Mamotretos varios

martes, 31 de octubre de 2023

Tostón de inicio de curso 2023-24 (III)

 

A continuación, la “monición” al salmo 50 arranca con una de esas tontadas heréticas que caracterizan a Kiko:

«La figura de David es importantísima. David ve que Dios se vuelve contra él, que está enojadísimo porque le ha traicionado, ha pecado profundamente».

El diosito de Kiko es como él: caprichoso, iracundo, lanzador de maldiciones y de pandemias mundiales, aficionado a volverse en contra de quien hasta hace poco era su favorito, porque su amor no es eterno ni sobrevive a las afrentas. 

Y solo hay una forma de congraciarse con un diosito así: regodearse mucho en ser el último y el peor de todos.

«Los exegetas de Israel dicen: “¿Qué diferencia hay entre David y nosotros? David dice sólo una vez 'he pecado' e inmediatamente el ángel de la misericordia se presenta ante él; mientras nosotros decimos muchas veces 'he pecado, he pecado' pero nuestra vida no cambia y seguimos cometiendo los mismos pecados. ¿Cuál es la diferencia?". ¿Sabes qué responde Israel? Que David, cuando Natán le presenta la parábola del hombre que tenía una oveja (sabéis que David tomó la mujer de otro y lo mató), inmediatamente dice: "He pecado, haz conmigo lo que quieras", reconoce en su corazón que Dios tiene derecho a hacer con él cualquier cosa porque verdaderamente es un miserable, un pecador».

¿Veis? Hay que reconocer ante quien sea que no hay más ultimísimo y peorcísimo que uno mismo. Ese es el quid. Y para que se entienda que la confesión sacramental es lo de menos, que lo importante es estar dispuesto a dar todo tipo de detalles sobre lo ultimísimo peorísimo que es cada cual, insiste con un apabullante juicio sobre las intenciones de todo ser humano:

«Muchas veces decimos: “Sí, sí, he pecado” porque queremos quitar en ese momento esa manchita, esa incomodidad que tenemos por haber pecado, buscando sólo nuestra tranquilidad, estar en paz. ¡Pero el resto no nos importa!»

Habla por ti mismo, Kiko. Tu bola de cristal no sirve para ver mis intenciones, mis incomodidades ni lo que me quita la paz, por más que tú te creas igual a tu diosito para saber lo que pasa por mi mente.

Y todavía hay otro detalle maligno y pernicioso en la prédica kikil: «David entendió sólo una cosa: que la única salvación que tiene es humillarse, saciarse de humillaciones, porque sabe que en cuanto Dios ve a una persona humillada se conmueve, viendo -dice un Padre- a Su Hijo humillado, burlado. Cada persona humillada es su Hijo, incluso si esa persona no cree».

Y además es falso. Dios -el de verdad, no el de Kiko- no se complace en la humillación ni en la muerte del ser humano, y ninguna humillación puede equipararse al Sacrificio de su Hijo y ni la humillación ni el desprecio acercan a ningún no creyente a Dios. Pero de alguna forman, aunque sea burda, hay que intentar justificar y hacer pasar por buenas y por gratas a Dios las humillaciones reales que los kikotistas cometen contra los neocatecúmenos. Por eso dice Kiko:

«Mientras que los demás no ven nada, David comprende ahora que cada humillación que le llega es una gracia para su salvación; porque cada humillación que sufre se cuenta a su favor contra su pecado, sirve para perdonar sus pecados, para cubrirlos, para que el perdón llegue pronto».

Es mentira, por supuesto. Jamás la humillación trae el perdón de los pecados, solo la confesión puede obrar el prodigio, porque lo es. Pero a los pobres neocatecúmenos se les engaña al respecto para controlarlos mejor.

Y todavía insiste Kiko:

«David lo entendió todo, entendió el porqué de lo que le sucede, Todo lo que sucede en nuestra vida tiene un sentido, un motivo. Por eso Dios dirá de David: “He aquí un hombre conforme a mi corazón”. Porque aquí solo hace falta una cosa: humildad, ser humildes.. Porque los humildes aceptan sufrir, no murmuran contra Dios ¿Por qué no me ha de pasar esto a mí? ¿Quién me creo que soy? ¿Tiene que irte todo bien? Así piensan los orgullosos, no los humildes. Dios nos dé humildad. Es un don que nace también de la fe y del conocimiento porque el humilde es aquel que verdaderamente sabe; los necios, los orgullosos, no entienden nada».

No entienden nada los que contemplan impasibles como otros son pisoteados por unos que se hacen llamar katekistas. Esta es la verdad.

 


domingo, 29 de octubre de 2023

Tostón de inicio de curso 2023-24 (II)

 

Fiel a su costumbre de tratar a los neocatecumenales como a niñitos, para abrir las laudes del viernes, Kiko les cuenta un cuento que describe de maravilla lo que sucede en el CNC:

 

Aquí unos cartageneros cuyas oraciones se escurren por las paredes

«Es importante que los cantos, las oraciones que hacemos, no queden pegados a las paredes sino que vayan más allá de ellas y sean llevados ante el Trono Santo.

