sábado, 28 de febrero de 2015

Catequesis de inicio. Día 3 (IV)



Tras la exposición de las 'des' (desacralización y descristianización) que vive la Iglesia, Pako expone su teoría de que las 'des' han venido de la mano de la nocivicisisisisisisisisisisísima religiosidad natural que invadió la Iglesia a causa de la ocurrencia de Constantino de convertirse :
“El proceso de descristianización, el divorcio entre cristianismo y vida, proviene de haber infiltrado en el cristianismo la religiosidad natural. Para entender cómo sucedió esto vamos a hacer un dibujo de la historia de la salvación.
(…) A lo largo de todo el Antiguo Testamento, Dios ha ido purificando al hombre partiendo de su propia realidad. Abraham es un politeísta, un religioso natural y Dios le hace salir de su tierra abriéndole un camino.
Finalmente el cristianismo nace con Jesucristo resucitado que se aparece a los apóstoles, les convoca, porque la cruz de Cristo había denunciado como pecadores a todos los apóstoles, que habían abandonado a Jesucristo dispersándose, y se presenta a ellos de nuevo. Allí les da el Espíritu Santo, que es su mismo Espíritu que hace en ellos una nueva creación. Les hace hijos de Dios y les constituye como su Iglesia, que es el Cuerpo de Jesucristo Resucitado.
La Iglesia primitiva aparece en la forma de pequeñas comunidades cristianas, en las que Cristo está vivo a través del Espíritu Santo. Cristo ha sido constituido por Dios Espíritu vivificante, tiene una forma espiritual, vive en ellos y les une. Ha destruido en ellos el cuerpo del pecado, de egoísmo y les ha dado su misma vida, una vida nueva que el Padre le ha dado, y que puede transmitir a otros haciéndoles hijos de Dios y hermanos suyos. Así se constituyó la iglesia primitiva.
Esta Iglesia crea fuertemente los signos de fe y hace decir a los paganos: mirad cómo se aman. Porque este Espíritu es fundamentalmente amor. Pero hay un momento histórico, provocado por los signos que provienen de estas comunida des, en el que el emperador Constantino se convierte al cristianismo, en el 314. Dios permite que, después de tres siglos, la Iglesia, que ha sido preparada en una especie de noviciado, afronte una gran tarea, que es anunciar esta gran noticia, que Jesucristo ha resucitado de la muerte y que el Padre le ha constituido Señor de todo lo que nos destruye y que Él es el Salvador de las naciones, de todas las naciones. Y la forma concreta en la que Dios permite que esto suceda es que la totalidad de las naciones entran en la Iglesia”.
Que pregunten a los chinos o a los nativos americanos si Dios permitió su entrada en la Iglesia en el siglo IV, o a ver si es que no existían en ese siglo.
“Pero es importante tener en cuenta que estas naciones que entran en la Iglesia, entran con toda su religiosidad natural, con todos sus esquemas religiosos. Y así como al principio había un catecumenado de tres o cuatro años para entrar en la Iglesia, catecumenado que era una iniciación a la fe, ahora ya no se puede hacer este catecumenado porque la gente entra en masa. El catecumenado ya no se puede sostener, y entonces lo que hay que hacer es llevar a la gente al cristianismo a partir de los esquemas religiosos paganos que tiene.
Así que si en cada montaña había un templo de Venus, de Apolo, o de quién sea, ¿destruye la Iglesia el templo? No. Lo que hace es quitar la estatua de Júpiter y poner la de Jesucristo (en Sicilia vimos muchos templos paganos anteriores a Jesucristo convertidos en iglesias). Lo primero que se hace en estos templos es una Misa. Entonces la gente en lugar de celebrar culto y fiesta, como acostumbraban a celebrar a sus dioses, celebran fiesta y culto en honor a Jesucristo. Porque la gente no puede permanecer sin culto. Entonces la Iglesia, partiendo del culto pagano de la gente, la conducirá al cristianismo. Así Jesucristo no nació el 24 de diciembre (lo dijo el Papa y salió en todos los periódicos), pero en esa fecha los paganos celebraban el festival del sol (el equinoccio de invierno, cuando el sol comienza a elevarse sobre el horizonte), y era una gran fiesta. Para que la gente no tenga un divorcio entre el culto que celebraba en su vida pagana y el culto cristiano (porque la fiesta la habían celebrado desde la infancia) y las fiestas tienen un gran poder de catequización, la Iglesia lo que hizo fue cristianizar la fiesta sustituyéndola por otra de sabor cristiano en la misma fecha que la pagana. Como si hoy en Rusia el 1 de mayo, fiesta del Trabajo, la iglesia pusiera la fiesta de San José Obrero para celebrar cristianamente lo que celebran los no cristianos”.
