia, sino que es sobre todo la acción de Dios a través de la Iglesia, que tiene su propia historia, su rica tradición y creatividad. Esta universalidad y apertura fundamental, que es característica de toda la liturgia, es una de las razones por las que esta no puede ser creada o modificada por la misma comunidad o por los expertos, sino que debe ser fiel a las formas de la Iglesia universal» (S.S Benedicto XVI. C. DEL VATICANO, miércoles 3 octubre 2012).

 

La errada prédica que repiten los loros neocatecúmenos:

«Lo primero que nos encontramos es la ASAMBLEA. …

Entonces, hay una asamblea que se reúne. No se concibe, de ningún modo un ritual individual. ... Porque el sacramento no es sólo el pan y el vino, sino también la asamblea; la Iglesia entera que proclama la Eucaristía. No puede haber una Eucaristía sin la asamblea que la proclama. ...

No hay Eucaristía sin asamblea. Es una asamblea entera quien celebra la fiesta de la Eucaristía; porque la Eucaristía es la exaltación de la asamblea humana en comunión; porque el lugar preciso en que se manifiesta que Dios ha actuado es en esta Iglesia creada, en esta comunión. Es de esta asamblea que brota la Eucaristía» (Carmen la difunta de categoría superior, mamotreto I).

 

¿Os dais cuenta, neocatecúmenos, de que os lo han tergiversado todo? Os dejáis guiar por unos que en lugar de poner en el centro la Eucaristía, ponen la comunidad. Y la idolatran hasta el punto de inventarse que «faltar a la comunidad es pecado grave», en tanto que a la Eucaristía la desprecian, por eso no se arrodillan ante ella, por eso comulgan sentaditos, por eso no importa no haberse confesado, por eso el presbi solo es un comensal más y no un alter Christus... y por eso desobedecieron y desobedecen la orden de corregir la forma de comulgar y la orden de asistir a las misas de los parroquianos a secas.

¡Así os va!

 

viernes, 20 de junio de 2025

Telaraña neocatecumenal (I)

 


Es sintomático que personas que no se conocen de nada, que no comparten kikotistas ni circunstancias, que viven en países muy distantes, cada uno de ellos con sus peculiaridades sociales, cuenten básicamente los mismos abusos vividos en el Camino Neocatecumenal.

Tras el testimonio de Roy (Perú), lo que sigue, centrado en el CNC aunque aplicable a cualquier grupo coercitivo, está sacado del libro en italiano La tela del ragno, y narra qué circunstancias pueden hacer que un captado escape del grupo y cómo los de dentro combaten a muerte dichas circunstancias.


Hay varios perfiles típicos en la gente que va a las kikotesis. El grupo de los hijosde, que van quiéranlo o no sin otro motivo que el haber cumplido la edad señalada por el gran triunvirato; el grupo de quién tiene las defensas bajas porque está pasando un mal momento personal, sea por duelo, enfermedad, precariedad, etc., y alguien le recomienda las kikotesis como la varita mágica que resuelve todas las cuitas, y el grupo de la gente religiosa, que emprende confiada un “camino de redescubrimiento” de su fe o simplemente para profundizar en los contenidos doctrinales.

La característica común a estos perfiles es que ninguno sospecha ni por lo más remoto de la ortodoxia y catolicidad de la propuesta, que suele llevarse a cabo en las instalaciones de una parroquia, bajo el amparo de un párroco invitador y a cargo de unos laicos que se auto denominan a sí mismos, injustificadamente, catequistas.

En las consultas de médicos, ópticos, dentistas, psicólogos, psicoterapeutas y demás, el diploma que acredita la titulación suele estar colgado en lugar bien visible, pero nadie pide a un presunto catequista que demuestre estar acreditado por el obispado. Y es un error del que se aprovechan listillos sin escrúpulos.

Laicos sin formación ni preparación catequética se presentan al párroco y piden dar unas “catequesis para adultos” con las que se “abre” un “camino de formación en la fe”.