El otro día leíamos un midrash de los jasidim: un rabino muy santo, un profeta, había sido elegido para presidir la oración en la sinagoga. Llega el día de su entronización, jornada de celebración en la sinagoga en la que por primera vez presidiría el culto; y él, parado ante la puerta, no entraba, ¡no entraba! Todos permanecían en silencio: pero ¿qué está pasando? Era como si hubiera un ángel parado allí, un peligro, y el rabino no quisiera entrar al templo. “¿Pero qué te pasa?”. No podían moverlo para que entrara – “¿Pero qué está pasando?” - y por fin habla y dice que ahí dentro no hay sitio.

¿Cómo que no hay sitio? Él veía la sinagoga llena, llena, llena de oraciones: la gente había ido allí a orar durante años y años, y todas las oraciones estaban pegadas a los muros; todo estaba lleno de oraciones, porque las oraciones nunca habían subido más allá del techo.

Para decir cómo la gente rezaba mal, el rabino dice que no hay ni siquiera espacio para una aguja para que él pudiera decir una oración. Se fue a su casa y no entró.

La gente hacía un culto rutinario, rezaba, rezaba, pero la oración nunca pasaba más allá del techo. Hay una oración que sube a Dios y hay otra oración que se queda pegada a las paredes.

Este es un midrash, un hecho contado como histórico para explicarle al pueblo cómo hacían una oración rutinaria: hacían Laudes, cantaban, bailaban, y dale con cantos y oraciones, pero no servían de nada».

 

Más rezos que no pasan del acristalamiento

 

Y aquí lo dejo por ahora...

viernes, 27 de octubre de 2023

Tostón de inicio de curso 2023-24 (I)

 

Recuerdo una época en la que las reuniones neocatecumenales de inicio de curso se celebraban a mediados de septiembre, casi siempre cerca o en la festividad de la Santa Cruz.

Esos tiempos se fueron para no volver, como Carmen. Desde hace años la reunión se retrasa a octubre.

Criaturas que deben ser "nuevangelizadas"

También sucedía antes que la reunión de Italia y la de España tenían lugar en “fines de semana largos” (y sedentarios) consecutivos, ahora dejan por lo menos una semana de descanso entre medias, que los jefazos están mayores. Lo cierto es que se podían ahorrar la reunión, porque en cada sesión anual se repiten las mismas milongas.

Este año, en lo que unas veces llaman monición a la convivencia, otras introducción y otras acogida el mensaje de Kiko ha sido que en Lisboa se juntaron muchisisisisisisísimos jóvenes neocatecumenales, tantos que casi se veía la mancha multicolor desde el espacio; lo que se le olvida comentar es que, por más que intenten engordar la cifra, se queda muy por debajo de la de participantes en la JMJ.

También dice, como siempre, que la policía y las autoridades lisboetas estaban impresionadísimas de sus jóvenes; se le debe haber olvidado que entre los neocatecumenales también los hay que se drogan, que fornican y adictos al porno. No podía faltar la mención a que todos estaban contentísimos, radiantes, deslumbrantes… Si fuera verdad, sería una pena que a él no se le pegue nada, porque cada vez tiene el gesto más amargado.

En resumen, la introducción fue una sarta de loas a ellos mismos. Lo de siempre.

Y tras las alabanzas a sí mismo y a su invento, que no deja de ser una herramienta inútil, Kiko se pone a contar batallitas:

«Carmen y yo, junto con D. Francesco Cuppini, fuimos a Lisboa después de la catequesis en Mártires Canadienses en Roma, en noviembre de 1968.

El párroco de Penha di França, D. Giao do Brito, que nos había conocido en Madrid, en el Instituto León XIII, donde nos habían invitado a hablar sobre el catecumenado, nos llamó para ir a su parroquia».

Hasta aquí la historieta resulta más o menos coherentes: dos vivos que no trabajan, sin obligaciones familiares y que no atienden a padres ni parientes disponen de todo el tiempo del mundo para viajar y se apuntan a ir a cualquier sitio donde los inviten, faltaría más.

Otras criaturas a las que "nuevangelizar"

Pero a partir de aquí el relato adquiere tintes de ciencia-micción, o quizá sucediese en algún universo paralelo:

«Yo, con Francesco Cuppini, nos fuimos a vivir a las barracas de Curraleira, y Carmen se fue a vivir con unas monjas. Todavía recuerdo el terremoto del 69 en Lisboa».

Por partes. Según Kiko, el párroco de Peña de Francia los llama “para ir a su parroquia”, pero no les da alojamiento, ni siquiera a su hermano en el sacerdocio, sino que los pobrecitos desamparados se tienen que ir a unas barracas que había por ahí, que ya es casualidad que en todas partes Kiko encuentre barracas disponibles. Pues no me lo trago.

A saber si no hubo tal invitación y se plantaron por la cara a ver si colaba.