Será por eso por lo que el kikianismo asimila las fiestas cristianas, como el domingo de Ramos o la Pascua, pero las kikianiza para darles otro sentido excluyente y exclusivo.
“Con Constantino se abre como un paréntesis que llega hasta nuestros días. Cuando hablo de paréntesis, no me estoy refiriendo a una cosa mala, sino a un tiempo determinado de la Iglesia en el que era necesario que las naciones escuchasen el anuncio del cristianismo, tal como sucedió.
Hoy estamos viviendo otra época, en la que las naciones se salen de la Iglesia y el paréntesis se cierra. Esto es muy importante; si veis la foto de Europa, veréis que pocos países siguen siendo católicos. Toda Escandinavia y todas las naciones del Este han dejado la Iglesia. Alemania, Italia y Francia son estados laicos, donde los cristianos son ya o se están convirtiendo en una minoría”.
¿Quién le contará estas películas a Pako?
“Vivimos este momento de transición, y venimos de un cristianismo vivido a un nivel muy religioso. La misma cosa que Dios hizo con el pueblo de Israel, que no destruyó su religiosidad natural, sino que la fue purificando -especialmente en el exilio en el que purifica los ritos sacrificiales- lo mismo ha hecho la Iglesia con las naciones. Dios no comenzó rechazando los sacrificios de cabras y vacas, sino que partió de ellos para conducir a su pueblo a una liturgia y una espiritualidad más pura. Fue sublimando estos sacrificios cruentos, de modo que en tiempos de Jesucristo la espiritualidad judía ya no está basada en sacrificios de vacas y toros, sino fundamentalmente en la Pascua judía, que es una fiesta que se celebra en familia, que es un sacrificio de alabanza y una oblación”.
Se le olvida que para celebrar la Pascua, los judíos SACRIFICAN un cordero. 
En todo caso, lo que dice es que partiendo de la religiosidad que traigan a cuestas los catecúmenos, ellos, sus kikotistas, les van a conducir a una espiritualidad nueva. Pero quede claro que en ningún caso les van a dejar intacta la que traigan de origen.
"Lo mismo ha ocurrido en la Iglesia. Ha habido una época del cristianismo vivido a un nivel muy religioso y mágico, hoy entramos en una era diferente y tenemos que pasar a un cristianismo vivido en la fe y no en la religiosidad natural. Salir de la religión para entrar en la fe".

jueves, 26 de febrero de 2015

Catequesis de inicio. Día 3 (III)



Tras el rollo de las 'des' (desacralización y descristianización), Pako decidió añadir otro capítulo dedicado a...
“Aquí hablo de la religiosidad natural. Estas personas están viviendo el cristianismo a un nivel de religiosidad natural.
Para entender qué significa vivir el cristianismo en términos de religiosidad natural debe explicarse un poco que es la religiosidad natural. Una cosa es la religiosidad y otra es la fe.
Todo hombre venido a la tierra, ha sentido la necesidad de explicar quién es. El hombre se enfrenta a fenómenos que le superan: tempestades, enferme-dades, la muerte, etc., y ha tenido la necesidad de ponerse a cubierto, de protegerse a sí mismo, de contrarrestar de alguna manera a estos poderes superiores a él. También tiene que explicarse por qué su hijo enferma y se muere. Tiene que explicarse quién es él y quienes son los demás. Pero por encima de todo lo que necesita es asegurarse, tener seguridad, porque si no te sientes indefenso ante la naturaleza adversa.