Aquí tendría que saltar la primera alarma, pues si el párroco pide el guion de esas “catequesis” descubrirá que son arcanos, que es algo que no existe hoy en la Iglesia Católica, porque mientras que la doctrina católica es pública, la farfolla kika es gnóstica y esotérica y solo algunos iniciados de rango especial tienen acceso a ella, en cómodas dosis (13) y previo pago del mamotreto en cuestión, porque aunque aseguren a los de fuera que su fuente es oral, la realidad es que todo está por escrito. Y que se paga por acceder a esos escritos.

En el CNC el secretismo impera. Quien acuda a las kikotesis sin saber nada sobre el Camino recibirá mensajes pseudoprotestantes y en contra de la Iglesia que los ponentes emiten sin pestañear y sin aclarar que ellos pertenecen a una organización, lo que dicen es estar allí de parte del párroco, del obispo, del Papa, de la Iglesia a la que apedrean... Es difícil que la audiencia desconfíe con semejantes avalistas.

De igual modo, cuando en la convivencia inicial se pregunta si se quiere seguir, nada se explica sobre la duración y condiciones de eso que empieza al aceptar seguir, lo que se dice es que ese camino es el único que gesta cristianos adultos. Afirmación de la que se desprende que los ponentes consideran a todos los ajenos al CNC como paganos, religiosos naturales o cristianitos con la fe de la primera comunión.

En suma, se valen de la ocultación y el engaño para atrapar a sus confiados oyentes, cuya fe desprecian con prejuicio anticristiano.

Sucede también que tanto en las charlas como en la convivencia en la que surge la pregunta de si el interrogado quiere o no continuar no se sabe qué, no hay lugar para el diálogo. Se trata de que la audiencia escuche pasivamente, no de que haga preguntas ni pida explicaciones y en caso de que lo intente, será invitado a vivir el hoy, a no proyectarse sobre el futuro, como si querer saber qué viene después fuese no aceptar el hoy que Dios da, se le dirá que ya lo verá más adelante y que preocuparse por el futuro es síntoma de falta de confianza en Dios.

No se admiten preguntas porque la praxis del Camino ha de permanecer secreta, no debe ser revelada a los extraños y tampoco a los miembros de nivel inferior, a quienes se engatusa con la primicia de que más adelante tendrán acceso a una mayor familiaridad con Dios y que lo importante es no desviarse del camino marcado, es decir, la obediencia ciega al kikotista, y agradecer haber sido rescatado de los "cristianos de domingo".

Así los se induce en los captados la idea de que la salvación solo se puede hallar en el CNC y quien no pertenece al Camino, aunque sea un devoto practicante, es compadecido, prejuzgado, despreciado y etiquetado como “idólatra”, “religioso natural”, “religioso de domingo”… Es un cristiano sin sustancia y sin valor, inútil para Dios.

“No le digáis esto a nadie, porque todos se irían corriendo”, está escrito en uno de los mamotretos, después del siguiente mensaje: “El hombre busca la vida en los bienes. Por eso vosotros, en la comunidad,  venderéis los bienes”. En otras palabras, todos los demás idolatran el dinero, los bienes, el tener, el poseer, pero vosotros sois el pueblo escogido por Dios y demostraréis ser dignos de Su elección.

También dice el mamotreto “...Si se corre el rumor de que para entrar en esta comunidad hay que vender bienes, no vendría nadie a la catequesis”.

En suma secreto, ocultación, misterio, gnosticismo, esoterismo y, si es necesario, engaño ante preguntas directas. Todo vale en el CNC para mantener a los captados en la ignorancia de lo que les espera.

En consecuencia, en el movimiento neocatecumenal hay elecciones que parecen libres, pero no lo son porque han sido tomadas a oscuras, sin disponer de la información necesaria para saber qué implica la elección que se hace. Quien acepta entrar en el CNC, a veces fiado de la pasiva figura de un presbikiko sometido, se aparta de la Iglesia Católica para participar en otro culto, hijo de una doctrina deforme y de una praxis coercitiva.