Y lo del terremoto del 69 en Lisboa es para nota. Quien quiera buscar en internet, que me diga cuántas menciones encuentra al terremoto del 69 de Lisboa.

A continuación, Kiko fabula sobre D. Dino Torreggiani, sacerdote italiano con quien Carmen y él se cruzaron en Ávila.

«Me conoció en Ávila y quedó tan impresionado con mi predicación que me dijo: “Tienes que venir a Roma”».

Nunca jamás Kiko ha manifestado ser él quien se impresiona con la predicación de nadie, ningún consagrado, ningún seglar, ningún doctor de la Iglesia le ha fascinado nunca, si acaso, su predilección apunta a los midrash judíos y nada más. Pero según él todos los que se cruzaron en su vida allá por los arranques del CNC alucinaban con “su predicación”. Es así de humilde el pobrecillo, siempre echándose loas a sí mismo porque las de sus vasallos no colman su sensible ego.

Sigue perorando sobre D. Dino: «Era muy bueno. Un día me dijo: “Le he pedido a Dios que todas las gracias que tenía destinadas para mí, te las dé a ti”».

Eso explica por qué D. Dino jamás quiso ser parte del CNC: era bueno. Y también por qué Kiko nunca ha imitado a D. Dino y no ofrece sus presuntas gracias a nadie: es el último y el peor de todos y está necesitadísimo de que se implore por él.

Sucede que a finales de septiembre concluyó la fase diocesana de la beatificación de D. Dino… y Kiko trata de sacarle partido, por más que sea evidente que en cuanto D. Dino los conoció un poquito se alejó de Kiko y Carmen y no volvió a saberse de él en el CNC. Es más, da la impresión de que los caló pronto y por eso trató de alejarlos también de Roma y del Vaticano, solo así se explica lo siguiente: «Cuando llegamos a Roma nos llevó a Nápoles». Ir de Roma a Nápoles no es como salir a dar una vuelta para estirar las piernas; quien sabe si trató de dejarles allí y librarse de ellos.

Más candidatos a "nuevangelizados"

Lo que sigue es la misma presunción de todos los años y el mismo uso del nombre de Dios:

«Si venís aquí aburguesados, sin interés..., tenéis que dejar todo esto aquí, porque el Señor nos llama a la conversión. Nos espera un mundo que avanza hacia quién sabe dónde, y Dios nos encomienda una misión este año y para esta misión es muy importante prepararnos. En esta convivencia Dios nos dará dones como siempre ha hecho. No es una convivencia como las demás».

Al contrario, es exactamente como todas las anteriores: aburrida e inservible, por eso necesitan repetirla una y otra vez, porque no es eficaz y nadie se convierte. Y también como todos los años, Kiko tira del recurso de tentar a Dios.

Y también insiste en el cuento de siempre de lo contentos que estaban los chicos sorteados entre los seminarios, según él todos rebosaban alegría por ser enviados a un lugar desconocido, con un idioma ininteligible y muy lejos de familia, amigos y comunidad. Seguro. Por eso la cifra que ha dado este año es la enormidad de 220 chicos. Solo 220, lo que desmienten de forma contundente los presuntos cienes y cienes de levantamientos en cada mitin kikil.

Pienso que Kiko no es consciente de que sus palabras evidencian el fracaso del CNC, por eso dice:

«Un carisma es una gracia, dada gratis, un don que el Señor da a algunas personas para una misión que viene de Dios. Es en Él, Dios, es en el Padre, que existe este deseo de hacer algo y nos confía a nosotros esta misión. ¿Porque a nosotros? ¿A mí, a vosotros? Él nos la confía a nosotros. ¿Qué nos confía? Ayudar a la nueva evangelización en el mundo».

Mucha presunción es esto de ir de conocedor de las intenciones de Dios, presunción y temeridad, o quizá presunción y carencia de temor de Dios, que es lo que le lleva a abusar del nombre de Dios para hacerle pasar a Él por fuente de lo que no son sino planes humanos.

Y que son planes humanos es patente porque jamás se cumplen.

De hecho, a continuación Kiko repite la matraca de siempre de que para la kikonversión del mundo es imprescindible que en los neocatecumenales se dé el amor y la unidad… Pues eso, que nadie ha visto semejante prodigio, lo que se ve casi siempre es el juicio, la murmuración, la envidia, la inquina y las sillas voladoras.

Esta criatura ya está "nuevangelizada"

Y se ve a pesar de que gustan de esconderse en la tiniebla y tras puertas cerradas, lo que es contrario a la praxis de la Iglesia, porque un gueto es la antítesis de la Iglesia, además de ser incoherente en unos que pretenden haber sido elegidos para nuevangelizar no solo el mundo, sino el universo entero, no solo al ser humano, sino a toda criatura:

«Dios nos encomienda una misión, por eso nos está preparando para poder evangelizar, porque tenemos la misión de llevar el Evangelio a todos los hombres. Id por todo el mundo, por todo el universo, y proclamad el Evangelio a toda criatura».