En cuanto aparece el hombre sobre la tierra, aparecen los signos de la religión. Así que lo que se debería estudiar como cosa extraordinaria es el ateísmo y no la religiosidad.
El hombre no acepta la inseguridad. Porque tiene necesidad de vivir tranquilo. Necesita protegerse de las enfermedades, tempestades, catástrofes, ciclones, etc.
Entonces intentará por cualquier medio ofrecer sus servicios al autor de todas estas cosas, para que no le sea contrario, hacer como sea un contrato con quien está detrás de todos estos extraños sucesos, porque piensa que detrás de todas esas cosas hay "una mano potente" (como dicen los gitanos), alguien que lo ha creado todo, y que lo dirige. Como el hombre con su razón ordena todas las cosas, imagina una mente ordenadora superior que lo domina todo”.
¿Se ve por donde va? Cuando el hombre usa su razón, la que Dios le ha dado, la que le diferencia de todos los demás seres vivos, la que le aproxima a Dios, entonces, según Pako Gómez, lo que hace es ‘imaginarse’ un Dios; porque con la razón no se llega a la fe, según él, pues la fe sólo viene por un oído carente de razón.

¿Fe o mercadeo?
“Para protegerse de las desgracias deben encontrar un lugar donde poder hablar con esta mente ordenadora, dueño absoluto de las tormentas, de la enfermedad, etc. Así nació la religiosidad natural. Cuando el hombre llega a una montaña y ve una piedra que le causa terror porque parece caída del cielo (todas las religiones tienen piedras y montañas sagradas), cree haber encontrado el lugar donde Dios está más cercano y podrá oírle mejor. Cuando el hombre ha encontrado un "axis mundi" (un eje que une el cielo y la tierra) inmediatamente ha creado una religión, ha hecho un templo, ha levantado un altar, ha colocado a un sacerdote. Ha encontrado un lugar donde poder decir: Señor mío, mi hijo está enfermo, sálvamelo; o, he gastado todos los ahorros para comprar cinco cerdos, te juro que si no se me muere ninguno este año, como se me murieron el año pasado y casi me arruino, iré andando descalzo hasta el valle, ida y vuelta, a costa de quedarme sin pies. Y lo hace. Estas cosas el hombre las hace desde el principio de la historia. Si salvas a mi hijo... te prometo cincuenta velas durante un año completo. Esto nos ha sucedido a ti y a mí, siempre ha sucedido con el hombre”.
Así, sibilinamente, dispone Pako porque le da la gana, que hasta que llegó él lo que han hecho todos los hombres de todos los tiempos es mercadear con Dios.
El hombre cuando descubre a este Ser superior, necesita rendirlo para que le sea propicio. Aparece la religión. (Religión viene de religar, unir al hombre con Dios). El hombre erige un altar para conectar con Dios; un altar puro, la piedra más perfecta. Lleva fuego y lo purifica; lleva animales y los sacrifica para que el aroma se eleve a Dios. Piensa: ya que tomé un cordero que me ha costado mucho dinero y se lo ofrecí, Él, a cambio, me beneficiará en otras cosas. Esto se encuentra en todas las religiones. Son los rudimentos de la religiosidad natural.
En este esquema religioso lo que es sacrosanto es el templo y todo lo que tenga que ver con ello, el altar, el sacerdote, y todo lo que se ofrece a Dios. Hay una gran diferencia entre estas cosas que son puras y todo lo demás que es impuro.
Ahora, digo yo, ¿este esquema es el cristianismo? Lo que he descrito es sólo un rudimento de religiosidad, pero con la historia se va perfeccionando. ¿Es esto el cristianismo? Sin lugar a dudas no. Veámoslo”.
Lo que es, es el judaísmo. Aquí habría venido bien una imagen del muro de las lamentaciones, pero no me apetece buscarla.
“En el cristianismo no hay templo, ni altar, ni sacerdotes, en el sentido de la religiosidad natural.
No hay templo en el sentido de lugar sagrado, en el que se realiza un culto sagrado, la casa de Dios en la que Él habita, mientras que el resto son lugares profanos. El templo en el cristianismo somos los cristianos. Le dice la samaritana a Jesús: dónde se debe adorar a Dios en el Monte Garizim (como dicen los samaritanos) o el templo de Jerusalén. Y Jesús responde: Ya vienen los verdaderos adoradores que mi padre quiere; no se adorará más ni en el monte Garizim ni en Jerusalén, sino en espíritu y en verdad. Jesucristo también dice: yo destruiré este templo y en tres días lo reconstruiré (en referencia al templo de su cuerpo). De hecho el templo en el cristianismo es Cristo ¿Y dónde está Cristo? en la Iglesia... pero la iglesia no es el templo de piedra, la iglesia somos los cristianos. Somos el templo vivo del Espíritu Santo".
Sospecho que lo de los verdaderos adoradores va por los cristianos, pero no por los kikianos, que necesitan su sala-uterokikokumenium para poder adorar a Dios.
Corpus Christi: ¿religiosidad natural o fe?
"Del mismo modo en el cristianismo no hay altar, en el sentido de una piedra sagrada a la que nadie puede acercarse y mucho menos tocar. Por esto, aquellos de vosotros que habéis vivido el cristianismo en términos de religiosidad natural, tendréis una pequeña experiencia: cuando ibas a Misa, te metías dentro, y si se te ocurría acercarte al tabernáculo sentías el corazón encogido, por qué te acercabas a lo intocable, al lugar donde estaba lo sagrado. Nosotros los cristianos no tenemos altar, porque la única piedra sagrada es Cristo, la Piedra Angular. Así que podemos celebrar la Eucaristía en una mesa, y la podemos celebrar en una plaza, en el campo y donde nos guste. No tenemos un lugar donde exclusivamente se deba celebrar el culto.
Ni siquiera tenemos sacerdotes en el sentido de personas que están aparte de todos los demás, porque en nuestro nombre entran en contacto con la divinidad. Porque nuestro sacerdote, quien intercede por nosotros, es Cristo. Y ya que somos su cuerpo, todos somos sacerdotes. Toda la Iglesia es sacerdotal en el sentido de que intercede por el mundo. Es cierto que este sacerdocio se hace visible en un servicio y hay algunos hermanos que son siervos de este sacerdocio, ministros del sacerdocio. En el Nuevo Testamento no se utiliza la palabra sacerdote más que referida a Cristo; en cambio se habla de apóstoles y presbíteros”.
¿A qué clase de Nuevo Testamento se referirá Pako?, porque los Evangelios bien que hablan de sacerdotes de los judíos.

Misma fiesta Corpus Christi: ¿Y ahora, religiosidad natural o fe?
“Pero lo más importante de la religiosidad natural es que tiene un esquema desde abajo hacia arriba. Es un intento del hombre de ponerse a cubierto de cualquier tipo de desastre. En la religiosidad el hombre intenta servirse de Dios para alcanzar su ideal de felicidad. Este es el punto importante. Él quiere que su hija sea buena, que engorde el ganado, tener mucho dinero. Y para lograrlo intenta servirse de Dios. En el cristianismo no es así. El cristianismo no parte de la iniciativa del hombre que lo inventó. El cristianismo es al contrario. Viene del cielo. Es Dios quien toma la iniciativa. Si lees el Antiguo Testamento verás que lo que hay en el fondo es el intento de Dios para sacar al hombre de su egoísmo, de la perversión que ha hecho con la religión, del intento del hombre de atrapar a Dios y ponerle a su servicio, que en el fondo es lo que quieren las religiones. Y por esta razón en la Biblia Dios se aparece a Abraham y le dice: Ponte en camino. Es Dios quien toma la iniciativa. Y cuando el pueblo se olvida de Dios, interviene con poder para llamarles a conversión. En la religiosidad natural cuando las cosas van bien el hombre no se preocupa de Dios, pero cuando ocurre alguna desgracia se va corriendo al templo. Lo mismo te sucede a ti: estás de vacaciones y ni siquiera te acuerdas de ir a Misa, sin embargo, si enferma una hija...”
En el cristianismo la iniciativa viene de Dios, porque Jesucristo viene del padre, que nos lo envía a nosotros.
En el cristianismo el hombre no pone a Dios a su propio beneficio y servicio, por el contrario, está al servicio de Dios, sirve a Dios. Un cristiano no reclamará a Dios la curación de una enfermedad, porque para él la enfermedad tiene un nuevo sentido; no es algo malo, porque para el cristiano todo es gracia y todo es amor. El mal tiene significado de mal sólo para los paganos.
En el cristianismo es Dios quien marca el camino. La felicidad no viene de la salud, sino del hecho de que Dios te ama y se ha hecho tu hermano para que Dios esté contigo.
Esto es en breve la diferencia entre cristianismo y religiosidad natural”.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Catequesis de inicio. Día 3 (II)

Sigue Pako empeñado en su tesis de que la Iglesia (y el Espíritu Santo que le da el ser) no dan una a derechas:


"Ante el hombre socialista, la Iglesia ha cometido otro error. También ha empleado sus propias técnicas. Si el socialista se organiza en grupos, en células de acción revolucionaria obrera, pensamos: Tal vez tengan razón. Y hemos creado nosotros mismos células de acción católica obrera. Si hablan mucho de la justicia, nosotros no vamos a ser menos. La diferencia entre los grupos de los primeros y de los segundos es que los primeros no rezan y los segundos sí (cuando rezan). Pero sucede algo muy importante: lo que une, lo que mantiene unidos a estos grupos católicos de acción social es la acción social, la acción revolucionaria, el cambio de estructuras, el hecho de reconocer que el hombre está oprimido por estructuras injustas, etc. Lo que cada grupo entiende a su manera, porque hay grupos extremistas y otros que no lo son tanto. Pero todos se orquestan en torno a la acción social y reemplazan a Jesucristo resucitado el único que hace y convoca a la Iglesia, el que cumple con todo el Siervo de Yahvé, el Justo, con la acción social. El cristianismo de estos grupos es sólo un barniz.
Iglesia post-moderna, barnizada, psicoanalista y crítica
Resultado: un estado de confusión en la Iglesia en el que ya no se sabe qué grupos son católicos y cuales no. No hay diferencia. Generalmente la gente más seria de estos grupos de acción católica obrera termina entrando en grupos socialistas, y dejando la Iglesia. (…) Y dado que una acción revolu-cionaria seria no se hace sin odio, estos grupos terminan como terminan. A fuerza de criticar, se llenan de odio en el cuerpo (empujar al pueblo contra los gobernantes y contra el sistema que los oprime, requiere odiar), y entonces lo único que hacen es criticar empezando por el obispo hasta el último hombre. Y entonces se desacralizan. Desaparece la liturgia. Nada de cantos, porque no estamos de fiesta, estamos de luto por las injusticias de los hermanos oprimidos, etc.
Estos son hechos que hemos sufrido por dos motivos. Hay una buena intención de fondo, catequizar al hombre de hoy, acercándose a él, poniéndose a su nivel, pero sin darse cuenta, se encontró que en lugar de catequizarle, nosotros hemos sido catequizados. Y nosotros hemos creído en su realidad.
Sin duda, la culpa en el universo kikil, es de los curas
(…) Todos estos grupos siempre están dirigidos por un sacerdote que ha estudiado mucha psicología y que ha leído mucho, que es el que los maneja. Es terrible, os lo aseguro, escuchar a estos grupos.
(…) Lo que mancha al hombre no es lo que viene de fuera (lo dice claramente Jesucristo), sino lo que está dentro del corazón del hombre, no son las estructuras que cambiar lo que degenera hombre.
(…) Sé muy bien que no sirve de nada cambiar una sociedad externamente, si no cambia la gente. Si las personas no eliminan de lo más profundo del corazón el egoísmo, el ser el centro del universo, el que su ombligo sea el axis del mundo, que él sea el rey del universo, que no acepta las cosas si no son como él piensa, de nada sirve cambiar las estructuras. Del corazón egoísta del hombre sale el robo, el asesinato, el adulterio, la fornicación, y todo lo demás.
Un hombre se acercó a Jesús y le dijo: di a mi hermano que reparta conmigo la herencia (cfr. Lc 12,13-21). (…) El hombre que se viene a Jesucristo se quedó sin dinero porque su hermano se lo ha llevado todo. Jesús le responde: ¿Quién me ha nombrado juez entre vosotros? Y continúa: guardaos de toda avaricia, porque la vida no está garantizada por la abundancia de bienes.
Jesucristo va al fondo de la cuestión. Cuando uno es capaz de robar a su hermano de sangre todo el dinero y el otro es capaz de acusarle por recuperarlo, ¿por qué lo hacen? Jesucristo dice: están equivocados los dos, porque ambos creen que la vida está en las riquezas; ambos son idólatras, porque la vida no está garantizada por la abundancia de bienes. Al primero Jesucristo le dice: te engañas, porque eres capaz de matar a otro por dinero, porque para ti el dinero es tu dios y tu vida. Y al otro, te engañas, porque por haber sido robado, eres capaz de denunciar a su hermano, buscando a gente influyente para que reparta el dinero, todo porque tú también crees que la vida está asegurada.
Dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia
Para nosotros, ¿cuál es el problema radical del hombre, cuál es el mal profundo? Lo dijimos hablando de Adán y Eva. El hombre es esclavo por el miedo a la muerte. Por eso busca la vida. (…) La vida no está garantizada por la abundancia de bienes, dice Jesús, y expone una parábola (cf Lc.12,16 ss.). Un hombre tenía muchas posesiones y tierras. Un año tuvo una gran cosecha y se dijo ¿qué haré? Destruiré todos mis graneros para construir otros mucho más grandes, ampliaré mi negocio, voy a trabajar veinte horas al día para almacenar la cosecha entera. Así lo hace, y finalmente tiene una cosecha inmensa, enormes graneros, muchísimo dinero. Entonces le dice a su alma: descansa, come, banquetea, diviértete, porque tienes bienes en abundancia. Dice el Señor: Necio, esta noche se te reclamará el alma; trabajaste sudando como un negro, pasaste tres meses sin dormir, haciendo el trabajo a todo ritmo y pensaste, ahora a comer, beber, banquetear. Necio, esta noche vas a entregar el alma; ¿para quien será todo lo que has acumulado? Seguramente para tus primos que lo malgastarán todo.
El hombre es esclavizado por el temor a la muerte. Ha experimentado la muerte, porque comió del árbol, que es símbolo del pecado, teme a la muerte y busca la vida. El hombre existe porque Dios le ama; Dios da el ser al hombre amándole. El maligno dice al hombre (cfr.Gen.3): Dios no te ama; no morirás si comes del árbol, sino que Dios sabe muy bien que el día que comas del árbol serás como él, conocedor del bien y del mal, y (…) no quiere que seas como él. Eva acepta esta catequesis que le da el maligno, que Dios no es amor, que es celoso, que impone al hombre la ley natural para limitarlo, para que no sea como Él, para que no llegue a su capacidad máxima. Eva acepta esta catequesis y ve que el fruto es bueno, deseable a los ojos y maravilloso para adquirir sabiduría y come.
Eva somos tú y yo. Comer, pecar es hacer un sacramento por el cual decimos amén a la catequesis del maligno. Cuando tú, yo, cualquiera, pecamos, aceptamos que Dios no existe, que Dios no es amor.
Pero dado que existimos porque Dios nos ama, si aceptamos que Dios no nos ama, ¿quién nos ha creado? ¿quién somos? Dejamos de ser de inmediato.
(…) Morir significa no ser amado. El hombre desde este momento busca la vida en el amor. Por esto el dinero y el afecto están unidos, como dice la psicología actual. El hombre cuando tiene dinero trata de ganar prestigio, trata de asegurarse de ser amado, trata de ser, en busca de la vida. Es por esto que Jesucristo dice: guardaos de toda avaricia, la vida no está asegurada por la abundancia de bienes. El hombre busca la vida en los bienes. (Por esto en la comunidad venderéis los bienes. No le digas esto a la gente, porque si no se largaría a la carrera).
Esto explica las injusticias. Si el hombre es así, necesariamente tratará de explotar y robar a los demás para ganar dinero y asegurarse la vida. Pero si a este hombre tú le das la vida eterna, a través del poder de Jesucristo, lo liberas de la muerte, lo liberas de inmediato, incluso de cometer alguna injusticia. Has quitado de su corazón la fuente de sus injusticias.
Descristianización
Llamamos así a un proceso que advertimos en la Iglesia, en su interior, de pérdida del sentido cristiano.
Es gente que va a Misa el domingo y que así lo dice, pero para quienes eso no tiene ninguna influencia en su vida. Continúan siendo los burgueses de siempre. Son aquellos hombres cuyos ideales son la honestidad en el trabajo, la seguridad de su familia, tener televisión, los hijos que estudien en la universidad, gozar de cierto prestigio, vivir bien sin complicarse demasiado la vida. Este hombre tiene una vida mezquina, sin arriesgar nada. La familia antes que nada, y el hijo que haga una buena carrera. Es un hombre muy honesto y trabajador.
A esto se han reducido, para mucha gente, los valores cristianos. Este señor que es cristiano y va a Misa, nunca dirá a su hijo: hijo mío, busca a Dios... ¡Impensable! Le dirá: estudia, hijo, estudia, que es lo más importante. Ni le dirá nunca: busca el sentido de tu vida, sino: si necesitas tener experiencia de trabajo, trabaja. Tal vez lo diga con los labios, pero en el fondo lo que quiere es que su hijo estudie mucho y tenga las mejores notas, porque su hijo es su hijo. Su hijo está en función suya.
Cinismo: Diógenes busca un hombre, Pako un cristiano
Este hombre no es cristiano para nada. Para él para ir a Misa es una tranquilidad, le completa le "viste bien". Es tan cobarde que no se permite ser ateo, porque no está bien. También tiene mucho miedo, si por casualidad hay otra vida... Él quiere asegurarse todo.
En la parroquia, hay muchas Misas, muchas comuniones, todo lo que quieras, pero el cristianismo no se ve por ninguna parte. Uno lee el evangelio y piensan que es una utopía. Este hombre te dice: no, no, el Evangelio está muy bien, pero... yo no soy Jesucristo ni un santo.
No juzgamos a esta gente porque somos tú y yo".
¡Anda que no!
"Este divorcio entre religión y vida es muy grave, porque provoca la risa en aquellos de quienes hemos hablado en la primera parte, los hombres pragmáticos que no creen en monsergas. (…) Los padres no ofrecen a sus hijos nada que les interese. Todo lo que el Padre tiene para ofrecer, al hijo le da náuseas, porque la vida de su padre en el fondo es una vida de fracaso. Porque es un hombre que trabaja muchísimo, que está de espaldas al mundo, que tiene sus propias ideas, muy desilusionado por la realidad de la postguerra. Este hombre nunca habla de Dios. Pensad vosotros cuantas  veces habéis hablado de Dios antes de estar en el camino. Tal vez hablar de Dios de un modo intolerante, pero de Dios operante en la vida o en la historia, no. ¿Por qué? Porque no eres cristiano. Porque estamos en una situación en la que no hemos sido catequizados, cristianizados. No había realmente una iniciación a la fe. Habíamos recibido unas catequesis de primera comunión. Luego algunos estudiaron religión como asignatura en la escuela, y así podían todavía llevar el vestido de primera comunión bajo la camisa. Este vestidito es pequeño. ¿Qué es este vestido? Los Diez Mandamientos, creer en los dogmas y poco más. ¿Los mandamientos: No robar, no matar, etc.? Los cumplo. ¿Creer en los dogmas? No entiendo una palabra, pero creo. ¿Que la Virgen María era virgen? Yo lo creo. Yo creo en todo lo que dice la Santa Madre Iglesia. ¿Que Cristo murió por nuestros pecados? Yo lo creo. ¿Confesión de vez en cuando? Claro. Estamos todos muy burgueses y confortables y en general vamos a  misa de doce.
Esto no debéis decírselo a la gente. Esto que digo. Esto lo digo para vosotros. La verdad es que nos hemos hecho adultos sin que ninguno haya madurado en la fe, sin haber escuchado la Palabra que escucha Abraham, el Dios que ha venido a su encuentro y lo ha puesto en camino con una Palabra: Deja tu tierra y tu parentela y ve a la tierra que yo te daré".